CAPÍTULO 12

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Nos despertó la música a todo volumen de Heechul, sonando a ritmo de samba. YoonGi dio un sobresalto a mi lado.
―¿Ya es de día? ―asentí y lo besé.
Estaba completamente empalmado. También dormido. Ambos habíamos cumplido nuestra promesa y follado durante toda la noche. Si solo hubiéramos tenido unos minutos más para dormir. Unos pocos minutos. Pero ya escuchaba la voz de los demás, saliendo de las tienda para asearse.
―Vamos ―lo besé otra vez y le di un cachete sobre la nalga desnuda.
YoonGi se desperezó, me atrajo hacia sí, atrapó mi mano y me la puso sobre su polla.
―Ha sido fantástico. La mejor noche de mi vida. Vamos a por un polvo matutino.
―Ni te lo creas ―le dije en voz baja, entre risas―. Si en dos minutos no estamos fuera entrarán a buscarnos.
Empecé a recoger la ropa y a doblar los sacos, apartando a mi hombre para que me dejara hacer. Las prendas con las que me había acostado estaban limpias. Menos mal. Me las encasqueté, buscando sobre mi piel manchas resecas de semen. Al menos, lo que no estaba cubierto, parecía limpio. Sin más, abrí la tienda y salí al exterior.

―Te veo ahora ―dije antes de cerrar de nuevo.
Casi todos estaban ya fuera, con caras abotargadas por el sueño. Heechul me tendió un café. Estaba preparando huevos y beicon en la parrilla. Olía de maravilla y me di cuenta de que tenía hambre.
―¿Qué noche te ha dado YoonGi?
Me ruboricé hasta las raíces del cabello. Me había dado una noche fantástica.
―No ha roncado, si te refieres a eso ―salí del paso―. Pero se mueve más que una comadreja.
Los que estaban cerca rieron. Intenté encontrarme con alguna mirada sospechosa. Alguien que se extrañara de los gemidos que salían de nuestra tienda esa noche, pero todos parecían serenos y confiados.
YoonGi salió al fin. Se había puesto los mismo pantalones de deporte holgados que llevaba el día que se la chupé en su casa. Con el cabello desordenado y la apretada camiseta estaba tan sexi que tuve que tragar saliva, a pesar de que me había comido todo aquello, repetidamente, durante las últimas horas. Le tendí el café que me pasó Heechul.
―Gracias ―dijo, pasando por mi lado sin mirarme, y fue a la orilla del lago a mear.

El hijo de puta era sexi hasta para eso.
Mientras nos aseábamos, organizamos el campamento y Heechul nos explicó las actividades del día. Teníamos que dividirnos en grupos de dos para encontrar ciertas plantas en el bosque. Una especie de yincana para localizar los ingredientes con los que esa noche Heechul prepararía un brebaje alcohólico que, según él, nos iba alucinar.
―Tú conmigo ―me dijo YoonGi al oído, apareciendo detrás de mí.
Se las avió para que así fuera, y media hora después estábamos los dos atravesando el bosque con un mapa en la mano, camino al punto señalado por nuestro jefe de equipo.
―Es por aquí ―le dije cuando tomó un desvío.
―No vamos a ir directamente a por esos matorrales. Quiero estar contigo a solas. ¿Aún no te has enterado de eso? ―miró alrededor, para comprobar que estábamos solos, y me besó―. Ya buscaremos las hierbas después.
Lo seguí a través de la hojarasca. Él iba siguiendo el mapa, buscando una zona donde no se cruzaran las rutas de los demás vecinos.

―Durante estas dos semanas te he echado de menos ―me dijo, cuando llevábamos un buen trecho andado.
―Ya lo comprobé anoche.
―Quiero decir ―se giró para mirarme―, que tenía necesidad de verte, de estar contigo, no solo de follarte. Aunque también.
―Yo también he pensado en ti ―dije, y me ruboricé como una niña tímida.
―Nunca he sentido nada así por nadie, JiMin. Ni siquiera por mi mujer cuando la conocí. ¿Es esto normal?
Tragué saliva. No me gustaban los derroteros que estaba tomando aquella conversación.
―No, no es normal.
Se detuvo para volver a mirarme. Era un tío por el que cualquiera se podría volver loco. A mí me había pasado, pero no podía ser más que una aventura. Nada más.
―¿Y qué haremos? ―me preguntó.
―Seguir las reglas ―contesté con dureza.
Él arrugó la frente y continuó caminando. No le había gustado mi respuesta. Aunque eso ya lo esperaba.

LUJURIA | SAGA HOMBRES CASADOS #2 | ADAPTACIÓN YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora