Si no me gusta, ¿Porque...

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...estoy con ansias de verlo?...

Jenna me habia estado evitando cuando trataba de sacarle el tema sobre mis "sentimientos" por el odioso, para dejarle saber que no era cierto. No me gustaba. O eso creía... Pero no,  no me dejó hablar.

Al día siguiente, cuando llegamos al instituto, mi queridísima amiga, Amanda nos recicbió con una sonrisa. Estaba algo extraña...

—¡Hoy es! ¡Las animadoras dejaran un puesto a aquella que pueda dominar los pasos de Addison!— dijo con emoción.

Pero... a Amanda no le gusta bailar, ni la música, en sí.

Todas me observaron, y supe perfectamente lo que estaban pensando. ¡Oh no! ¡No me...!

—¡Te unirás al equipo de animadoras! ¡Eres fántastica bailando! ¡De seguro podrás...!

—¿Qué?— interrumpí a Jenny, y luego solté una leve carcajada.

—Es si quieres— me dijo Amanda, con una sonrisa.

En algún punto de mi vida, si habia querido ser una animadora, pero no me habia animado. Si bailo, pero lo hago cuando pinto, cuando siento la múscia fluir por mis venas, en mis huesos y en mi corazón. No sabia si estaba lista para eso. La verdad es que me daba miedo. Ese miedo a equivocarse, a fracasar. Tal vez por eso no socializaba mucho, pues siempre pensaba que no era potencial para los demás. Aparte, claro, del grupo de retrasadas que tengo como amigas, que para retrasada también estoy yo. 

Amanda me extendió un boletín que decía que las animadoras iban a estar viendo a los voluntarios en el campo abierto del instituto. Decía que iba a ser en el mediodía.

Pero si lo miraba de este punto de vista, en que podía llegar a ser algo este año, algo extrovertido, podía animarme. ¿Quién sabe? Tal vez podría entrar al equipo.

—Bien... lo haré.



Las horas pasaron rápido, fue hasta que llego el mediodía. La fila para participar llegaba hasta dos salones grandes del instituto y adivinen quien era la última. Pero para mi sorpresa, avansaron. Poco a poco la fila iba bajando hasta que solo quedaramos como treinta nada más. Mis amigas me estaban acompañando —eso incluía a Jenna—, y se sentarían en las gradas para poder ver las presentaciones. 

Muchas de las chicas salian un poco enojadas, otras, lloraban. Me daba miedo de que Addison sea mala conmigo, y creo que me tiene un poco de rencor por la vez que James la espanto.

Trate de distraerme y ver mi teléfono en mi que mi turno llegaba. Cuando entre a WhatsApp solo vi las conversaciones viejas que tenía y me dio curiosidad en ver la conversación entre Azael y yo, fue pura curiosidad. Mientras iba leyendo, me reía por las tonterias que el odioso decia. Hasta que me di cuenta de que no podía seguir haciendolo. No permitiría que Azael me gustase, no podía dejar que mi atracción llegará a más y no supiera controlarlo.

Yo digo que ni la atracción la puedes controlar, no ves como te poes con solo hablarle...

¡Cállate, conciencia!

La fila llego a su fin cuando la penúltima voluntaria no paso. La mirada de Addison en mi fue casi una burla. Primero reprimio una sonrisa de burla y fastidio y luego se lamio los labios.

—¡Vaya, vaya! Sí es Dove Brigge— dijo encarnando una ceja y cruzando sus brazos.

Ruedo los ojos disimuladamente.

—Sí, Addison— le respondí.

—¿Vienes a presentarte, cierto?—solo asentí—. Bien, eres de las cinco voluntarias que más me ha llamado la atención y por esa razón, competirás conmigo— me desafia.

¡Oh, no! ¡Rayos!

¿Competir con ella? ¡Debía estar loca! Pero de mi boca solo salio:

—Adelante—respondí.

///

¿Cómo me había ido? Dejenme informales con los siguientes comentarios de las personas en el instituto:

"Addison dijo que era estúpenda!" "Escuche que entro al equipo de animadoras" "Vaya, ha dejado de ser una rara" "¿Cómo le hiso?"

Pues resulta que había podido entrar al equipo de animadoras. Mis amigas estaban felices por mi, pero algo que me hiso estremecer fue que Addison incluso me felicito. ¿Raro? ¡Rarisímo! La presentación consistía en seguirle el paso a Addison, hacer los mismo pasos y trucos, gracias al cielo si me salieron, la verdad no pensaba que entraría...

Los martes tendría que venir como animadora como todas las demás. Y esos martes había entrenamiento. Los juegos de Fútbol estaban cerca y adivinen quién tendría que apoyar... sí, a Azael alías el playboy odioso. Pertenecía el equipo de Fútbol y sí, era el cápitan. ¡Ahora me sentía en un cliché!

Mis amigas no pararon de felicitarme y de decirme que lo merecía. Y estaba con ellas, era mi último año, debía sacar lo mejor de mi. Al salir del instituto por la tarde, tendría que ir a la consulta con la psicóloga Ekman. Cada dos semana tendría que ir. Y yo, me sentía bien, muy bien.

Mi teléfono vibró en notificación de mensaje, lo vi y casi siento que el corazón se me detuvo:

Odioso: Escuché que entraste al equipo de aminadoras. ¡Felicidades, Chocolatito!

¡Rayos! Mi estúpido corazón estaba palpitando como loco. No puedo permitir eso...

Al llegar al consultorio de la psicóloga suspiré profundo y apagué mi teléfono. Mi madre ya me habia dado permiso para ir sola a la psicóloga y habia hablado con ella, para que no se preocupará si llegaba sola. No había muchas personas, solo unas cuatro o cinco. Me presenté dejandole saber a la secretaria de que estaba allí y luego me senté a esperar. Me dediqué a mirar a las personas que estaban allí, pero nada interesante. 

Al fin me llamaron y la psicóloga me estaba esperando. 

—¡Buenas tardes!—me saludo ella y le dediqué una sonrisa cáida.

—¡Buenas tardes!—respondí.

La sección estuvo tranquila, hablamos de como me sentia estos últimos días, de si Arthur habia parecido, de como me sentía luego de que James se fue, de como me sentía también con Jenna en la casa. Contesté cada una sus preguntas, pero solo hasta que me pregunto sobre él. Y ¡Joder! ¡No quería hablar de él!

—¿Podemos no hablar de eso?—le pregunté.

Ella me miró extrañada por mi petición y luego se inclina un poco hacia mi con sus dedos cruzados y reposando su pecho en ellos.

—¿Hay algo que te aflije sobre ese tema?—me preguntó.

¡Todo! ¡Por qué no quería sentir que...que....!

—Siento que me esta empezando a gustar y no quiero eso—respondí—. No hace mucho James se fue y no puedo hacerle eso, no puedo hacerme eso. No quiero sentirlo.

—¿Solo es por eso? Por qué si no mal recuerdo, me dijiste que James y tú se separaron por que ambos querían hacerse felices y él te dejo el camino libre con Azael—tenía toda la razón...

—Tal vez es por...

¡No, Dove!

—¿"Tal vez es por"?—cuestiono ella.

..."no quería que me tratará como a todas las demás". Y eso fue la gota que desbordo el vaso. Sí, y no sé cuando paso, pero era oficial... Azael me estaba empezando a gustar y no se en que momento paso y por que me estaba dando cuenta de eso, pero no quería sentirme así.


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