prólogo

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La serenidad mañanera abundaba en las paredes del hogar de la familia Lee.

MinJeong jugueteaba con unos bloques en la sala.

Esa pequeña criatura inocente solo manoteaba los juguetes hasta que sin querer golpeó con su pequeño codo un vaso que tenía igualmente en el suelo.
¿La consecuencia?
Que todo el contenido del vaso se derramó desastrosamente por la alfombra.

MinJeong gateó curiosa por ver como el agua se esparcía.

Su andar se detuvo al observar uno de los cables de la televisión tirado frente a ella.

Por lo que su corta memoria recordaba, papá metía eso en uno de los cuadros extraños que estaban pegados en la pared para hacer que el aparato dónde veía caricaturas funcionará.

Ella quería ver caricaturas y no jugar con esos aburridos bloques.

Sus grandes ojos se iluminaron antes de sostener el cable entre sus deditos para acercarlo al cuadro extraño de la pared.

—¡MinJeong!

Gritó su appa asustado al verla en esa situación y rápidamente su mano trato de detener la acción de la pequeña.

Sin embargo...

—¡Winter!

Una mano más atravesó la suya y le quitó el cable a la niña.

—¡Por Dios! ¿Qué hemos hablado sobre sostener cables? Y mira todo esto, ¿cómo lograste derrumbar el vasito entrenador?

JaeMin apretó los labios mientras observaba la escena.

Estaba seguro que su corazón iba a mil por hora... o bueno... no estaba seguro si alguien en su condición podía tener un corazón como tal... pero esa no era la preocupación del momento.

—¡Yah! ¡Lee Jeno! Creí que habíamos hablado de que la casa debía ser lo suficientemente segura para la bendición.

JaeMin fue tras su esposo que seguía explicándole los peligros de los cables y el agua a la pequeña Winter que ahora mantenía su dedo pulgar dentro de su boquita.

—¿Qué estabas haciendo tú, eh? De seguro holgazaneando. En serio, si tuviera derechos ya te hubiese pedido el divorcio.

JaeMin continuaba replicando a las espaldas del mayor.

Pero como siempre lo ignoraban.

Porque él en realidad no estaba ahí.

—Vamos señorita, es hora de ir al kinder ¡yeiiii! kinder.

La carita de MinJeong se veía tan emocionada como viuda en funeral.

—Mi pequeña winter, ¡anímate! vamos a jugar con otros niños ¿no quieres ir a jugar con más mini bestias?

JaeMin igualmente animó por su lado, aún sabiendo que su hija no lo escuchaba.

Puchereo al ver cómo esos enormes ojos solo observaban a su padre sin pronunciar alguna palabra.

—Ow, ¿por qué no hablas? Wonnie ya lo hace, ¿por qué tú no?

JaeMin habló con dulzura mientras una de sus manos acariciaba el largo cabello.

Eso era algo que odiaba de estar muerto.

Es decir, ya odiaba el simple hecho de estar muerto, pero que sus palabras quedarán al aire y que él fuera el único que las escuchara era una tortura.

—Está bien, te pondremos ese precioso vestido de brillos que te hace ver cómo toda una muñequita.

Jeno hizo un par de mimos en la carita de la niña y empezó su tarea de sacar el vestido del armario, vestirla, ponerle unos zapatos cómodos y como toque final puso un enorme abrigo para cubrirla del horrible frío que había en la ciudad.

¡Hola y adiós, papá!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora