𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟸𝟿

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𝚂𝚒𝚗 𝚒𝚖𝚙𝚘𝚛𝚝𝚊𝚗𝚌𝚒𝚊

26 de Octubre de 1945

La judía estaba deprimida, aquel día simplemente no salió de su cuarto, a pesar de que Alemania tocaba una y otra vez sin parar ella hizo caso omiso cuando le pedía salir. Canadá sentía empatía, no era fácil dejar a alguien que amas, hizo un poco de sopa y se la llevó a la judía, no quería molestarla.

Ese fue el día más doloroso para los dos, al entrar en su habitación ella estaba sentada en una silla frente a la ventana, observando el paisaje alrededor de la casa, él entró en silencio y caminó con el tazón de porcelana entre las manos, la mujer no se dispuso a decir palabra alguna, no volteó a mirarlo, ni incluso cuando se acercó lo suficiente como para verla. Canadá cerró la puerta y se sentó en la cama, detrás de ella.

- ¿Lo estoy haciendo bien Can?...

- ...

- Canadá...

Ella no se volteó, él no podía contestar, los últimos meses se había encariñado con su forma de ser y su carácter dulce y amable, era una chica perfecta, no quería que se fuera, pero no era su decisión.

- Por favor... Dime que lo hago bien... Dime que estoy tomando la decisión correcta...

- ...

- Canadá...

La voz de la judía se quebró en la última frase, tener que hablar no era fácil entonces, Canadá no pudo contener sus lágrimas, todo resultaba tan falso ahora, en aquella habitación se sentía la pesadez de la horrible depresión por la que pasaba, Israel miró por la ventana en un silencio rotundo, por el reflejo podía ver al americano sufriendo por la situación.

- Oh... Mi dulce Maple... No es tu culpa lo que pasa... No te preocupes...

Ella se levantó y caminó hacia él con una sonrisa falsa demasiado obvia como para notarla, le dio un cálido abrazó y le dijo que todo estaría bien, ella cocinaria pronto. El canadiense no respondió, su cabello rizado cubrió su rostro por completo, estaba destrozado, pero no tanto como ella, tener que estar animando a los demás, hacer sentir a todos bien... ¿Quién se preocupaba de ella?

Una flor marchita en medio de un campo de rosas, nadie le prestaba la menor atención. Italia estaba con su padre, Japón estaba con Francia y Alemania simplemente se acostumbraba a su vida sin la hebrea por obligación de los anglosajones. No había nadie en esa casa.

- ¿Sabes? Alemania es un chico muy inteligente... estoy segura que te llevarás muy bien con él... sabe comportarse y está aprendiendo a cocinar...

- ...

- Canadá... Sé cuidadoso al cuidarlo, aún está preocupado y estresado... No es fácil para él acostumbrarse...

- ...

- ... Por favor... Nunca lo dejes sólo...

Como la gota que cae una y otra vez sobre una piedra Israel logró quebrarse, su voz seguía tranquila, sus lágrimas brotaron pero ella no hizo nada por detenerlas, su preocupación se hizo aún mayor cuando se recostó sobre él, Canadá abrazó a la judía fuertemente mientras ella lloraba en sus brazos, era algo que no estaba sobre sus manos, tan pronto Israel se fuera al cargo quedarían las potencias y él tendría que volver a su territorio.

Canadá se levantó y se fue, no podía seguir, no sin antes recostar a Israel y dejar la sopa junto a ella, pero ella ni se inmutó, tenía la mirada perdida, la cabeza baja y una sonrisa dolorosa. Fuerte, la única descripción del canadiense para el grito que Israel soltó luego de que él saliera, trató de no hacerle caso, pero fue imposible, él quería lanzarse al piso y llorar como ella.

...

...

...

La noche llegó muy rápido y todos llegaron, como si nada pasara, Francia junto a Japón e Italia y USA junto a UK y Alemania, Alemania no se preocupó en hablar con la judía, estaba tan cansado que apenas podía mantener los ojos abiertos, Canadá lo sostuvo en sus brazos y él finalmente se durmió, intentó hablar con la potencia Norteamericana pero éste a penas y le vio.

- América, hay un problema...

Dijo Canadá al oído de su hermano. Luego de acostar al menor en su habitación y cerrar su puerta para que no escuchara nada salió con él esperando a que comprendiera la situación delicada por la que pasaba la judía.

- Hablé hoy con Israel... Ella está muy deprimida, hoy a penas comió una sopa, quería ayudarla así que me preguntaba si-

- Así es la vida Canadá, ese niño debe acostumbrarse a estar sin ella... ¿o quieres que inicie una guerra contra nosotros?

- No me refiero a eso, aunque sea un día Ame, por favor, están sufriendo ambos, ¿no te das cuenta? Se necesitan mutuamente.

- ...Ese no es mi problema...

Dijo finalmente el americano, dándole la espalda para irse, Canadá no pudo contradecirle, todos estaban de acuerdo en esa amarga decisión. Él entró después a la casa, quería que los últimos momentos fueran buenos, con el pequeño alemán en sus brazos abrió la puerta del cuarto de Israel, ella parecía estar dormida, recostó al menor a su lado y lo arropó, miró sus alrededores, la sopa aún estaba en la mesa, fría, un poco deprimido el canadiense la recogió y se fue. Cuando se disponía a salir una voz detrás de él le interrumpió.

- Gracias Can...

Sin decir palabra alguna salió de la habitación, yendo a dejar la sopa en la cocina.

...

La judía abrazó a Alemania, era lo único que quería, abrazarlo, no podía hacer nada más, la culpa y la angustia abundaban en ella cada vez más, era horrible no poder decirle nada al menor, no quería herirlo, pero estaba segura que, con ella o sin ella, él estaría bien, sabía defenderse y, en el corto tiempo que estuvieron juntos había aprendido muchas cosas de él, Alemania no era igual, sabía que él rompería aquel tormentoso ciclo familiar que su padre no pudo y que le atormentaba cada noche.

...

...

...

Lo siento Deutschland...

𝙹𝚞𝚐𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚊 𝚕𝚊𝚜 𝚎𝚜𝚌𝚘𝚗𝚍𝚒𝚍𝚊𝚜 《Countryhumans 》1939 - 1945Donde viven las historias. Descúbrelo ahora