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La señora Hernández se quedo en la habitación con su hijo del cual no recibió palabra alguna en todo el tiempo que permaneció. El doctor entro acabando con el silencio.

-Bueno Vicente puedo decir que ya estas completamente fuera de peligro no tienes hemorragias internas pero al parecer tienes dos costillas fisuradas en esta situación se mantendrá durante el tiempo de consolidación, unas 3-6 semanas. A lo largo de este periodo podemos realizar fisioterapia respiratoria para evitar el cúmulo secreciones y recuperar la capacidad pulmonar. En las sesiones realizaremos movilizaciones de las extremidades superiores, siempre con cuidado de no desencadenar dolor en la caja torácica, eso no significa que no debes cuidarte, a petición de tu madre el asunto no sera tratado con las autoridades.- hizo una pausa para proseguir. -Pero debido a que quiero que tengas una buena recuperación prefiero que te quedes aqui asi hasta que tus heridas sanen completamente.- el doctor estaba al tanto que el causante de los golpes fue el propio padre del joven y era su deber informar a las autoridades para que ese agravio no volviera a suceder por que a pesar de ser su hijo y estarlo "reprendiendo" no debía llegar a ese punto de violencia; sin embargo el quedarse callado tampoco cambiaría la situación, los policías lo dejarían pasar por pensar que fue una simple lección, estaba tan cansado que ellos no hicieran bien su trabajo y que cada vez fuera más inseguro su país. Su ética como persona y profesional no lo haria callar, asi esos vagos no hicieran su trabajo, pero al ver los ojos suplicantes de la señora Hernández decidio callar solo esta vez, aunque eso no significa que no cuidaria de su paciente hasta que este mejore.

El castaño asintio, claro que no queria volver a su casa solo para ver el desprecio en los ojos de su padre, como aquella noche que lo golpeo. Y tampoco se encontraba listo para ser rechazado por su progenitora, al parecer su padre no le explicaba aun el motivo de los golpes, si no estaba seguro que ella no estaria allí con el.

-Bueno Joven y Señora Hernández, me retiro cualquier cosa no duden en comunicárselo a la enfermera yo saldre a ver unos pacientes en los alrededores del pueblo- se despidio haciendo una leve reverencia y saliendo despues del asentimiento de ambos.

-Hijo -el castaño que quedo observando la puerta volteo hacia su madre prestando completa atención- Saldre un momento al pueblo comprare un poco de comida la comida de aqui no es muy buena que digamos y quiero que comas algo rico, no quiero dejarte solo pero solo sera un momento ¿Puedo?.

-Ve mamá -Dijo con su voz rota y apenas le salia- Prometo que no tardare -Se despidió dejando un beso en su frente para luego proceder a retirarse.

Vicente estaba completamente solo en esa habitación blanca y su mente lo atormentaba, todos aquellos recuerdos dolorosos que a querido borrar venian una y otra vez.

-Abuela te extraño- Sus palabras se oyeron tan melancólicas  que cualquiera que lo escuchara lloraria. Vicente había vivido toda su vida con su abuela y madre, su padre pocas veces venia a casa ya que el estuvo mucho tiempo trabajando en la ciudad para comprar la finca que tenian. El era felíz, un niño sano y alegre como cualquier otro, pero a el si se le permitió estudiar al contar con los recursos necesarios no como a muchos de sus amigos del pueblo, la mayoria eran pertenecientes a familias de muy bajos recursos que vivían al día, el al ser tan pequeño era un alma bondadosa y pura, su abuela le decia que era un ángel caído del cielo, era "su angel". Se le ocurrió la magnífica idea de enseñarle a leer y escribir a los niños que quisieran, el llevaba clases particulares con un maestro que venia desde muy lejos solo para enseñarle a el y cobraba demasiado caro, pero cobraba mucho más si tenia que enseñar a otro niño, y aunque la familia de Vicente no era pobre tampoco eran ricos y apenas podian pagar para el, su padre ahorraba la mayor cantidad posible para poder comprar esa finca. Asi que el prefiero aprender muy bien para enseñarle a otros y asi fue durante casi un año les enseño alrededor de 8 niños a leer y escribir, para el castaño esto fue un gran logro poder enseñar a alguien más lo hacía sentir mucho mas orgulloso que cuando el aprendía.

"El baile de los 41"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora