Trece

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Cuando me desperté, el sol brillaba con fuerza al otro lado de la ventana, y unas pequeñas nubes recorrían el cielo a gran velocidad

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Cuando me desperté, el sol brillaba con fuerza al otro lado de la ventana, y unas pequeñas nubes recorrían el cielo a gran velocidad. El viento sacudía las copas de los árboles con tanta fuerza que parecía que todo el bosque fuera a deshacerse.

Jacob tenía equipo para acampar de sobra, resultó ser bastante beneficioso para el plan que los lobos y los vampiros habían acordado.
Jacob tomó un saco de plumas, una tienda de campaña pequeña y varios botes de comida deshidratada, sonrió al reparar en la cara de asco que puse al verlas, y lo metió todo en una mochila.

-¿Estás bien? - me preguntó Jacob, estaba segura que su pregunta se debía al tono pálido que debía tener mi rostro.

-Eso creo - susurré.

-No te preocupes por Charlie, Isa -me aseguró Jacob-. Mi padre no permitirá que nada le pasé, lo mantendrá alejado.

-Sí, ya sé que Charlie estará bien -dije aún en voz baja, no dudaba ni un poco de la capacidad de Billy para mantenerlo lejos de la pelea

-¿Qué te preocupa entonces? - preguntó el licántropo dejando de la do la mochila que estaba preparando para acercarse a mí. - Sabes que puedes decirme.

-Lo se - tomé una de sus manos y comencé a comparar la mía con ella. Su mano era notablemente más grande, también estaba mucho más áspera - es solo que me siento inútil - confesé - todos se están poniendo en peligro y yo no puedo hacer nada.

Con el pulgar de su mano libre secó las lágrimas que no tenía idea en qué momento habían comenzado a salir de mis ojos.
-No va a pasar nada, ya verás - intentó tranquilizarme - todos tendremos cuidado.

-Todo en esta situación es horrible - le mencioné. Jacob río con frialdad.

Ya casi era hora de irnos, Emily había mandado a todos fuera alegando que si ellos comían primero no dejarían nada para mí

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Ya casi era hora de irnos, Emily había mandado a todos fuera alegando que si ellos comían primero no dejarían nada para mí. Ambas estábamos sentadas en la mesa, una frente a la otra. Yo veía con aprensión un pastelillo en mi mano. No creía poder probar bocado, estaba demasiado preocupada.

-¿Así te sientes siempre? - le pregunté repentinamente levantando la mirada del pastelillo.

-¿Así cómo, Isa? - me preguntó ella tranquilamente.

Ser Bella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora