Capitulo 21

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La parte posterior de la puerta que acababan de cerrarles en sus caras lanzaba un destello verdoso y convertía la pequeña habitación en una cárcel siniestra y escalofriante. Si la cabeza no les hubiera dolido tanto, habrían aullado, habrían llorado a moco tendido y berreado como unos bebés. Sentían que le taladraban sus cráneos y tenían los ojos como lava hirviendo.

En esa prisión perdieron toda noción del tiempo. Era como si quienquiera que se encontrara detrás de todo eso quisiera darles una oportunidad para reflexionar sobre lo ocurrido mientras esperaban el final. Sobre cómo el mensaje de Teresa de que confiaran en ella a pesar de todo solo había sido un truco cruel que no hacía más que aumentar su traición y su falsedad. Transcurrió una hora. Y luego quizá dos o tres. Quizá solo treinta minutos. No tenían la menor idea. Y luego comenzó el silbido.

La débil luz de la puerta brillante comenzó a reflejar unas ráfagas de vapor que brotaban de los orificios alineados en las paredes de metal que se hallaban delante de ellos. Voltearon y una nueva oleada de dolor los atravesó en la cabeza. Entonces vieron que todas las aberturas lanzaban chorros similares de neblina. Y emitían aquel sonido sibilante, como si hubiera un nido lleno de serpientes venenosas retorciéndose. ¿Y esto es todo?, pensó Thomas. ¿Después de la odisea que habían pasado, de todos los misterios y las peleas y los fugaces momentos de esperanza, ellos los iban a matar con gas venenoso? Era una estupidez. Todo eso no era más que una gran estupidez. Habían combatido contra Penitentes y Cranks, él había sobrevivido a un disparo de bala y a una infección. CRUEL.

¡Ellos lo habían salvado! ¿Y ahora lo iban a matar asfixiándolo con gas junto con sus hermanas? Thomas se incorporó con un grito de dolor, ánimo y ayudo a las chicas a hacer lo mismo. Miró a su alrededor buscando algo que pudiera... Estaba tan cansado y las chicas igual, aunque no las pudiera ver bien lo presentía. Sentía algo raro en el pecho. Pavoroso. El gas. Cansado. Herido. Exhausto. Aspiró el gas. No podían evitarlo. Se sentían tan... agotados...Adentro de él. Algo estaba mal. Teresa. ¿Por qué todo tenía que terminar así? Cansancio...En algún lugar en los confines de su mente, estaba consciente de que su cabeza golpeaba contra el suelo. Traición. Cansancio...

Thomas no sabía si estaba vivo o muerto, pero tenía la sensación de estar dormido. Tenía conciencia de sí mismo, pero como si estuviera en medio de una gran nebulosa. Se deslizó en otro sueño-recuerdo.

✨POV THOMAS✨

Tenía dieciséis años. Frente a él, se encontraban Teresa, Isidora, Martina y otra chica a quien no podía reconocer. Y Aris. ¿Aris? Los cinco lo miraban con aire sombrío. Teresa lloraba.

Th: Es hora de ir (dijo Thomas. Aris asintió con la cabeza.)

M: Primero al Neutralizador y después al Laberinto.

Teresa no hacía más que secarse las lágrimas. Thomas y Aris se dieron la mano. Luego hizo lo mismo con la chica que no conocía y por último miro a Isidora por un rato ya que esta lloraba en silencio, después se abrazaron y fue a despedirse de Martina la cual abrazo cortamente pero no sintió nada como si fuera un fantasma. Entonces Teresa se lanzó hacia adelante y lo envolvió en un fuerte abrazo. Estaba sollozando y Thomas se dio cuenta de que él también lloraba. Al abrazarla con fuerza, le mojó el pelo con las lágrimas.

Ar: Ya tienes que irte

Thomas lo miró. Esperó. Trató de disfrutar ese instante con Teresa. El último momento con la memoria completa. No volverían a estar así por mucho tiempo. Teresa lo miró.

Te: Va a salir bien. Todo va a salir bien.

Th: Lo sé.

Sentía una tristeza que le dolía en todo el cuerpo. Aris abrió una puerta y le hizo señas para que lo siguiera. Thomas le hizo caso, no sin antes voltear para mirar a Teresa y las chicas por última vez, tratando de aparentar optimismo.

Maze Runner: Prueba de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora