Capítulo 12

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Ese mismo día desde la perspectiva de María...

Me dirigí a mi primera clase pareciendo un zombi, cuando llegué al aula busqué a Draco con la mirada pero pronto me di cuenta de que no estaba allí.

Que raro, él siempre es puntual.

Al no tener pareja me senté junto a Hermione con una sonrisa en el rostro que ella me devolvió. En ese momento Mcgonagall entró a clase y la clase de transformaciones comenzó.

– Buenos días alumnos, hoy practicaremos el hechizo reparo – informó – ¿Alguien sabe en qué consiste este hechizo?

Inmediatamente la chica  a mi lado levantó la mano y la profesora le dio permiso para hablar.

– Reparo, es un hechizo el cuál sirve para arreglar cualquier objeto roto.

– Exacto señorita Granger, cinco puntos para griffindor.

Hermione se volvió a sentar con una sonrisa tímida en el rostro. 

La profesora hizo un ligero movimiento con su varita y frente a cada alumno apareció una copa de cristal rota.

Yo siempre me asombro cada vez que Mcgonagall muestra sus habilidades mágicas a la hora de hacer aparecer material para la clase. Algún día seré como ella, profesora de Hogwarts.

Nadie pierde tiempo y comienzan a intentar arreglar las copas pero lo único que se escuchan son gruñidos y quejas por parte de casi todo el aula.

Hermione me mira extrañada, como si pensara que temo hacerlo mal. Y la verdad es que sí, no me gustaría nada quedar en ridículo delante de ella porque por lo visto, Hermione es un genio para todo.

– ¿No vas a intentarlo? – preguntó dudosa.

– Sí, claro. Sólo estaba esperando a que lo hicieras tú. – consigo decir, a lo que ella se encoge de hombros y con un breve movimiento de su varita pronuncia el conjuro haciendo que ambos trozos de la copa separados vuelvan a unirse de nuevo, estaba totalmente perfecta.

– Te toca. – me avisa.

El miedo a no conseguirlo aumenta pero no me queda más remedio que intentarlo. Así que cojo mi varita, sin embargo, antes de verbalizar el conjuro un fuerte estruendo se escucha en el fondo del aula y la profesora Mcgonagall, que se había convertido en un gato, el cual estaba posado encima de su mesa, vuelve a variar de forma y se va directamente hacia el sitio en el que está sentado Seamus Finnigan.

Todos los alumnos de delante se volvieron hacia atrás y los que estaban al lado del compañero que acaba de sufrir una especie de explosión captaron su atención girando la cabeza hacia él.

– ¡Reparo! – exclamo aprovechando que ahora mismo Seamus es el centro de atención y en el caso de que falle, pocas personas lo verán.

Pero la copa sigue intacta.

Hermione parece haberse dado cuenta e intenta ayudarme.

– Estás realizando mal el movimiento con la varita – me informa – verás, es así. – y dicho esto la chica hace el paso correctamente mostrándome donde está el error cometido.

– ¡Pero si lo he hecho igual! – me indigno y sigo intentándolo con la ayuda de Hermione el resto de la clase, mientras McGonagall se paseaba observando delicadamente a los alumnos para ver cómo lo llevaban.

De pronto escucho  una risa conocida. Era Harry Potter y estaba sentado al lado de su amigo, un chico pelirrojo con pecas, Ron Weasley.

– ¡Harry, no te rías! – al parecer, el chico de pecas no había conseguido que la copa se juntara, si no que los trozos del material se habían roto aún más.

De pronto escuché mi nombre a mis espaldas, era la profesora, casi se me sale el corazón por la boca.

– Veamos señorita Smith, muéstreme lo que ha logrado hasta ahora con el proceso de reparación – me indicó Mcgonagall.

Le echo una mirada rápida a Hermione mientras cojo la varita nerviosa, ella me sonríe y articula un <<Tú puedes>> con los labios para animarme.

– ¡Reparo!

Y la copa repite el mismo proceso que había echo la de Hermione.

– Excelente señorita Smith. – me felicita.

Mientras ella va hacia otro alumno me giro hacia Hermione y con una gran sonrisa en el rostro la abrazo.

¡Lo conseguí!

Sin embargo no me siento completamente feliz, echo de menos a mi mejor amiga, además, cuando termina la clase Draco todavía no ha aparecido, no lo he visto desde ayer y eso me desanima todavía más, así que cuando salgo del aula me decido en ir a buscarlo.

Empezaré por la torre de astronomía, le encanta ese lugar.

A medida que voy subiendo las escaleras de la torre voy escuchando unos murmullos cada vez más fuertes sin embargo cuando me faltan unos cuantos escalones para llegar arriba se produce un gran silencio, subo un poco más rápida muerta de la curiosidad, sin embargo, me paro en seco cuando llego arriba y veo la escena.

Frente a mí estaba Draco junto a Pansy, pero eso no era lo peor, ELLOS SE ESTABAN BESANDO.

– ¡Depulso!– pronuncié inmediatamente haciendo que Draco se alejara de ella.

Los dos se miraron confundidos durante un momento, cada uno en un extremo de la sala, luego miraron hacia mí, el rubio abrió los ojos como platos mientras se levantaba lentamente del suelo e intentaba hablarme, pero yo lo ignoré.

– ¡Ascendio! – exclamé mientras veía a Pansy ascender, cuando estaba a punto de tocar el techo la miré con una sonrisa que no advertía nada bueno y la dejé caer al suelo de golpe provocando un gran estruendo.

Estaba a punto de volver a hacerla volar de nuevo por los aires cuando ella pronunció un contraembrujo.

– ¡Salvo hexia! – digo rápidamente evitando que el contraembrujo llegara a mí.

Tras asegurarme de que Pansy no me iba a volver a atacar por la espalda me giré hacia Draco y cuando estoy frente a él le doy un fuerte bofetada.

– ¿¡ Así que este es tu picadero !? Donde traes a las chicas para engañarlas – le grito – ¿O he sido yo a la única a la que la has tratado como a una tonta?

– Espera... yo... puedo explicarlo... no... no es lo que parecía – dice a trompicones.

– Que no es lo que parece dice – digo tras una risa amarga – ¿tú es que te crees que soy gilipollas o qué?

– No... cariño por favor... 

– ¡Ni cariño ni ostias! – le corté – Tú eres un CABRÓN – le grité a centímetros de su cara – Inma tenía razón, eres un engreído egocéntrico – dije apartando la mirada, un poco dolida, más para mí que para él.

– Por Merlín... No nombres a esa estúpida sangre sucia – dijo con desagrado.

– ¡Ni se te ocurra volver a llamarla de esa manera! – me giré bruscamente hacia él y señalándolo con un dedo – ¿Entiendes? – sustituí esta vez el dedo por la varita.

– Uh sí, que miedo – ironizó.

– Calvario – dije mientras le señalaba con la varita, este hechizo hacía que se te callera el pelo aunque solo por un periodo corto de tiempo, así que, sí, dejé calvo a Draco Malfoy.

– Pero que... – dijo desconcertado mientras veía como se le caía su preciado pelo.

– ¡VETE A LA MIERDA, MALFOY! – dije mientras salía de allí con prisa. Estaba tan equivocada.

Tengo que ir a hablar con Inma, tengo que pedirle perdón. 


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⏰ Última actualización: Jul 21, 2022 ⏰

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