Parte 03: La verdad y el obsequio

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Aya estaba algo inquieta. Desde que había empezado a hacerle caso a los planes de Naruko e Imaizumi, su suerte parece que empeoraba, aunque el acercamiento con Onoda funcionaba, solo quería que él se percatara en algún momento de lo que ella sentía, así poder declararse y ojalá recibir una respuesta positiva de parte de él. De solo pensarlo se moría de vergüenza.

"Esos estúpidos, tal vez debería dejar esto, de todos modos, creo que él no me ve de esa forma, no quiero arruinar nuestra amistad" – Eran los pensamientos que en su mente la inquietaban de una forma bastante desagradable.

Por otro lado, desde aquella incómoda entrevista, Onoda se extrañó por diversos hechos que le sucedían con la chica castaña, como quedarse encerrados en una habitación porque la puerta no abría, tener que estar solo ellos dos en el salón del club, o tener diversos encuentros que eran supuestamente "coincidencia", sin saber que todos estos hechos, ocurrían debido a sus mejores amigos. En cuanto a su sentir, cada vez veía a su amiga de una forma "distinta", notando lo linda que era esta nueva faceta que conocía ahora.

"Ella de verdad...es muy linda"

Faltaban solo 3 días para el Interhigh. El equipo Sohoku, liderado por Onoda, había terminado su entrenamiento diario y todos se habían ido, sin embargo, él y Miki todavía estaban en el salón del club.

Esa misma tarde, Aya se dirigía al salón del club de ciclismo con el pensamiento de hablar con Onoda, principalmente para agradecerle por un "obsequio" que él le había regalado hace poco. Sin embargo, al querer tocar la puerta, escuchó ciertos ruidos que la hicieron sentirse incómoda.

- ¡Quédate quieto, Onoda-kun, esto no te molestará, al contrario, te hará sentir mejor! – La voz de Miki la pudo reconocer al instante. El otro era...¿Onoda?

- ¡K-Kanzaki-san, eso se siente genial!

- ¿No te lo dije, Onoda-kun? Ahora, solo relájate – Aya solo quería derribar esa puerta y ver que estaban haciendo.

Ah! – Fue este grito el que la hizo abrir con fuerza la puerta, asustando a quienes estaban dentro.

-¡¿Qué clase de juego pervertido están haciend... ¿Eh? - Lo que pudo observar no era lo que esperaba, definitivamente.

Onoda se encontraba sentado en una silla con la espalda descubierta, mientras Miki masajeaba sus heridas con una especie de pomada. Al ver a Aya entrar de forma tan exaltada, se preguntaron que pudo haberle pasado para reaccionar así.

-¿Aya-chan? ¿Qué te sucede? Solo le estoy dando un masaje a Onoda-kun, hace rato en el entrenamiento se cayó de la bicicleta bajando una pendiente.

-¿Eh? ¿En serio? Jejeje – Soltó una risa nerviosa, esto la hacía sentir nerviosa por haber pensado algo pervertido.

"¡Quiero morirme, me encantaría morirme ahora mismo!"

"¿Qué hice de malo para que me pase esto a mí?"

- T-Tachibana-san, ¿puedes cerrar la puerta? Hace mucho frío - El tímido chico estaba un poco nervioso, no estaba acostumbrado a que las mujeres lo vean de esta forma.

- Ah, si, los dejo solos, adiós.

Sin decir más, salió corriendo de allí. Tenía que admitirlo, verlo en ese estado, sin camisa, hizo que se sintiera rara, el calor rodeó su cuerpo sintiéndose extraña. Además, otros sentimientos surgieron al ver a Miki tratándolo con tanto cariño, masajeándolo, de verdad deseaba ser ella la que lo estuviese haciendo.

"¿Qué es esto? ¿Son celos de mi amiga?"

"¡No, no puedo!!"

Se sentó en una banca, procesando lo que sentía. Sin embargo, al cabo de 5 minutos, una voz la sacó de sus pensamientos, girándose viendo a alguien correr hacia ella.

El Cambio (Onoda x Aya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora