𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟸𝟺

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𝙳𝚞𝚕𝚌𝚎 𝙿𝚛𝚒𝚖𝚊𝚟𝚎𝚛𝚊

4 de Junio de 1945

La judía le quitó la camisa al niño revelando moretones grandes en partes estratégicas para no revelarse, ésta se preocupó, enojó y estresó, ¿cómo podía alguien golpearlo de una forma tan brutal? Tenía que ser alguien mayor en tamaño y edad para que pudiera intimidarlo de manera que no dijera nada. El pequeño democrático que había conocido ya no era el mismo, antes obedecía a su padre en cualquier aspecto, era travieso, animado y enérgico, ahora se veía más temeroso y tímido, la judía no estaba acostumbrada a esta parte del alemán mayor, lo abrazó y salió del baño con el pequeño en sus brazos e intentó correr hacia la puerta de salida, al menos pensaba que salvaría al hijo mayor del Nazi, aquel que decía odiarla con toda su alma y ahora se encontraba llorando suplicando que le dejara en ese lugar. El instinto maternal que se había activado al conocerlo no le permitía dejarlo allí, al ir con el otro alemán lo agarró fuerte del brazo y se devolvió pata salir, el británico trató de detenerla pero fue en vano, la chica corría más rápido que un ciervo. Casi llegando a la puerta el comunista y el capitalista salieron de su reunión, sin poder evitarlo la joven mujer se chocó con el ruso y cayó fuertemente al suelo, éste se volteó para verla, la judía tenía a los niños junto a ella, la Gran altura de los hombres la intimido y cayó inconsciente del susto al suelo, no sin antes sostener fuerte a sus bebés.

...

Al abrir los ojos se encontraba en una gran cama, la luz tenue de una lámpara iluminaba la habitación hasta la puerta, unos sollozos se escucharon de un costado de la cama, la judía quiso ver pero se sentía tan débil y hacía tanto frío, se enrollo en los suaves edredones y trató de levantarse, le dolía la cabeza y su cuerpo no quería moverse, finalmente asomó su mirada al costado, estaba el hermano mayor del alemán, llorando en una esquina con la cara sumergida en las rodillas.

- ¿Dem? ¿Eres tú?

Preguntó la judía, los sollozos cesaron, el menor alzó su mirada hacia la judía y se levantó rápidamente para abrazarla, no dijo nada, simplemente se aferró a sus brazos mientras susurraba cosas que la chica no escuchaba.

Israel abrazó instintivamente al menor, a pesar de que estaba débil. La puerta se abrió y tres siluetas aparecieron frente a ella, era obvio quienes eran, el británico, el comunista y el capitalista. El británico se acercó y tocó la frente de la chica para luego hacer una señal. Israel apretó al niño contra su pecho, dejando claro que no lo dejaría ir.

- Has tenido una alta subida de tensión combinado con fiebre... Si estabas mal no debiste venir.

Dijo el inglés, en un tono un poco obvio y molesto, la judía no contestó, no haría caso a alguien que permitía el maltrato de un menor. USA se acercó y tocó su hombro.

- El niño viene a ver a su hermano... No hagas esto más difícil de lo que se ha vuelto.

¿Cómo podía decir semejantes palabras?, no hablaría con ellos, quería que los dos alemanes estuvieran a su lado al hablar y lo manifestó. Si hace un día el estadounidense era una persona amable y divertida ahora resultaba algo intimidante, pero Israel no se dejaría intimidar por él, ni por los otros dos.

- Bien... Si eso quieres...

Dijo finalmente el ruso, llamando al alemán y saliendo de la habitación, el pequeño alemán entró corriendo y se lanzó a la cama, abrazando a la judía tan pronto la tuvo cerca, los otros dos salieron.

...

Pasaron las horas mientras ambos hermanos dialogaban, la mujer no hablaba, estaba feliz con que ambos se sintieran cómodos, ninguno se quejó de tenerla cerca y muchas veces intentaban introducirla a la conversación pero ella insistía en no entrometerse. Cuando finalmente ambos dejaron de hablar y se cansaron se recortaron junto a Israel, cada uno contaba sus experiencias y cosas vividas, esto alegraba a la judía.

Llegó la hora de irse, la judía no quería separarse de los niños ni verlos separados a ellos, pero no había nada por hacer, ya había pedido demasiado, tomó al menor en sus brazos y se lo llevó antes de que despertara, no sin antes despedirse del mayor depositando un suave y dulce beso en su frente. Era posiblemente la última vez que vería al niño.

Mientras iban de regreso Israel no podía soltar al niño mientras sentía las miradas de las potencias a su alrededor, lo que había hecho era un poco inmaduro para ellos, seguramente toda su preocupación estaba en la guerra y lo que ganarían con ella, pero la judía, luego de tanta maldad e injusticia, lo único que quería era hacer las cosas bien, que todos estuvieran felices. Miró el camino a través de su ventana con cierta tristeza que le hizo llorar, nadie se preocupó por ella antes más que su padre, ahora ella tenía alguien a quien proteger y no dejaría que la pasara mal.

...

...

...

Al llegar a la casa del francés estos se percataron del animo de todos, Francia corrió y se apegó al inglés preguntándole lo que había pasado, USA no había salido, tendría que irse nuevamente, Canadá se acercó a la de habla hebrea y tomó al niño en sus brazos para llevarlo a su habitación sin que le provocará mucha molestia a ella, Israel fue con él, quería hablar con él en un lugar donde ni Francia, ni UK ni Italia le interrumpieran. Luego de acostar al niño en su cama ambos fueron al cuerto de Canadá, éste cerró la puerta con seguro y se dedicó a escuchar la versión de la hebrea.

...

- Prométeme no decirle a nadie por favor

Dijo la judía con la voz temblorosa y los ojos llenos de lágrimas.

- ... Está bien, puedes confiar en mí...

El canadiense envolvió dulcemente sus brazos alrededor de la mujer para consolar su llanto.

- Debe ser muy difícil tener todo guardado... Procura no contárselo a América, él seguramente matará al niño...

- Eso haré...

𝙹𝚞𝚐𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚊 𝚕𝚊𝚜 𝚎𝚜𝚌𝚘𝚗𝚍𝚒𝚍𝚊𝚜 《Countryhumans 》1939 - 1945Donde viven las historias. Descúbrelo ahora