Parte 8

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Eran las 3 de la madrugada y Snape seguía sin aparecer. Llevaban ya tres días con la misma dinámica.

Cuando Ron se marchaba a la academia, el profesor salía de su habitación, se calzaba las zapatillas de deporte y se marchaba sin decir a donde. Hermione se quedaba sola en casa la mayor parte del tiempo. Se dedicaba ha hacer las tareas domesticas, leía un poco, ocasionalmente salía a la compra...

El profesor no aparecía hasta la hora de la comida. Se sentaba frente a ella y ambos comían en un incómodo silencio. Algunas veces comía solo en la cocina mientras Hermione hacía lo propio en el salón. Luego él se encerraba en su cuarto y no salía hasta que Ron ya estaba en la casa tras su jornada en la academia de aurores. Se acicalaba y se marchaba antes de la cena hasta bien entrada la madrugada.

La primera noche que salió fuera, Hermione le oyó llegar muy tarde. Ella estaba en la cama intentando dormir pero no lograba conciliar el sueño.

Había intentado tener una noche picante con su prometido pero todo había resultado ser un fracaso estrepitoso.

Ella se mostró muy participativa y tomó la iniciativa casi en todo momento pero por más que se esforzase no lograba alcanzar el orgasmo. No podía dejar la mente en blanco y disfrutar del momento. Sus pensamientos eran enteramente ocupados por el oscuro mago que en esos momentos estaba Dios sabe donde, haciendo Dios sabe qué y con Dios sabe quien...

Ron creyendo que cumplió como un autentico campeón, se quedó dormido poco después al lado de una molesta y frustrada Hermione.

No molesta con él, esta vez no. Esta vez la culpa era sólo de ella y de esos oscuros pensamientos sobre Severus Snape.

Cada vez que el profesor se marchaba, unos celos irracionales se apoderaban de la castaña.

El cumplía a rajatabla la promesa de mantener las distancias con ella y ella secretamente se lo agradecía ya que estaba convencida de que si no fuese así, habría hecho alguna tontería dejándose llevar por sus más bajos instintos.

Hermione había pasado esos días por varias fases hasta llegar al punto en el que se encontraba ahora, la aceptación.

Tras meditarlo largo y tendido, no le quedaba más remedio que admitir que sí sentía algo por ese hombre. Snape había despertado en ella un interés y una atracción casi animal y eso era un problema. Uno muy gordo.

Ron, vivía completamente ajeno a todo lo que ocurría entre esas paredes.

Hermione sabía que en algún momento tendría que coger al toro por los cuernos y afrontar la situación como la adulta que era pero realmente se sentía perdida y no sabía ni por donde comenzar.

Su vida perfectamente planificada se desmoronaba por momentos.

Ya no sentía esa "chispa" que se suponía debía de sentir con su prometido, no quería ni oír hablar de los preparativos de la boda... Se sentía una persona horrible al pensar todo eso. Pero Snape la hacía sentir viva de nuevo. Cuando la miraba, aunque fuese con una mueca de desagrado, su estomago se llenaba de mariposas que revoloteaban sin control. Con un roce accidental era capaz de encender en ella una pasión que no creía posible, se sentía atraída por él como si fuesen imanes... Y ella estaba convencida de que él sentía algo parecido por ella. Pondría la mano en el fuego por ello y no se quemaría pero el profesor era muy prudente y prefería mantener las distancias aunque eso a ella la quemase por dentro.

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