cinco

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-Ya están aquí, cariño. -Dijo Seulgi, acariciando el rostro de su hijo.

Éste la escuchaba como una voz lejana, un susurro muy vago. Luego de eso, cayó en un profundo sueño. Al despertar su madre aún estaba allí.

-¿No crees que deberías ir a hablar con Jisung?- Cuestionó la reina.

Minho la observó por unos minutos, realmente el quería hacerlo. Pero no sabía con qué se iba a encontrar una vez estuviesen juntos, y eso le llenaba de terror.

Finalmente, luego de que la pelinegra le diese una mirada llena de seriedad, asintió.

-Sí, está bien.

Este salió de su habitación por primera vez en dos días, lo que le hizo recordar como su madre estuvo tan preocupada por su salud. Ambos chicos casi morían por no saber cómo actuar con el otro, y eso los hizo merecedores de un gran sermón por parte de sus madres.

Tocó la puerta de la habitación, esperando una respuesta. Cuando la voz de la madre de Jisung llegó a sus oídos, él ingresó.

-Hola. -Saludó con algo de timidez.

La mujer le saludó con una sonrisa y seguido a eso se retiró del lugar, dejando a ambos chicos completamente solos.

-Hola. - el menor saluda con una pequeña sonrisa.

Ambos chicos habían permanecido durmiendo por dos días. Cuando Jisung despertó se encontró con su madre, a lo que al principio pensó que había muerto. Pero cuando se enteró que aún seguía con vida se encontraba anonadado por el mar de emociones en su interior.

-Lamento no haberte contactado y llegar hasta estos extremos, Jisung. Y también por todo antes de eso, pero creo que estás bastante contento con tu madre aquí.- Musitó, mirando al pelinegro de vez en cuando.

-No lo puedo negar. - este ríe por lo bajo para luego tomar las manos de Minho - Gracias por traer a mi madre a la vida - le dedicó una sonrisa.

-No es nada, tranquilo, es un agradecimiento por todas las molestias que causé anteriormente. -El mayor se encogió de hombros.- ¿Qué tal te sientes? Me apetecería llevarte a conocer la ciudad pronto. -Sugirió.

-Estoy un poco cansado... y no quiero salir por ahora.

A el menor le agradaba la idea de conocer más a Minho, ya que el concepto que tenía sobre él había cambiado un poco.

-No he dicho que sea hoy. - Se aclara un poco la garganta una vez su mirada choca con la marca en el cuello del contrario - Creo que deberías seguir durmiendo.

Este miró a Jisung otro tiempo más, sintiendo un extraño revoloteo en la zona de su abdomen. Hasta que de un momento a otro se encontró muy cerca del pelinegro.

-¿Puedo dormir contigo? -Cuestionó el príncipe.

-N-No estoy tan cansado como para dormir... - el menor mira a otra parte para que Minho no vea su rostro enrojecido - P-Pero si puedes dormir conmigo. - esto último lo dice en un susurro.

Con un movimiento veloz Minho se acuesta al lado de Jisung, quedando frente a frente.

-No sabía que eras tartamudo, eh. -Molestó, con una sonrisa pícara en sus labios.

-Si quieres dormir aquí mejor cierra la boca. - y si, Jisung volvió a su yo normal como por arte de magia.

-¿Sabes? Esta es mi casa ahora, así que como príncipe te ordeno un poco de respeto. - este lo mira atentamente, sin dejar de pensar en todo lo que sucedió antes.

Jisung mira a nuestro príncipe a los ojos por unos segundos dudando un poco en lo que iba hacer para luego depositar un pequeño beso en sus labios.

-Y yo, por lo que tengo entendido, la luna del príncipe. - inmediatamente se arrepiente totalmente de lo que recién había hecho y rápidamente cubre su colorado rostro con las sábanas.

Dulce amor | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora