Capitulo 3

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Algo se aplacó dentro de Thomas. Sabía que Aris no estaba mintiendo. La expresión de horror que había visto en sus ojos le resultaba muy familiar. Él mismo se había sentido así y lo había percibido en muchos otros rostros. Sabía perfectamente cuáles eran los terribles recuerdos que provocaban semejante gesto. También sabía que Aris no tenía la más mínima idea de lo que le había ocurrido a Teresa.

T: Quizá sería mejor que te sentaras... Creo que tenemos mucho de que hablar.

Ar: ¿Qué quieres decir?, ¿Quiénes son ustedes? ¿De dónde vinieron?

Thomas esbozó una leve sonrisa.

M: de otro laberinto... y por lo que veo existen muchos mas

T: Del Laberinto. Los Penitentes. CRUEL. Puedes escoger

Habían pasado tantas cosas que era difícil decidir por dónde comenzar.

Ar: Están mintiendo (dijo con una voz apenas perceptible y la cara cada vez más pálida.)

N: Lamentablemente no, Tommy tiene razón. Es necesario que hablemos. Tengo la impresión de que hemos estado en lugares similares.

I: "quien será el??, pensé que Teresa estaba aquí"

Mi: ¿Quién es ese tipo?

Thomas volteó y se encontró con Minho e Isidora que se tapaban sus narices por el terrible olor de la habitación anterior. Un grupo de Habitantes se encontraba de pie detrás de ellos, al otro lado de la entrada.

T: Minho, te presento a Aris... Aris, te presento a Minho.

Minho balbuceó algo ininteligible, como si no pudiera decidir qué hacer.

N: A ver, bajemos las camas superiores y coloquémoslas alrededor de la sala. Luego podremos sentarnos y dilucidar qué demonios está sucediendo.

Thomas sacudió la cabeza.

T: No. Primero debemos ir a buscar a Teresa. Tiene que estar en otra habitación.

I: Eso te queríamos comentar Thomas...No hay otra habitación

T: ¿Qué quieren decir?

Mi: Ya revisamos todo el lugar. Está el gran espacio común, esta habitación, nuestro dormitorio y unas miserables puertas que conducen al exterior, por donde entramos ayer al bajar del autobús. Cerradas y trabadas desde adentro con cadenas. No tiene sentido, pero no veo otras puertas o salidas.

Los ojos de Thomas vagaron por el recinto con una expresión de gran desconcierto. Sentía como si millones de telarañas cubrieran su mente.

T: Pero... ¿qué fue lo de anoche? ¿De dónde vino la comida? ¿Acaso nadie vio otras habitaciones, una cocina, algo?

preguntó, mientras echaba una mirada a su alrededor esperando alguna respuesta, pero nadie pronunció una sola palabra.

M: Talvez tengan una clase de puerta secreta 

N: si talvez... oigan!, solo podemos hacer una cosa a la vez. Hay que...

T: ¡No!. Tenemos todo el día para hablar con este tipo Aris. Según decía el cartel de la puerta, Teresa debería estar aquí por algún lado. ¡Hay que encontrarla!

Sin esperar respuesta, se encaminó hacia el área común, abriéndose paso entre los chicos. El olor lo golpeó como si le hubieran arrojado una cubeta de aguas residuales en la cabeza. Los cuerpos morados e hinchados colgaban del techo cual presas de caza puestas a secar. Los ojos sin vida de los cadáveres lo observaban fijamente.

Un conocido hormigueo nauseabundo le llenó el estómago y le provocó ganas de vomitar. Cerró los ojos durante un segundo y logró calmar sus entrañas.

Maze Runner: Prueba de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora