Han Jisung, ceo de una prestigiosa empresa familiar, un alfa recto y tierno pero que no manejaba su propia vida.
Lee MinHo, un joven omega huérfano, su hermano arruinó la empresa familiar y a él no le quedó más remedio que buscar algún trabajo para...
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La puerta del departamento de MinHo era golpeada con fuerza, el menor se despertó sobresaltado por el incesante ruido, se levantó de su cama y se dirigió a la cocina, agarró el sartén más grande y duro que tenía, se acercó a la pequeña sala de estar de su departamento y mantuvo firme el agarre del mango del sartén entre sus manos, escondido en la penumbra del interior de su departamento esperando que aquel insistente visitante decidiera marcharse.
—MinHo, abre, por favor— rogó.
El golpeteo en la madera cesó por unos minutos, pero pronto fue reanudado, MinHo sintió su corazón latir desbocado en su pecho al oír aquella voz y su omega movía el rabo feliz al saber quien era la persona del otro lado de la puerta del departamento, el menor no sabría decir si fue por curiosidad de averiguar qué quería el alfa que estaba en la entrada de su apartamento y que lo visitaba a esa hora de la madrugada, o si fue por vergüenza con sus vecinos que estaban soportando la bulla afuera de su hogar, no lo tenía claro, pero uno de esos motivos lo llevó a acercarse a la puerta y abrir.
Su cuerpo fue apresado por unos fuertes brazos en cuanto la puerta cedió al cierre que tenía, su espalda chocó contra la madera de ésta y el sonido que emitió al cerrarse fue estruendoso, no tuvo ni siquiera tiempo de reaccionar cuando sintió como sus labios quedaban presos de los contrarios, las manos del alfa afirmando su rostro con firmeza y la boca de éste devorando la suya con desespero, demandante, sus belfos probando el tenue sabor a vino en los ajenos, gimió al sentir la lengua del contrario entrelazándose con la propia y se rindió, sus manos se hicieron puños en el cabello del alfa, el sándalo y bergamota llamándolo, clamando por su persona y él contestaría a su otra mitad, su aroma a jazmín y lavanda estalló en la habitación, las feromonas de deseo nadando entre las notas florales de su fragancia y demandando la entrega de su destinado, tal cómo éste pedía la suya
—Jisung, ésto no está bien— murmuró suavemente cuando su boca fue liberada en busca de que ambos recuperarán el aliento tras aquel fogoso beso y observó a los ojos al alfa.
—No quiero a nadie más, no me quiero casar, no con Jennie, no la amo, te quiero a ti, sólo a ti— mordió el labio inferior del omega y volvió a besarlo.
—Estás ebrio, no sabes lo que dices— susurró alejándose de los labios del alfa.
—Sólo bebí dos copas, no estoy ebrio, sé lo que quiero y es a ti, te deseo tanto, lo quiero tan mal que el sentimiento es agobiante, nunca había experimentado esta necesidad por alguien, querer compartir tu vida con esa persona, desear sus besos, sus caricias, su sexo, su mera presencia, te quiero, te deseo, te necesito, no quiero privarme de ti sólo por los deseos de mi padre.
—Jisung, ésto...
Los labios del omega fueron maltratados por los de Jisung, las palabras del ojiverde quedando inconclusas, MinHo sintió como su cuerpo era elevado del suelo y ubicado sobre el hombro del alfa, golpeó la parte superior de la espalda de Han con sus puños cerrados.
