Hombre Misterioso

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Sarita pensó que nadie había tenido en cuenta todos sus cambios, tanto en su actitud como en su manera de vestirse, de un día para el otro, la Sarita que una vez habían conocido dio un cambio de 360.
Para Don Martín la actitud de su nieta le parecía extraña, pero él pensaba que no había nada de malo en que, salga, se divierta y viva la vida total era una muchacha joven y tenía todo el derecho a conocer uno que otro muchacho. Norma y Jimena, también habían notado algo diferente en su hermana, si bien les preocupaba, su intención no era juzgar o recriminarle algo, sino todo lo contrario, lo único que no querían, era que ella sufriera y que le suceda algo malo.
Pero para Doña Gabriela el cambio tan repentino de Sara era totalmente inaceptable, ella no era así, no salía sin avisar, y mucho menos se vestía como últimamente lo estaba haciendo, eso le hizo pensar a Gabriela que detrás de todo esto podría estar un hombre, pero quién, porque su hija mayor, la única de las tres que era correcta en todo aspecto le estaba ocultando cosas. La gota que rebasó el vaso fue lo que pasó anoche, salió sin avisar, y para colmo llego pasadas la medianoche, pero ahora mismo la iba a escuchar.

Hacienda San Isidro

Sara todavía no había bajado al comedor, ya estaban todos desayunando, cuando estaban terminando de repente apareció Sarita, estaba bajando las escaleras, iba directo hacia la salida, quería evitar a toda costa hablar con su familia, porque sabía que en la mínima oportunidad la iban a bombardear con preguntas, pero antes de que pusiera un pie afuera, desde el comedor Gabriela la llamo. En ese momento maldijo para sus adentros no quería empezar la mañana discutiendo con su madre, pero no tenía escapatoria.

Gabriela: Sara, espera necesito hablar contigo

Iba directo hacia la mayor de sus hijas, mientras está se daba vuelta para darle la cara a su madre.

Sara: mamá en este momento no puedo, mejor más tarde

Gabriela: no es una pregunta Sara, acompañame al estudio

Gabriela se dio media vuelta y camino hacia el estudio, al ver que Sara no se movía de su lugar tuvo que alzar su tono de voz.

Gabriela: acaso no me escuchaste, ven ahora mismo Sarita

Sabiendo que no tenía más escapatoria, trago en seco y siguió tras de su madre, entro al estudio después de esta.

Gabriela: cierra la puerta, no quiero que nadie nos interrumpa

Sara: está bien mamá

Obedeciendo a su madre, cerró la puerta del estudio, cuando miro su rostro, sabía que está plática no iba a terminar nada bien, pero bueno tarde o temprano tendría que afrontar esta situación.

Sara: bueno de que quieres hablar mamá

Gabriela: enserio me lo preguntas Sara?... Acaso te aparece poco tu comportamiento en los últimos días...

Sara: no sé a qué te refieres

Gabriela: te desapareces, te vas sin avisar, llegas a cualquier hora, te parece poco

Sara: que tiene de malo que salga a divertirme, no es como si lo hiciera todos los días

Gabriela: eso depende, con quien, donde y con razón de que Sarita

Sara: lo siento mucho mamá pero esta ves me lo reservó

Gabriela: pero que es esta falta de respeto

Sara: no te estoy faltando al respeto, solo prefiero no contarte aún, eso no tiene nada de malo

Gabriela: Sara tu actitud no me está gustando

Sueños que se vuelven RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora