Una Invitación

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Ya habían pasado varios días, de aquel beso que los dejo más confundidos todavía, Sara había evitado a toda costa acercarse a los predios, no era capaz de enfrentar a Franco, muy en el fondo sabía que si ese encuentro sucedia, no iba a poder negar lo que sentía por él.
Estos días prefirió quedarse en las caballerizas y encargarse del entrenamiento de los caballos ya que pronto sería la feria y tenía que estar todo listo para ese día, nunca habían perdido el primer puesto y la hacienda San Isidro era una de las más importantes de la región.
Por un lado le tranquilizaba que nadie se dio cuenta de todo lo que le estaba pasando, lo que menos quería en estos momentos era tener que dar explicaciones, porque ni siquiera ella misma sabe lo que le depara el destino.

Hacienda de los Reyes

Franco ahora se encontraba acomodando unos papeles en su estudio,  hoy al igual que los días anteriores tenía mucho trabajo y muchas reuniones por delante. Se sentía frustrado, y la razón era porque no a visto a Sara, durante todos estos días antes de empezar con las reuniones e irse a las empresas Trueba, lo primero que hacía al levantarse era tomar su caballo e irse hasta los predios, con la excusa de ver cómo Juan entrenaba a los caballos, pero su única intención era encontrarse con Sara, pero otro día más en el que la decepción se apodera de su día, otro día más en el que no pudo hallarla entre los vaqueros de la hacienda Elizondo, no sabía muy bien si tenía el valor de hablarle cuando la viera, pero en estos momentos se conformaría con tan solo verla aunque sea de lejos, solo quería saber cómo estaba, si estaba bien o si algo le había pasado después de aquel día.
Franco se preguntaba en que momento comenzó a preocuparse por la castaña, en que momento Sarita tomo control de su vida, sea de día, sea de noche, estuviera despierto o dormido, estuviera trabajando o en la hacienda la verdad no importaba pero Sarita no salía de su cabeza, de sus pensamientos y eso lo estaba volviendo completamente loco.

Ya había anochecido en la hacienda de los Elizondo, ya era tarde y todos estaban durmiendo, pero Sarita simplemente no podía dormir, durante todo el día no pudo  dejar de pensar en Franco, está situación ya se le estaba escapando de las manos, necesitaba saber de él aunque sea verlo, ahí fue cuando tomo una decisión, no iba a permitir que el miedo le ganase, así que se fue a dormir segura de que mañana se haría presente en los predios, no podía seguir escondiéndose de Franco, como si le tuviera miedo, mañana mismo iba a afrontar todos sus miedos o al menos algunos de ellos.

Por su parte Franco, esa misma noche antes de irse a dormir también había tomado una decisión, mañana se levantaría temprano e iría hasta los predios si no encontraba a Sara allí, no iba a dudar un segundo más e iba a ir a buscarla hasta la hacienda, ya no aguantaba más no saber nada de ella, y no le importaba si tenía que enfrentarse a doña Gabriela o al mismísimo diablo, estaba decidido a todo.

Mañana siguiente

Cómo todas las mañanas Sarita se levantó, se alistó y se fue directo a las caballerizas, le aviso a los vaqueros y fueron a dar una vuelta por los predios, a lo lejos pareciera como si para Sara fuera un día normal y no tuviera nada de especial, pero por dentro los nervios la estaban carcomiendo a la pobre castaña, en tan solo unos minutos ya se encontraba en los predios que delimitan sus tierras de las de los Reyes, disimuladamente busco al rubio entre los vaqueros de la hacienda vecina, pero al parecer Franco no se encontraba allí.

Hacienda de los Reyes

Dicho y hecho, lo primero que hizo Franco al despertar fue darse una ducha, arreglarse y salir rumbo hacia los predios no le dio tiempo a que Eva le pregunté si iba a desayunar, cuando menos se dio cuenta Franco ya había desaparecido de la hacienda.
Mientras llegaba a los predios pensaba....   No me importa nada, absolutamente nada, solo necesito verte Sara y estoy dispuesto a lo que sea con tal de conseguirlo...
Cerca de los predios se encontraba sus empleados estaban entrenando un caballo para la feria, que era dentro de una semana, Franco saludo a todos los empleados y después dirigió su mirada hacia el otro lado del cercado.
La busco con la mirada y en ese momento pensó en lo afortunado que era y que definitivamente el tenía un Dios aparte, ahí estaba ella, por fin después de tantos días sin verla, sin saber nada de ella ahí estaba como siempre trabajando, se veía tan hermosa, aunque estaba de espaldas y estaba casi seguro que ni siquiera se había percatado de su presencia, aprovecho cada segundo para admirarla, se sentía como un niño al cual le habían dado uno de los mejores regalos, sintió tanta felicidad de verla que se le reflejo en una enorme sonrisa dibujada en su rostro.

Sara al no ver a Franco se decepciono un poco, y se rió de ella misma, pobre tonta que ilusa que fui pensando que él se podía fijar en una mujer como yo, de seguro después de aquel beso el siguio con su vida como si nada y yo aquí como una estúpida pensando que él estaría esperandome, ay Sarita cuando vas a aprender que Franco Reyes nunca se va a fijar en ti, después de ese reproche que ella mentalmente se hizo, decidió continúa con su día, le pidió a los vaqueros que aprovecharán y  entrenarán los caballos, ella se concentró en vigilar el trabajo de ellos que ni cuenta se dio que el rubio la estaba observando.
Cuando de repente se dio la vuelta y lo vio ahí estaba él, parado con una sonrisa de oreja a oreja, no pudo evitar sonreírle, se sentía tan feliz de volver a verlo después de tantos días, era loco pero con tan solo mirarla hacia que Sara se olvidará de todo, hasta de lo que estaba haciendo.
Franco no dudó en acercarse un poco más, necesitaba hablar con ella

Franco: buenos días Sarita, cómo se encuentra?

Sara: buenos días Franco... Muy bien y usted?

Franco: ahora que la veo no puedo estar mejor

Sara: Franco yo....

Franco: Sarita porfavor escucheme... necesito hablar con usted

Sara: yo también necesito hablar con usted lo antes posible

Franco: creo que este no es el mejor lugar, que le parece si mejor la invitó a cenar..... Puede?....

Sara no pudo reprimir la sonrisa que se le formo instantáneamente al escuchar la invitación de Franco, la estaba invitando a cenar, cómo era eso posible después de haberle dado una cachetada y gritarle que no vuelva a besarla.
Pensó por unos segundos hasta que le respondió

Sara: cuando?... Y en qué lugar?...

Franco sonrió para sus adentros y su corazón salto de alegría Sarita acepto la invitación iba a poder hablar con ella en un lugar más privado.

Franco: le parece bien esta misma noche a las 20, puedo pasar a buscarla a la  entrada de la hacienda, quiero llevarla a un restaurante que se encuentra un poco retirado del pueblo, quiero evitarle problemas y es mejor ir a cenar a otra parte

Sara: me parece perfecto, entonces esta noche lo voy a estar esperando en la entrada de la hacienda a las 20

Franco: así será Sara.... Nos vemos en unas horas

Sara: nos vemos Franco

Todo salió mucho mejor de lo que esperaba, Sarita acepto la invitación para salir a cenar, Franco llegó muy contento a la hacienda el humor se le cambió por completo, como si Sara hubiese llenado de ilusión su corazón,. Eva no pudo evitar notar un cambio en Franco, ella no era tonta y sabía perfectamente quien era la responsable de que ahora el rubio se comporte como un adolescente enamorado, pero ella no diría nada, al contrario estaba muy feliz por Franco y Sarita, solo esperaba que esto no se le salga de las manos.

Sara el resto del día estuvo con una sonrisa en su rostro, no lo podía evitar, esta noche tendría su primer cita, no sabía ni siquiera que iba a ponerse, pero de lo que si estaba segura, era que Franco era un buen mozo, era caballero, y atento. De tan solo pensar que va a estar a solas con él se le eriza la piel.

Todavía seguían existiendo muchas dudas, pero de lo que si estaban seguros era que esa noche iba a ser única, y que la iban a aprovechar al máximo.
Esa cita lo cambiaría todo, y ninguno de los dos podrá impedir lo que el destino les tiene preparado, porque hay sentimientos que no se pueden ocultar y el amor, el amor puede contra todo pronóstico, nadie puede evitarlo aunque lo intenten, no lo van a lograr y van a terminar sediendo a lo que sienten.

Sueños que se vuelven RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora