Borrasca

Retorno a una Pesadilla (8)

El hotel estaba en silencio, sin presencia policial, sin notas en nuestra puerta, sin luces parpadeantes en el teléfono, nada que confirmara que efectivamente nos habían descubierto. Carmen subió con cansancio las escaleras hasta la habitación y se acostó en la cama mientras yo cargaba todo en el coche. La dejé acostarse allí mientras yo me encerraba en el baño para drogarme. Cuando salí, parecía estar dormida.

"Carmen, vamos, tenemos que irnos"

No me respondió.

"Carmen..."

Me acerqué y la sacudí.

"No. No voy a ninguna parte..."

Respondió.

"Te puedes ir. Llévate mi coche. Sólo déjame aquí..."

Quería discutir con ella, pero mis ojos ya estaban pesados ​​mientras la H respiraba la dulce euforia en mi cuerpo. Me acosté en la otra cama y disfruté del subidón por un rato. Si íbamos a ser asesinados mientras dormíamos esa noche, quería que fuera así.

No soñé con nada más que negrura, que es lo que me compró la droga. Pero lentamente me desperté en la oscuridad con el sonido de penetrantes gritos metálicos que flotaban desde las montañas. Ecos de una bestia ya muerta, pero que aún me persigue, me persigue. Las pesadillas habían vuelto.

Giré la cabeza hacia la ventana y observé los copos de nieve que caían a través de la luz fluorescente sobre nuestra puerta. Nadie había venido en la noche a matarnos todavía. Cerré los ojos y disfruté la sensación del cielo que aún me atravesaba. Era un sentimiento que amaba, despertarme en lo alto, disfrutarlo durante unos minutos y confiar en que me acunara de nuevo para dormir y me haría sentir completo en la noche. Era un monstruo que nunca quise matar. Me abarcaba.

El remolino de metal comenzó de nuevo. Abrí los ojos a la ventana, como si esperara ver al Hombre Brillante sentado fuera, cubierto de nieve. ¿Esto era real? Era tan difícil saberlo... Empecé a quedarme dormido de nuevo.

Y luego lo escuché por tercera vez. El Hombre Brillante estaba más silencioso que nueve años antes, pero todavía estaba allí, todavía vivo, flotando a través de las montañas negras hasta mi puerta. Me concentré. Mi cabeza trató de divagar pero me concentré en el ruido una y otra vez hasta que estuve seguro. Era real.

Cuando abrí los ojos, la luz del sol se asomaba a través de las cortinas. Me di la vuelta para mirar la cama de Carmen. Estaba de espaldas a mí y todavía estaba acurrucada sobre las sábanas. No parecía que se hubiera movido desde la noche anterior.

"Carmen..."

Ella no respondió.

"¡Carmen!"

"¿Qué quieres, Noah?"

Escuché su tranquila respuesta.

"Lo he escuchado anoche. El Hombre Brillante..."

Tomé una respiración profunda.

"Borrasca sigue ahí"

Se quedó en silencio un momento y luego se dio la vuelta lentamente para mirarme.

"Yo no he escuchado nada"

"Lo he escuchado. Lo juro. Es más tranquilo, como si estuviera más lejos, pero estaba allí..."

Carmen suspiró y luego se sentó. Ella miró el reloj. Eran las 07:53 de la mañana.

"No creo que hayas escuchado nada en absoluto"