9. La Traición

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Creían que había desaparecido? Yo también.

Ahora a esperar meses a que suba otro capítulo jajajaj

oOo

Kakyoin tenía en una mano la llave para abrir su automóvil mientras equilibraba las compras con la otra cuando por la entrada del estacionamiento vio una cabellera canosa cubierta por un sombrero que sobresalía por entre los otros vehículos estacionados; una cabellera que reconocería en cualquier parte del mundo, aunque no esperaba encontrarla afuera de un supermercado napolitano.

–Por la mierda– masculló, agachándose automáticamente y espiando por la ventana de su auto a Joseph y Suzie Joestar mientras conversaban animadamente. O discutían, no alcanzaba a entender qué hablaban–. ¿Cómo me encontraron?

–Con Hermit Purple– dijo una voz detrás suyo que lo sobresaltó y lo hizo soltar la bolsa que traía con un chillido.

–¡Ay mierda! ¡Nooo, mis huevos!–exclamó Kakyoin escuchando un sonoro crack dentro de la bolsa, ahora tirada en el suelo. La tomó rápidamente y se irguió para enfrentar al dueño de esa voz–. ¡Mire lo que hizo!

Le lanzó una patada a la entrepierna, pero el hombre se defendió agarrando su pie rápidamente y devolviéndole una mirada de incredulidad. Kakyoin se zafó inmediatamente y al reconocer al hombre, comenzaron a gritarse uno al otro:

–¿Caesar-san? ¡Caesar-san! ¿Qué mierda hace aquí? ¡Mire lo que hizo! ¡¿Cómo se supone que haré el carbomurice ahora?! ¡Hágase responsable por esto!

–¡Kakyoin Noriaki! ¡¿Qué te hiciste en el pelo?! Espera, ¿dijiste carbomur...qué? ¿Qué mierda es eso? Ok, no es eso lo importante, ven conmigo.

Caesar Zeppeli apartó la bolsa que Kakyoin tenía a milímetros de su cara y le tendió la mano en un claro gesto de que lo siguiera, pero el muchacho sintió hervir su cuerpo por dentro. ¿Qué se creía esta gente? ¿Desde cuándo tenía que hacer lo que le pedían? ¿Por qué no podían simplemente dejarlo en paz? Él sabía porqué estaba ahí Caesar Zeppeli y compañía: por el desgraciado canalla hijo de... de la señora Holy. ¿Por qué no entendían que quería estar tranquilo tramitando su matrimonio arreglado para adoptar a un posible hijo de DIO y criarlo bien para alejarlo del mal?

–¡No iré a ninguna parte con usted ni con nadie de su familia! ¡Ya sé por qué están aquí, quieren convencerme de que perdone a Jotaro por haberme mentido, porque él no es capaz de decírmelo ni explicármelo a la cara!

–¡Difícilmente podría decírtelo a la cara si decides esconderte del mundo en lugar de enfrentar el problema! ¿No crees?– lo frenó Caesar.

Kakyoin parpadeó lentamente para procesar eso último.

–No, pero...

–¿Acaso llamaste a mi nieto para aclarar las cosas?

–No, pero...

–No, sólo llamaste a Polnareff para corroborar las cosas y huiste.

–Sí, pero...

–Aunque no sea tu culpa inicialmente, no puedes quejarte que Jotaro no habló contigo para aclarar todo si tú mismo pusiste distancia entre ustedes cuando te enteraste de todo.

Kakyoin abrió la boca para decir algo y la cerró. Sintió deseos de golpear a Caesar, por rabia, por enojo, por sentirse expuesto y por sus huevos. Ah y porque sabía que el hombre tenía razón. Sabía que había sido un cobarde al huir así en lugar de enfrentar el problema, pero había decidido conscientemente suprimir todo eso y enterrarlo bajo trabajo.

El Secreto de Kakyoin Noriaki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora