Una ilusion

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Era una noche fría, Sarita no podía conciliar el sueño, recién se había despertado de un sueño que la dejó con muchas emociones y sobre todo con muchas ganas de que ese sueño se hiciera realidad, pues ese sueño tenía nombre y apellido y ese era nada más y nada menos que Franco Reyes.
Desde hace ya un tiempo que Sara no puede evitar pensar en él o hasta soñar con él y esta noche no ha sido diferente a las demás, pero lo que la dejó pensando no fue soñar con Franco sí no lo que sucedía en el sueño, podría decirse que estaba sorprendida por su gran imaginación.

Sueño de Sara

Cómo era de esperarse ahí estaba él en los predios que delimitan sus tierras de las nuestras, siempre tan arrogante y fastidioso o al menos era lo que Franco quería aparentar.

Franco: Buenos días Señora Sara Elizondo

Sara: No sé qué tienen de buenos, otra vez usted aquí

Franco: es que usted no se cansa de tirar el maldito cercado, que quiere que haga, no pienso quedarme quieto mientras usted fastidia el trabajo de mis empleados

Sara: ay por favor no me haga reír señor Reyes usted sabe perfectamente porque lo hago, lo que usted quiere es robarnos parte de nuestras tierras y eso no se lo voy a permitir

Franco: se volvió loca o que acaso no ve que hasta aquí es donde llegan mis tierras

Sara: "sus tierras", claro se me olvidaba que ahora que tiene dinero se cree mejor

Franco: la verdad me da igual, me importa muy poco lo que una mujer desabrida y sin una pizca de gracia piense de mí

Sara: es el imbécil más grande que he conocido

Sara decidió no continuar con la pelea, se dio media vuelta se subió a su caballo y se fue.
Pero lo que ella menos se iba a imaginar era que Franco la iba a seguir, no sabe si lo hizo para hacerle la contra o porque Sarita había tomado un rumbo distinto por lo que Franco pensó que no iba de regreso a la hacienda, y eso le preocupo de algún modo.

Efectivamente Sarita no se dirigía a la hacienda, después de la discusión tonta que tuvo con Franco prefirió ir hasta una cabaña que estaba medianamente cerca de su casa, no quería que la vieran mal y sobre todo por culpa del maldito de Franco Reyes.
Se bajó del caballo y entró a la pequeña cabaña, ese lugar se usaba para guardar cosas que ya no se utilizaban, pero para Sarita era un buen escondite en estos momentos.

Franco pudo dar con la cabaña sabía que Sara estaba ahí por qué vio el caballo, hizo lo mismo que Sarita hace un momento y sin hacer nada de ruido entró en la cabaña, la verdad que ni él sabía porqué estaba allí si la última persona a la que quería tener cerca era Sarita Elizondo.

De un momento a otro todo eso se le borró de la mente cuando la vio, estaba ahí sentada y podría jurar que hasta llorando pero no lo podía ver ya que está tenía tapado su rostro con las manos, despacio se fue acercando hasta la castaña, cuando por fin pudo estar lo suficientemente cerca de ella se arrodilló para quedar a su misma altura.

Franco: Sara.... Sarita

Sara: qué hace usted aquí?... ¿Cómo llegó aquí?

Franco: pues la seguí
Mmmm.... ¿Se encuentra bien?

Sara: eso a usted que le importa, lárguese de aquí ahora mismo si no quiere que empiece a gritar

Franco: jajaja por favor Sarita no me haga reír estamos muy lejos quién podría oírla, además no vengo con la intención de hacerle algo malo, porque siempre piensa mal de mí?

Sara: es un estupido, pienso así de usted porque se comporta como un patán conmigo siempre

Franco: reaccionó de esa manera porque usted vive insultándome, y se hace problema por todo, si no es el cercado, es por los empleados y si no es eso son los problemas que hay entre nuestros hermanos.
Pero siempre tiene usted una razón para insultarme

Sara: ahora resulta que usted es la víctima no, sabe que mejor me voy ya no soporto tenerlo cerca

Sara se para, pero cuando está a punto de salir de la cabaña Franco la agarra del brazo y hace que está se de vuelta y ambos quedan muy cerca, tan cerca que pueden sentir la respiración del otro.

Franco: está segura que no soporta tenerme cerca Sara?

Sara: suelteme gran imbecil

Sara intenta soltarse del agarre de Franco, pero este la agarra aún más fuerte y entre tanto forcejeó ambos caen al suelo.
Franco queda encima de Sara

Sara: ve lo que provoca, no sea tan estupido y suelteme

Franco: cómo ve que no tengo ganas de hacerlo.
En estos momento tengo ganas de hacer otra cosa mucho mejor

Franco no dudó un segundo más y la beso, no sabía porque lo estaba haciendo, pero no sé arrepentía de haberlo hecho, estaba disfrutando de ese beso como si su vida dependiera de ello. Pero lo que más le sorprendió fue cuando Sara le correspondió ahí sí pudo decir que cada insulto y pelea que habían tenido valieron totalmente la pena.
Después de unos minutos, el beso empezó a tornarse un poco más fuerte y apasionado, de un momento a otro empezaron a quitarse la ropa, quedando completamente desnudos, la cabeza de Sarita solo podía decirle una cosa y era que pare todo lo que estaba haciendo pero su cuerpo no se lo permitía, su cuerpo le pedía más y más de Franco hasta que llegó un momento y se dejó llevar.
Franco la besaba por todas partes, sin duda alguna su parte favorita era el cuello de Sarita.

Sara: Franco por favor no pares..... lo dijo en un hilo de voz casi sin que se escuchará

Franco: Sara no sabes cuánto te deseo

Sara sentía que Franco la estaba torturando, ella lo necesitaba ya.
Franco se dio cuenta entonces en un solo movimiento pero despacio fue entrando de a poco en ella, Sara al sentirlo dentro soltó un gemido.
Franco no se movió permaneció quieto por unos minutos hasta que Sarita le pidió que siguiera,
primero fue despacio pero mientras más avanzaba, ambos más querían, Franco aumento sus embestidas mientras se besaban, y Sarita le pedía más, mucho más
Entonces Franco aceleró mucho más sus embestidas y cuando ya sentía que estaba por acabar le pidió a Sara que lo mire

Franco: Sarita... mírame por favor.... Sara

Sara: Franco....

Una última embestida y ambos llegaron al clímax perfecto gimiendo sus nombres en la boca del otro en medio de un beso apasionado.

Fin del Sueño de Sarita

Sara estaba totalmente en shock, ella no era de esas muchachas que se ilusionaba tan rápido de los hombres y mucho menos de tipos como Franco, pero esto la sacó totalmente de su eje, al principio los sueños que tenía eran "normales" si se los podría llamar así, siempre terminaban con un beso de ese rubio de ojos azules, pero esta vez soñó que hacían el amor, que ella se entregaba sin ningún pudor a él.
No va a negar que desde que conoció a los Reyes siempre el que le gustó fue Franco, pero desde que se volvieron a encontrar lo único que han hecho ha sido pelearse.
Aunque en los últimos encuentros, ella pudo notar que el comportamiento de él había cambiado un poco sobre todo el trato hacia ella y eso aunque Sara no quiera admitirlo le causaba cierta ilusión.

Esa noche Sara no pudo conciliar el sueño, pero esta vez se quedó pensando en si existía la mínima posibilidad de que Franco también sueñe con ella o aunque sea la piense de vez en cuando.

Sueños que se vuelven RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora