—Edward — susurré. El vampiro melodramatico había entrado sin permiso, cómo siempre, por la ventana de mi habitación.
—Bella — dijo en un tono de voz suave pero compungido.
—¿No sabes usar la puerta? — pregunté molesta en cuanto me recuperé de la sorpresa que me supuso su inesperada irrupción.
—Necesito decirte algo — dijo ignorando por completo mi pregunta.
—¿Y por eso entras por mi ventana? — me quejé— Voy a terminar poniéndome barrotes.
—Bella —me llamo el vampiro — Solo escúchame y no interrumpas, por favor.
Reflexione un segundo y terminé por asentir.—Puedo ver que ya no sientes nada por mí.
¿Puede ver? Pero si yo se lo dije claramente.— Tú amas a Jacob, y yo estoy dispuesto a dejarte ser feliz.
¿Y esté quien se cree?
Yo voy a ser feliz con y cuando quiera. No le estoy pidiendo permiso.— Ahora que se que no correspondes a mis sentimientos, no hay nada que me retenga aquí — hizo una pausa. — Nos iremos de Forks, buscaremos otro lugar más alejado para iniciar de nuevo. Un lugar más solitario para que Bree se acostumbre a su nueva vida.
Se quedó en silencio, parecía esperar una respuesta de mi parte. Suspiré.
—Les deseo lo mejor — me acerque, él no se alejó, al contrario, caminó un par de pasos hacía mí — Realmente espero, Edward, que encuentres lo que sea que estés buscando.— Que seas muy feliz, Bella — me susurró.
—Lo sere — le dije igualmente en un susurro para luego abrazarle.
Cuando lo solté, me dió una débil sonrisa y desapareció. Dejando como estela una ráfaga de viento. Mi cabello suelto ondeo por unos segundos por dicha ráfaga. La sonrisa en mi rostro se ensanchó.
Me sentía en paz, por fin le había dado un cierre a esa etapa de la vida de Isabella. Una etapa que daba inicio a una nueva, una nueva dónde yo sería la que tomaría mis decisiones, dónde viviría de acuerdo a mí misma y no a resolver los problemas que la antigua Isabella había dejado.5 años después
—Paul, ¿Esa es tu definición de formal? — le pregunté al moreno al verlo llegar con una camisa blanca simple y unos jeans azul desgastado.
—¿Qué tiene de malo? — preguntó él, mirando su ropa y luego a mí.
—Nada, olvídalo — dije resignada.
Habían pasado ya cinco años desde que inicie la universidad. El tiempo se había pasado volando. En ese momento mi mente aun no era capaz de asimilar siquiera el hecho que estaba a momentos de graduarme.
Mi graduación sería en el auditorio de la Universidad de Seattle Pacific. Por ende, mi padre se había tomado unos días libres de su trabajo como sheriff para acompañarme en éste día. A mi padre lo acompañaba Sue, su actual pareja.
Mi madre, René, y su esposo, Phil, también estaban aquí. Phil había tenido un pequeño periodo de descanzo en el equipo de béisbol en el que jugaba y ambos habían aprovechado para asistir a mi graduación.
Quiénes también estaban aquí eran Paul, Leah, Seth, Jacob y Billy. Durante el transcurso de estos cinco años mi relación con Jacob continúo de maravilla y se transformó en una relación formal. Solía conducir hasta Forks los fines de semana para verlo, a él y a Charlie. En alguno de esos fines de semana, no sabría decir cuál, comencé a entablar relación con Leah, quien resultó ser una chica muy simpática, un poco temperamental, pero simpática. Ella y Paul eran los mejores amigos que pudiera desear, algo molestos, pero geniales. A mí vida se le agregaba la dosis de ternura cortesía de Seth, el menor de los Clearwater.La vida en Forks fue notablemente más tranquila luego de que los Cullen se marcharán, o quizá fue el hecho de que me marchará yo. Nunca lo sabremos.
Pero el punto es que los problemas sobrenaturales del pueblo disminuyeron en gran manera. La manada ya había controlado su fase y habían comenzado a envejecer, cosa que era especialmente positiva para mí, ya que de esa forma no parecía pederasta.Otro de los sucesos recientes fue la boda de Emily y Sam, dónde fuí dama de honor. La pareja estaba realmente feliz, y lo fueron aún más con la llegada de la pequeña Samira, idea de Emily. Sam delegó su puesto como alfa a Jacob en el momento en que se enteró del embarazo de Emily.
—¿Estás nerviosa? — me preguntó Leah sacándome de mis pensamientos e interrumpiendo mi gran momento como narradora.
— Para nada — dije con ironía.
— Tranquila, solamente debes subir al escenario y recibir tu diploma — su intento de tranquilizarme habría funcionado de no ser porque continúo balbuceando— frente a muchas personas, y lo más probable es que con tu suerte caerás de cara al suelo mientras subes...
— Eso no me ayuda — me quejé mientras me abanicaba con las manos.
—Lo siento, no lo pensé antes de decirlo — dijo ella con una mueca. Si, sin duda tenía los mejores amigos.
— No vas a tropezar — dijo una voz ronca detrás de mí.
— ¿Cómo estás tan seguro? — le pregunté a Jacob dándome la vuelta para verle.
— No lo estoy — dijo él sonriendo — ,pero dicen que si repites mucho algo puede que te lo creas.
Estoy segura que en ese instante mi cara era un poema porque enseguida se rió y dejó un corto beso en mis labios.El rato pasó y todos se fueron a acomodar entre el público mientras yo me moría de nervios entre los otros graduados. Creí tener un dejavu cuando un prefecto comenzó a acomodarnos en orden alfabético.
La ceremonia pasó sin contratiempos, aunque mi mente estaba más concentrada en pensar tonterías como quién ganaría en una pelea entre Dende de dragon ball y Yoda de Star Wars, o si a Carmen realmente se le perdió la cadenita o se la robaron en Tepito.El director comenzó a llamarnos uno por uno sin apenas pausa entre un nombre y otro, este hombre si que tenía buenos pulmones, probablemente hacia freestyle en su tiempo libre.
La primera fila se apresuró para recoger el diploma.
Me levanté del asiento en cuanto oí pronunciar mi nombre, a la espera de que avanzara la fila que tenía delante de mí. Me percaté de los vítores que se levantaron en la parte posterior del auditorio y miré a mi alrededor hasta ver a mis invitados que, de pie, lanzaban gritos de ánimo. Les dedique una sonrisa resplandeciente.
El director terminó de pronunciar la lista de nombres y pasó a repartir los diplomas con una sonrisa tímida.
—Felicidades, señorita Stewart —farfulló cuando la chica pelirroja a mi lado tomó el suyo.—Felicidades, señorita Swan —dijo mientras depositaba el diploma en mi mano. El hombre continuaba sonriendo, aunque su sonrisa era tan falsa como las promesas de un político en campaña.
—Gracias —murmuré.
Y eso fue todo.
Avancé junto a mi compañera pelirroja para ponerme con el resto de los graduados. Ella tenía los ojos rojos y la cara llena de lágrimas que se secaba con la manga de la toga. El director dijo algo parecido a "felicidades" y "buena suerte en la vida", y todo el mundo a mi alrededor gritó y chilló. Todos lanzaron al aire los birretes. Afortunadamente para mí está vez si logré quitarmelo a tiempo y lanzarlo al mismo tiempo que los demás.
Un chillido resonó en el lugar cuando un birrete golpeó a alguien en la cabeza, algo en mi interior sabía que ese birrete había sido el mío.Bueno, les quiero dar las gracias por leer la historia, esté es el final. Estoy considerando escribir un par de extras, pero no puedo asegurar nada.
Dejando eso de lado, me gustaría conocer su opinión en cuanto al tipo de narración. Los que hayan leído alguna de mis otras historias sabrán que suelo escribir en tercera persona, está es la primera historia que escribo en primera y me gustaría saber que tal quedó.
PD: Feliz día de la independencia de México (es mañana pero se los digo adelantado)
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Ser Bella Swan
FanfictionJazmín siempre se había considerado común. Había tenido una familia común, una adolescencia común. ¿Por qué diablos no podía tener una muerte común? Jazmín estaba segura que ser atropellada y despertar en el cuerpo de la protagonista de una saga de...