5. La mafia

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Buon giorno– saludó Hol Horse, trayendo un ramo de flores en la mano al momento de entrar a la habitación de Kakyoin.

–¿Qué te dio a ti por traerme flores?– le preguntó Kakyoin, levantando la vista del libro que tenía.

–No te ilusiones, son para tu enfermera.

–¿Cuál de todas? ¿La que está casada o la lesbiana? ¿O es para el enfermero quizá?

Hol Horse arrugó el ceño y dejó las flores en el jarrón de agua en la ventana mientras Kakyoin se reía y luego se quejaba del dolor.

–Muy bien, quédatelas tú. A ver si le da un poco de vida a este lugar deprimente–dijo Hol Horse mientras arrastraba una silla para sentarse cerca de la camilla de Kakyoin,

–He estado mucho tiempo en hospitales y clínicas, no me deprime realmente. De todas maneras, ¿por qué rayos vienes a verme todos los días? Creí que ya te habías devuelto a Japón o a donde sea que quieras ir.

–Sigo trabajando para la Fundación.

–Ajá, sí. ¿Eso incluye venir a verme todos los días al hospital?

–En parte– dijo el rubio rascándose el mentón–. ¿Supiste que tu ex novio llamó a tu casa?

–No tengo novio ni ex novio ni nada de eso.

–Kakyoin, por favor, ya sé que Jotaro Kujo es tu novio.

Kakyoin se atoró con su propia saliva, de modo que estuvo farfullando y tosiendo unos segundos mientras al mismo sufría por el dolor de sus heridas. Hol Horse lo miraba con indiferencia.

–Siempre supe que había algo entre ustedes, ¿sabes? Había una forma especial en la que se miraban...

–Hol Horse.

–...y en la que se protegían...

–Hol Horse.

–...era demasiada la tensión sexual...

–Hol Horse

–... por cierto, ¿ya culearon me imagino?

–¡HOL HORSE!

Kakyoin, completamente rojo, le había tirado el libro en la cabeza, botando al suelo su nuevo sombrero y provocando un chillido en el otro.

–¡Mi sombrero de cuero italiano, maldita sea!

–¿Cómo es eso de que Jotaro llamó a mi casa?–preguntó Kakyoin, aun sintiendo sus mejillas arder.

–Llamó a tu casa y cómo no se pudo contactar contigo, llamó a las empresas de tu familia.

–Ay, no.

–Tu madre lo insultó por teléfono porque por su culpa tú te habías ido a morir a un país tercermundista o algo así. Tu padre le envió un fax con unos insultos bien coloridos. ¿Qué rayos le dijiste a tus padres cuando nos fuimos a cazar mafiosos?

–Que me iba a Latinoamérica de vacaciones, ya fui ahí una vez y no es tan malo. Fuimos al culo del mundo. Chile, bonito lugar.

–Como si tu isla enana no fuera el culo del mundo también, pero con tecnología y anime.

–También naciste en una isla, maldito desgraciado– replicó Kakyoin.

–No puedes comparar Australia con Japón. Mi "isla" es un continente, por favor–dijo Hol Horse, medio divertido y medio serio–. ¿Por qué tu madre piensa que eres un despechado deprimido y te fuiste al segundo peor lugar del mundo a morir?

El Secreto de Kakyoin Noriaki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora