Capítulo 1: Nada es casualidad

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MinHo se había levantado casi de madrugada, los nervios por su entrevista de trabajo le habían jugado en contra y le impidieron que pudiese dormir correctamente, sólo había descansado un par de horas, resignado a que ya no podría conciliar más el sueño y que en un par de horas debería presentarse a su entrevista laboral, se levantó para arreglarse y dirigirse a su cafetería favorita para conseguir algo que le quitará de encima la falta de horas de sueño, se bañó y eligió uno de sus mejores trajes, aquella mañana tenía ganas de ponerse una bella y corta falda tubo de color negro, un abertura adornaba mínimamente la zona derecha de ésta y dejaba al descubierto parte de su pierna que era vestida por la delicada tela de unas medias claras, eligió una camisa de satín color menta y una chaqueta sastre del mismo tono que su falda, sus pies eran cubiertos por unos botines de cuero negros. Se maquilló ligeramente, se aplicó bálsamo labial y un poco de corrector bajo sus ojos para disimular las horribles ojeras que cargaba debido a las pocas horas que pudo dormir, perfume y estaba listo, tomó un pequeño bolso, se miró una vez más en su espejo de cuerpo entero admirando lo guapo que se veía y salió de su casa.

Eran las siete en punto de la mañana cuando al fin llegó a su cafetería favorita, pidió lo de siempre, un capuchino con extra de café  y un croissant de mora, verdaderamente no entendía para que pedía un café que tenía leche, si al final siempre pedía que le agregaran más café que leche pero sus gustos eran especiales, así que seguía pidiendo lo mismo aunque lo encontrara ilógico, la chica que atendía le entregó su pedido, se giró para marcharse y chocó contra alguien, derramando casi por completo la caliente bebida sobre la ropa de aquella persona, escuchando el jadeo quejumbroso de ésta, bajó la mirada apenado y comenzó a pedir disculpas.

—Perdón, lo siento mucho, no era mi intención, eso debió doler mucho, estaba muy caliente mi bebida, lo siento, mil disculpas— hizo una reverencia a modo de disculpa.

El omega levantó su rostro para mirar a la persona que fue dañada por su torpeza y no pudo creer lo que veían sus ojos, se encontraba frente al alfa más guapo que había logrado apreciar alguna vez, parecía sacado literalmente de una revista o de sus sueños, tenía ojos color miel, su piel era de un tono canela que le daba un toque sensual a su belleza, su cabello rubio oscuro desordenado y largo caía por sus hombros y sobre sus ojos, pasó saliva de manera compulsiva y su asombro aumentó pero no tan sólo por la belleza del chico que tenía frente a él sino porque acaba de percatarse del desastre que había hecho, miró aquel traje que portaba aquel hermoso alfa y sintió que podía fallecer ahí mismo, su amor por la moda lo hizo percatarse del gran lío en que estaba, sabía perfectamente que aquel traje valía millones de dólares, era un momento perfecto para que Lee MinHo fuese tragado por la tierra, ni trabajando su vida entera lograría pagar la mitad del precio avaluado de esa prenda de vestir.

—Creo que me metí en un gran problema— rascó su nuca nervioso— su traje es carísimo, de verdad que no fue mi intención chocar contra usted y tirarle mi café encima— colocó su infalible cara de cachorrito regañado.

Jisung mordió su labio inferior apreciando al bonito omega frente a él haciéndole gestos tan tiernos, sacudió su cabeza de lado a lado, aquel chico de bonitas facciones lo había dejado con un dolor insoportable sobre su pecho y aunque fuese una linda bolita de ternura, no se lo dejaría pasar.

—Joven, veo que su escala de prioridades está bastante errada, me doy cuenta que para usted es más importante una prenda de vestir que la integridad de una persona— su mirada enojada chocando con los ojos contrarios, MinHo tragó duro al sentir aquella pesada mirada sobre sí— no se ha dado cuenta que esa bebida estaba ardiendo, ¿le importa más un traje que las quemaduras que pude haber sufrido?— dijo toscamente, el tono de su voz sonaba furioso y ronco.

—Lo-lo si-siento— sus mejillas se ruborizaron— no quise decir eso, sólo que el tratamiento de una quemadura puedo costearlo, no creo que sea mucho, pero su traje ni en sueños.

Un ceo enamorado- Hanknow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora