Tres

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Reinó una oscuridad absoluta en cuanto apagué las luces del coche

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Reinó una oscuridad absoluta en cuanto apagué las luces del coche.
Sentí una punzada de duda al mirar hacia la casa, sumergida en las sombras. ¿Qué ocurriría si esto resultara no ser como en la saga? ¿Y si repentinamente aparecía Jason con su maldita cierra eléctrica y me asesinaba?
Mierda, ¿Cómo es que no lo había pensado antes?

Volví la vista atrás, hacia el coche negro, casi invisible en la noche. No.
Tenía que hacerlo.
Sin embargo, cuando alcé la mano para recoger la llave que se encontraba en la parte superior de la puerta, las manos me temblaban aún más que antes.
El pomo giró fácilmente cuando lo moví para abrir. El vestíbulo estaba en
tinieblas. Hubiera querido saludar en voz alta, pero tenía la garganta demasiado seca y miedo a que algún fantasma me contestará. Apenas parecía capaz de respirar.

Me adentré un paso en la casa y manoteé en busca del interruptor. Estaba tan oscuro como la espesura de una noche sin estrellas… Bueno la verdad es que no veía nada y lo último solo lo pensé para sonar filosófica. Si iba a morir, iba a narrar mi muerte de una forma elegante.

La luz se encendió, a pesar de que mi mano helada aún no había encontrado el interruptor.
Parpadeé bajo la luminosidad repentina y vi que alguien estaba allí,
aguardándome.

Mi visitante esperó en el centro del vestíbulo, hermosa hasta lo increíble,
pálida y absolutamente inmóvil, sin apartar sus penetrantes ojazos negros de mi rostro.
Me temblaron las rodillas durante un segundo y estuve a punto de caerme.

–¿Bella? – había una extraña mezcla de alivio y confusión en su voz.

La miré cuidadosamente. Mi imaginación no le había hecho justicia en absoluto.
Alice tenía el cuello rígido al tiempo que apretaba los labios firmemente. Los ojos se le habían vuelto oscuros como la brea.

–¡Oh! – bufé al percatarme del problema. Estaba sedienta y yo olía de un modo apetecible. No tenía idea de cómo reaccionar. Nunca antes había sido vista como banco de sangre con patas.

–Ha pasado ya mucho tiempo desde que salí de caza. No debería permitirme estar tan sedienta, pero hoy tenía mucha prisa -me dirigió una mirada deslumbrante-. Y hablando del tema, ¿podrías explicarme cómo es que estás viva?

— Pues algunos creen que se debe a la evolución, ya sabes eso de que venimos del mono y ...

— No me refiero a eso, Bella.

— Oh bueno, entonces la cosa es un poquito más difícil de explicar, a ver, cuando papá y mamá se quieren mucho...

— Bella, Esto no es divertido— dijo la vampira, yo lo sabía pero no podía evitar decir estupideces al estar nerviosa, era parte de mí. — Te vi saltar.

Apreté los labios mientras pensaba en una explicación en la que no pareciera tan chiflada.

Alice sacudió la cabeza.
—Le dije que esto terminaría ocurriendo, pero no me creyó. «Bella me lo prometió» —arremedó su voz —. «Ni se te ocurra seguir mirando en su futuro» -continúo ella, imitándolo-. «Ya le hemos hecho bastante daño.»

Ser Bella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora