Tthor fue depositado con cuidado sobre una roca grande y plana que yacía bajo el cobijo de frondosos árboles, cuyos troncos altos, nudosos y veteados formaban a su alrededor una especie de pared protectora.
El perro pareció observar, durante varios segundos, el rostro inconsciente del muchacho. Luego, olfateó su pantorrilla, justo en los tajos que las ramas del arbusto habían provocado, atravesando primero el pantalón y luego la propia piel pálida. Los cortes no parecían tener profundidad. El perro siguió olfateando otras partes del cuerpo del jovencito, hasta que el sonido de una rama rompiéndose, a unos pocos metros, lo puso en alerta. Movió las orejas, irguiéndolas para escuchar más. Tornó sus ojos hacia un costado y soltó un gruñido amenazador.
Unos colmillos amarillentos brillaron entre las ramas de un arbusto cercano. Otros varios pares de colmillos aparecieron por detrás.
El perro negro retrocedió unos pasos, buscando deliberadamente empapar sus patas en el charco de sangre que Tthor había dejado en el camino, miró de reojo al niño que aún seguía dormido y salió corriendo a toda carrera por un sendero estrecho que descendía al valle. Una jauría completa de lobos salvajes surgió del matorral y comenzaron una carrera de persecución contra el can que parecía correr más rápido; pues los lobos , comparados con él, lucían famélicos, sarnosos y parecían arrastrar restos de cadenas que colgaban de sus cuellos y patas, los que los volvían aún más lentos.
Una brisa fría y algo violenta golpeó a Tthor en el rostro, justo en el momento en el que un aullido desgarrador provino de la mismas dirección por donde se había ido la jauría. El joven se movió un poco pero no abrió los ojos.
De repente, la brisa se convirtió en un humo denso y se tornó roja como la sangre que envolvió al muchacho hasta cubrirlo completamente, justo cuando un par de lobos rezagados aparecían por el camino. Olfatearon en el aire, la sangre fresca de Tthor en el camino. Y sin perder tiempo ni percatarse del joven desmayado, emprendieron la carrera, siguiendo los rastros del perro y la jauría.
Unos segundos después, el denso humo que cubría a Tthor, se elevó en forma de espiral y desapareció, como absorbido, atravesando el espejo que sobresalía de la mochila abierta del joven, tirada a unos centímetros de su cuerpo. Y justo cuando la brisa fresca que ahora volvía a soplar sobre el rostro de Tthor, se oyeron unos pasos arrastrados que se acercaban, algo torpes.
Un cuerpo lastimado se dejó caer al lado del muchacho y unas manos temblorosas comenzaron a zarandearlo.
- ¡¡¡Tthor!!! ¡Despierta! ¡Por favor, Tthor!
Pero el muchacho no parecía reaccionar.
-¡¡¡Por favor!!!- lloraba la voz- ¡¡¡Que no esté muerto!!! ¡¡¡Que no esté muerto!!!
Tthor dio un gemido leve y entreabrió los ojos.
-¡¡¡Estás vivo!!!- dijo la voz y le acercó a los labios una cantimplora colmada de agua fresca.
Tthor bebió unos tragos y sintió que la boca y la garganta se le limpiaban. Abrió los ojos un poco más y vio a quien lo estaba ayudando.
- ¡Lee- Won!- pronunció tosiendo- Vine a…rescatarte…
El joven moreno sonrió entre lágrimas y susurró:
- Sí, puedo verlo.
Lee- Won no sabía si preocuparse más por los cortes en el rostro de Tthor, el tajo en la pantorrilla que aún sangraba bastante o por el hecho del que muchacho seguía tosiendo casi compulsivamente.
- Bebe un poco más de agua.- le sugirió.
Tthor bebió varios tragos largos antes de recuperarse del todo. Con bastante esfuerzo se sentó sobre la piedra en la que había estado acostado. Y cuando puso los pies en la tierra congelada, notó el corte en su pantalón.
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TTHOR PRAYER Y LA PAILA DE ORFFELIOS
FantasyLibro 1 de la saga "TTHOR PRAYER" Tthor es un joven de trece años quien por su aspecto débil y su tartamudeo sufre constantes humillaciones en su casa y en la escuela. Pero pronto descubrirá que es descendiente de una raza milenaria y deberá afron...