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Al día siguiente Alice despertó con una fuerte resaca, aunque esto no estropeó su estado de ánimo.

Recordaba de todo lo que se había dicho la noche anterior. ¡La chica que le gustaba dijo que la amaba!
¿Así se sentía la felicidad?

Quiso llamar a Robin para pasar el día juntas, así que se cambió de ropa y fue hacia el teléfono. Aunque, una vez en la sala de estar, donde se encontraba este, alguien llamó a la puerta.

Alice se acercó a abrir teniendo todavía el teléfono en la mano, preparada para marcar el número de su amiga.

-Hola Nancy, ¿necesitas algo?- preguntó mirando a su vecina.

-Hola, sí. ¿Nos podrías acercar a Mike y a mí a los nuevos recreativos?- pidió la otra-. Es que hemos quedado y mi coche no arranca...

-Está bien- miró el teléfono entonces-. Solo déjame que suelte esto.

Al final Alice decidió posponer los planes con Robin para poder acompañar a sus vecinos.

[...]

Por otro lado Robin acababa de despertar. Esta también se acordaba de lo pasado la noche anterior, aunque no con tanta exactitud como su compañera.
Sin embargo, esa no era su mayor preocupación en ese momento.

-¡Oh mierda!- gritó la rubia-. ¡Voy a llegar tarde al trabajo!

En efecto, Robin creía que era lunes.
Tomó un Paracetamol antes de ponerse el uniforme verde que tan bien le quedaba. Luego salió de casa a toda velocidad para llegar a Family Video a tiempo.

Una vez allí la rubia notó que estaba cerrado. Por ello, decidió entrar y llamar a Steve, para ver dónde se había metido.

-¡Steve! Soy Robin- se identificó-. ¿Por qué no estáis aquí?

-¿Dónde? ¿Me he perdido algo?

-En el trabajo Harrington, en el trabajo- replicó.

-¿Por qué iríamos a trabajar un domingo? ¿Keith nos mandó algo?- preguntó Steve perdido.

-Oh, es domingo...- murmuró Robin-. Igualmente, ¿estás libre? Tengo que hablar contigo.

-Sí, claro. ¿Voy a buscarte a Family video?

[...]

Después de que Steve llegase a por ella, se dirigieron a un supermercado para comprar un par de bebidas.

-Steve, me dijo que yo le gustaba- anunció Robin-. Aunque también mencionó algo de cuando éramos pequeñas, no lo recuerdo bien...- una chispa se encendió entonces en sus azules ojos.- ¿Será que al final sí que me recuerda? ¡Buah, sería increíble!

Steve se limitaba a disfrutar de la alegría de su amiga mientras entraban en su coche de nuevo.

-Joder, la amo tanto...- enunció Robin por último.

-Lo sé, se lo dijiste ayer delante de mí- respondió Harrington para ver si su amiga se acordaba de ello.

-¡¿Que yo hice qué?!- se alarmó-. No, no es verdad.

-Lo es. Te pusiste súper cursi cuando te bajaste del coche- explicó el hombre-. "Yo te sigo amando, Al"- dijo llevándose la mano al corazón mientras hacía expresiones faciales muy estúpidas.

-Oh... -susurró avergonzada la otra-. Ojalá desaparecer ahora mismo.

Steve sonrió tratando de animar a la mujer, consiguiéndolo de cierta manera.

-En fin, ¿quieres que vayamos a los recreativos que han abierto nuevos?- preguntó Harrington.

-Claro.

dear diary │ ᴿᵒᵇⁱⁿ ᴮᵘᶜᵏˡᵉʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora