Besos para recordar. [Wattys2015]

1. Ningún mal.

Caitlin se retorció bajo el tacto de la seda contra su piel bronceada, se miró en el espejo asegurándose que el vestido quedara de manera perfecta por encima de su curvilíneo cuerpo.

Buscó los ojos de Katherine que la miraban asombrados y felices, la celebración de su cumpleaños iba a ser hermosa debido a los trajes de fiesta que cada invitado luciría, junto con el antifaz que daría el toque de elegancia en el salón.

—Te ves preciosa—los ojos azules de Caitlin viajaron una vez más al espejo que le mostraba como sus prendas era moldeadas a su figura.

El vestido celeste se apegaba a su cuerpo, descendía desde la cintura en diferentes pliegues, no era que amara ese estilo de ropa pero se podía sentir hermosa con el vestido.

Katherine le entregó por detrás el antifaz celeste con diferentes decorativos plata a los alrededores, podía decir que estaba lista y al igual que su hermana mayor se veía hermosa.

—Cada hombre estará rendido a tus pies—Caitlin rodó los ojos escuchando a su hermana mayor diciendo cosas como esas.

No le gustaba ser el centro de atención y menos en día en que se celebraba el cumpleaños de Katherine.

Salieron de la habitación notando a su padre en el pasillo quien se arreglaba la corbata y la camisa de su saco para luego colocar el antifaz en su rostro, el hombre al ver a dos de sus tres princesas sonrió silbando a lo hermosas que podían lucir sus adoradas chicas.

—Agradezco poder haberme casado con una mujer como Grecia, ahora tengo tres hijas hermosas—Abrió los brazos para poder generar un abrazo con dos de los tres Rubí que tenia por hijas.

Caitlin miró a su padre de pies a cabezas, no podía negar que su padre era realmente guapo y en su momento uno de los jóvenes mas deseados por las hijas de los socios de su abuelo, pero él termino eligiendo a la mejor, a Grecia Palmer, una mujer hermosa y que era el vivo ejemplo de una mujer de casa y madre para todos.

—Tu matarás a todas esas viejas con ese traje papa—Exclamó con un tono divertido.

—Si lo que intentas es darme un alago Caitlin creo que no esta funcionando, porque diciendo eso me haces sentir un anciano a punto de caer en una enfermedad grave—Las dos muchachas rieron al escuchar las ocurrencias que su padre podía soltar.

La familia Wixson era unida, problemas lo tenían, habían afrontado diversidades, con un casi divorcio por parte de sus padres, cosa que casi ocurrió por el rumor que corría con que Ashton Wixson había sido infiel a su esposa Grecia Palmer con la ex mejor amiga de esta.

Los rumores habían sido acabados en cuanto el padre de las tres hijas había explotado obligando a la ex mejor amiga de su mujer a decir la verdad y confesar todo lo que en verdad había pasado esa noche y confirmando que nada había pasado.

Katherine codeó a su hermana cuando notó a Daniel Markerson caminando por el pasillo con Jack Bradbery a su lado, su hermana, quien terminaba de arreglar la corbata de su padre, levantó la mirada notando al joven que caminaba con el antifaz puesto encima de sus facciones, pero aún así podía notar todo lo que le había atraído del muchacho en cuanto lo había conocido.

—Ashton—Saludó Daniel con su ajustado traje de seda,—Chicas.—Volteó la mirada mostrando su brillo peculiar al notar a la hija del medio de la familia Wixson.

—Se ven realmente hermosa muchachas—Afirmó Jack extasiado por la emoción.

—Estoy de acuerdo con mi amigo—Aludió Daniel tomando por los hombros al joven.

Caitlin no pudo evitar mostrar un tono escarlata en sus mejillas al sentir la mirada de Daniel recorriendo las vestiduras que trae por encima de su cuerpo, nadie podía negar que algo se moviera entre la pareja de jóvenes, tal vez la atracción, pero aunque muy simple pareciera ambos no podían dejar de mirarse. Se habían topado en la inauguración del nuevo museo de artes que habían creado en un pueblo pobre, para que muchos niños pudieran mostrar sus obras y también los adultos, al momento de encontrarse ella no había dejado desapercibido lo guapo que era Daniel, ni él tampoco lo podía negar de ella.