𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐞

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¿Héroe o villana?
Omnisciente.

Ella sostenía en sus manos aquella arma. Su cabello yacía amarrado completamente en una alta coleta, mientras que caminaba firmemente detrás de esos soldados. Su mirada estaba opaca, vacía por sus acciones tan frías y sedentarias a las personas que amaba. Nadie podía entender lo que Ainara estaba sintiendo, mucho menos lo que pensaba. Ella dejó atrás los barrotes, donde cada uno de sus amigos le miraron con desilusión, pero ella ni siquiera les miró. El ambiente estaba impactado, sin poder tener credibilidad de lo que ella estaba haciendo. Tanto los que crecieron con ella, como los que llegaron después, no podían simplemente creerlo. Ella era la hija de Erwin Smith, aquel hombre respetado por las tres élites, los mismos que creyeron que se convertiría en lo mismo que fue su padre, pero fallaron en cada una de sus predicciones, Ainara se había convertido algo más allá que ellos no podían entender, tampoco empatizar. Armin estaba escoltado, sometido a unos barrotes de metales que lo separaban de la realidad allá afuera, donde todo el caos se apoderaría de la Isla Paradis sin que ellos supieran. Armin suspiro, en medio de su frustración. Herido, no solo físicamente, también mental. Los demás le miraron, él restregaba su rostro, pero no podían ver como sus lágrimas se escurrían.

Su mejor amigo, la mujer que amaba, ambos perdidos en una oscuridad de la que no podrían salvarles. Bajo la cabeza, escondido en sus pensamientos, mientras que más allá de esos oscuros pasillos, Ainara caminaba aún con su arma. Ella buscaba a Eren entre los soldados, aquel distrito en donde sus amigos crecieron estaba repleto de cada uno de los soldados que le seguían. Sus ojos brotaban la desesperación, también la depresión en la que se sometió tanto tiempo. Ella llevo la mano a su bolsillo, sintiendo el tacto de aquella suave tela. La sujeto fuertemente, hace tanto que no sentía ese pañuelo que su madre le había dejado. Armin no lo sabía, pero ella lo había encontrado entre sus cosas, así como la camiseta manga larga blanca que tenía, era de él, porque quería tener cerca al hombre que amaba, aunque tuviese que destruirlo. Levantó la mirada, donde visualizó cómo aquel soldado sostenía entre los brazos aquella mujer. Ambas se miraron con detenimiento, sin tomar la iniciativa de acercarse. Flotch sostenía a la comandante de la legión de exploración, quien en ese momento no tenía ninguna postura cuerda para poder dar mandatos, ella tan solo estaba ahí, mirando a esa niña que vio crecer, pudrirse en la miseria de sus decisiones.

—¿A donde la llevan?—le preguntó Ainara a Flotch, quien con una seria expresión miró como la mujer de cabello castaño oscuro miraba a quien fue su comandante.

—Dijiste que no sabías dónde estaba la ubicación del capitán Levi, así que ella nos llevará.—expresó este, mientras que Hange miraba confusa a Ainara, quien claramente si sabía la ubicación de aquel capitán, ¿lo protegía?—Tú quédate aquí.—pidió él.

—Tú no me das órdenes. Recuérdalo.—musitó ella con frialdad, viéndolo a los ojos.

—Espera.—se detuvo en seco ante escuchar la voz de la comandante Hange, quien la miraba afligida.—¿Por qué?—le preguntó con tristeza.—Tú no eres así, ¿por qué estás haciendo esto?—volvió a preguntarle, afligida por lo que veía, esa niña era el brillo del sol y ahora, solo una nube gris.—No importa si quieres lastimarme, pero piensa en Levi, tiene una hija. ¿Permitirás que esto pase?—Ainara se quedó en silencio, apretando sus dientes mientras le daba la espalda.—Tú eres como su hija. Levi te ama. No lo defraudes.—pedia Hange, desesperada.

—Puede salvarse solo. Si no es así, entonces no merece ser llamado el soldado más fuerte de la humanidad.—expresó, fríamente.

𝐁𝐄𝐓𝐖𝐄𝐄𝐍 𝐎𝐂𝐄𝐀𝐍── 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐧 𝐀𝐫𝐥𝐞𝐫𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora