𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐮𝐧𝐨

1K 139 71
                                    

Entre el cielo y la tierra, ¿quién se oculta?

Invencible. Así se sentía en ese momento. Había poder, una energía explosiva que se aferraba en cada uno de esos músculos. Ella veía el mundo diferente, como si una oscuridad la abrazara hasta cegarla. Sus ojos yacían cristalinos, daban una luz que podían cegar a quien la mirase desde el interior de ese titán. Lo sabían, por eso temían no poder controlarla a tiempo, siempre supieron que su poder podía ser inquebrantable y esa, era de las razones principales de su dulce madre en llevarla a la tierra donde todo empezó, Marley. Desde la azotea, donde ella estaba, visualizaba como los dirigibles derivaban los soldados que venían atacar a la Isla. Tanto ella como Eren, estaban dispuestos a defender sus prejuicios, porque tenían que seguir avanzando. La azotea había tambaleado, los soldados de Paradis que estaban encerrados en los calabozos sabían que sin duda, una guerra estaría por estallar, más cuando Eren Jaeger desde el interior de su titán de ataque, pudo notar la presencia de Reiner. A pesar de que Yelena dio unas instrucciones claras, Eren se lanzó al vacío para pelear con su oponente. Mientras eso sucedía, Ainara no tardó en movilizarse, pero el titán mandíbula se abalanzó hacia ella con brusquedad. Gruñó. Sin duda alguna, ella no quería luchar contra él.

Estalló de la furia, porque era inevitable que no pelearían contra sus propios deseos. Cayeron al vacío del tejado, donde el titán de Ainara, con una altura de quince metros, quebró el suelo. Su titán eran magnífico, estaba envuelto de una piel azulada, cristalina como sus ojos y el mar que anhelo ver. Su cuerpo estaba endurecido, una mezcla ideológica del titán martillo de guerra y el titán hembra, sin duda, era un misterio que pronto traería sus respuestas, porque nadie sabía que todo este tiempo, estuvieron durmiendo con la enemiga o quizás, con una heroica mujer que solo quería salvar y proteger a las personas que amaba. Desde el interior de su titán mandíbula, Porco la veía con impotencia. Él se enamoró de ella desde el primer día que la vio, a pesar de su soledad y la gran tristeza que habitaba en él, lo único que siempre soñó, fue volver a verla feliz, pero parecía ser que morirían ambos sin poder saber que el uno al otro, fueron felices. Ella intento golpearlo, pero no pudo. El titán mandíbula era ágil, muy tenaz y sus reflejos, invencibles, pero cuando se lanzó para rascar la nuca del titán cristalino que portaba la mujer de la que estaba enamorado, noto como toda la nuca se cristalizó, hasta sobresalir un endurecimiento que no pudo quebrar, era un escudo, algo extraño que no había visto. Ella se giró, lanzando un leve golpe con su nudillo, que le hizo caer y tambalear en el suelo, incluyendo los soldados de Marley que se habían abalanzado hacia ellos para atacarlos.

—Quítate.—pidió Ainara, en cuanto el titán mandíbula se abalanzó a ella, rasgando todo el endurecimiento con sus alargadas uñas.—Voy a recuperarla. Tengo que hacerlo.—esbozo, en furia desde su interior, mientras que Eren yacía en una guerra mortal con Reiner, en su titán acorazado.

—Está no es la manera.—expresaba Porco desde su interior, sobresaliendo con todo el vapor, para buscarla a ella entre las tinieblas, viéndola sobresalir por la nuca, para ambos mirarse fijamente.—¡Déjame ayudarte!—grito él, los ojos de Ainara brillaban como los del titán fundador, la genética de su titán era extraño, pero Porco sabía la historia, como todos los de su nación.—¡Ainara, vas a morir, déjame ayudarte!—recito.

—Que así sea.—masculló ella, con frialdad, para adentrarse en el interior de su titán, donde cada uno de sus músculos se pegaron en su mejilla y cuello, viendo todo un mundo cruel.

Ella gruñó, tan fuerte que fuera de su titán, se gritó el rugido que erizó a los soldados alrededor. Se canso, así que no le importo. En cuanto el titán mandíbula se abalanzó hacia ella, lo tomó con su mano, apretándole su cuello con fuerza. Porco la miraba, intentaba rasgarle el brazo, pero ella lo lanzó fuertemente contra un mural, quebrando los ladrillos. Apretó sus dientes, y lo sembró en el suelo contra una planta, para así, levantar los escombros y lanzarlos hacia los soldados enemigos que venían atacarle, haciendo que la sangre salpicara en el aire en cuanto los aplastó con las rocas. Que mal recuerdo, que amargo sabor saber que así le arrebataron a una amiga, una leal y genuina que no estaba aquí, eso le lleno más de rabia y la hizo correr rápidamente hacia el titán acorazado que tenía bloqueándole el paso a Eren, estaba encima de él, dándole la pelea que siempre había buscado para detenerlo, pero a este punto era tarde, nadie podía detener a Eren, menos cuando Ainara lo estaba respaldando. El titán acorazado cayó al suelo, empujado por el titán cristalino que endureció sus nudillos para lograr poner a Reiner fuera de combate, dándole ventaja a Eren de pelear. Aquel joven rubio, la miraba en el interior de su más vil demonio, lo veía y sin duda, no lo creía. Era magnífico aquel titán, cautivador, tanto que lo dejó inmóvil, pero también se veía la oscuridad del demonio que sostenía a su amiga en el interior. Ella lo miraba, apretaba sus labios para evitar un sentimiento, no quería destruirlo, pero tenía que hacerlo, tenía que destruirlos a todos.

𝐁𝐄𝐓𝐖𝐄𝐄𝐍 𝐎𝐂𝐄𝐀𝐍── 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐧 𝐀𝐫𝐥𝐞𝐫𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora