𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟺

125 15 3
                                    

𝚀𝚞𝚎𝚛𝚎𝚛 𝚎𝚕 𝚙𝚊𝚜𝚊𝚍𝚘

9 de Noviembre de 1938

Antes de que el Sol tocara la superficie se quedó limpiando la sinagoga, no tenía nada que hacer esa misma noche así que se ofreció a limpiar

Sus alas, blancas como porcelana, se movían de un lado a otro al ritmo de una música que era salía de la voz de la joven mujer

Más antes de salir una ráfaga de fuego entró rompiendo el cristal de una ventana, el susto le hizo que se paralizará y más tarde que nunca la puerta recibió el mismo destino más la madera hizo que le diera tiempo de apartarse

Estaba confundida y asustada, corrió fuera de la sinagoga a través de una ventana y miró el desastre, soldados alemanes mataban, arrestaban y quemaban judíos por todas partes, no estaba en su casa y eso le preocupó, agarró un trozo de madera y empezó a defender a varios judíos para que escaparan

Tal y como en los antiguos tiempos usaba aquel trozo de madera como una espada, pero cuando pensó que había ganado, una bala atravesó su pierna izquierda, el dolor fue tan intenso que cayó al piso, intentó levantarse pero uno de ellos colocó su bota sucia sobre la cabeza de la de habla hebrea

- Estoy seguro de que un regalito podría alegrarle el día al Führer hehehe... ¡Oigan! ¿La llevamos?

Varios hombres aceptaron desde lejos y el soldado le agarró por la cintura antes de agarrarle las manos y atarlas con unos cables gruesos, igualmente los pies

Le vendaron los ojos y la subieron a un camión, el olor era desagradable y las risas se escuchaban junto a los gritos de las personas en el exterior

10 de Agosto de 1940

No podía imaginar otra cosa peor de lo que por su mente pasaba en ese mismo instante, el sufrimiento que pasaría, los posibles castigos, la cantidad de gente muerta

De pronto un olor repugnante inundó sus vías respiratorias, el de esvástica empezó a reír como loco antes de hablar

- ¿Incluso te disgusta el olor de tu propia gente? De verdad que eres una hipocrita

"¡¿Mi gente?!" pensó para ella misma, de pronto un dolor agudo se intensificó en la parte alta de su espalda, ante esto solto un grito del dolor que sólo hizo que el hombre riera más fuerte

Su sangre hervia, sus ojos ardían y sus manos temblaban de la rabia y el dolor

El nazi se alejó riendo mientras decía cosas como que no valía nada y que pronto no quedaría ni un solo judío en Europa

Antes de darse cuenta todo se volvió negro y cayó bocabajo en el suelo, el agua empezó a caer del cielo pero ella no tenia fuerzas para levantarse









Un golpe, luego dos, después cuatro y por último un vaso de agua tíbia

𝙹𝚞𝚐𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚊 𝚕𝚊𝚜 𝚎𝚜𝚌𝚘𝚗𝚍𝚒𝚍𝚊𝚜 《Countryhumans 》1939 - 1945Donde viven las historias. Descúbrelo ahora