Capitulo 19

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Thomas no alcanzaba a procesar lo que tenía delante. No sintió sorpresa ni alegría al ver que Teresa seguía viva: eso ya lo sabía. El día anterior se había comunicado telepáticamente con él y las chicas. Pero verla en carne y hueso le levantó el ánimo. Hasta que recordó la advertencia de que algo malo iba a suceder y registró la lanza filosa que sostenía en las manos.

Los demás Habitantes notaron de inmediato lo que ocurría y ya se habían detenido a observar a Teresa, que avanzaba hacia ellos sujetando el arma con cara de piedra. Daba la impresión de estar lista para clavarle la lanza al primero que se le acercara. Sin tener nada planeado, Thomas dio un paso adelante, pero luego se detuvo al notar más movimiento.

I: Thomas..

M: "Vienen por ti"

Y sin más las chicas se aferraron fuertemente a los brazos de Thomas y miraban a Teresa sin ninguna pizca de simpatía, sino que furia contenida. A ambos lados de Teresa surgieron varias chicas. Ellas también parecieron brotar de la nada. Thomas volteó y miró hacia atrás: estaban rodeados por unas veinte mujeres. Todas llevaban armas, desde diversos cuchillos hasta machetes y espadas oxidadas. Muchas tenían arcos y flechas, con las puntas amenazadoras apuntando al grupo de los Habitantes. Thomas sintió una corriente de temor. A pesar de que Teresa había dicho que iba a pasar algo malo, seguramente ella no permitiría que esa gente los lastimara. ¿Verdad?

El Grupo B brotó en su mente. Y el tatuaje que decía que los miembros de ese grupo lo matarían. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por Teresa, que se detuvo a unos diez metros de ellos. Sus compañeras la imitaron, formando un círculo completo alrededor de los Habitantes. El trio giro para abarcarlo todo. Las nuevas visitantes se hallaban de pie, rígidas, con los ojos entornados y las armas apuntando al frente, listas para atacar. Lo que más los asustaba eran los arcos: antes de que pudieran atinar a hacer algo, esas flechas ya estarían volando hasta incrustarse en el pecho de alguno de ellos.

Finalizaron el recorrido frente a Teresa, que tenía los ojos fijos en ellos. Minho fue el primero en hablar.

Mi: ¿Qué demonios estás haciendo, Teresa? Linda manera de recibir a tus viejos amigos.

Al escuchar la mención del nombre Teresa, Brenda volteó y miró a Thomas con intensidad. Él asintió con un ligero movimiento de cabeza y, al notar la sorpresa en el rostro de Brenda, se puso triste.

Teresa no respondió la pregunta y un silencio inquietante se extendió por el grupo. El sol continuaba su ascenso lentamente hacia el punto en donde el calor los azotaría de manera intolerable. Teresa reanudó la marcha hasta que se encontró a unos tres metros de Minho y Newt, que estaban uno al lado del otro.

N: ¿Teresa?. ¿Qué diablos... ?

Te: Cállate (dijo ella. No gritó ni habló con violencia. Se dirigió a él con calma y convicción, lo cual le resultó todavía más aterrador a Thomas). Si alguien se mueve, los arcos comienzan a disparar.

Teresa colocó la lanza en una mejor posición de lucha y la fue pasando de una mano a la otra mientras se desplazaba delante de Newt y de Minho y entre los Habitantes, como si estuviera buscando algo. Cuando vio a Brenda se detuvo. Ninguna de las dos dijo una palabra, pero el odio entre ambas fue evidente. Sin perder la mirada gélida, Teresa continuó su camino. Y luego llegó a donde se hallaban los chicos. Thomas intentó convencerse de que ella nunca usaría un arma en su contra, pero aquello no era fácil de creer teniendo el filo de la lanza frente a él. Las chicas realmente en ese instante perdieron toda la fe de paz, ellas estaban dispuestas a pelear a muerte si querían matar a Thomas u a otro habitante.

M: Así que ahora eres un espadachín y nos estás haciendo una demostración, que lindo

I: Realmente pensé que realmente querías ayudarnos, pero veo que no... igual gracias por el estúpido recado que no sirvió para ninguna mierda.

Maze Runner: Prueba de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora