Cʟᴀɪʀᴇ ᴛɪᴇɴᴇ ᴜɴ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ ǫᴜᴇ ɴᴇᴄᴇsɪᴛᴀ sᴀᴄᴀʀ ᴅᴇ sᴜ ᴘᴇᴄʜᴏ...
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En coautoría con la talentosa y fabulosa @LinaraNordessenn, quien fue finalista de los Wattys 2021 en la categoría de fanfiction, con su libro...
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V.
Dejé a Leon tendido sobre la alfombra revuelta de su cabaña y me levanté a vestirme con una sola idea en la cabeza:
¡La voy a matar!
¡Voy a asesinar a esa maldita espía! No lo haré hoy, no lo haré mañana, pero no puedo seguir viviendo si ella pisa el mismo planeta.
Su muerte es mi nueva razón de vivir.
—Claire, aguarda. —Trató de detenerme él, poniéndose de pie tan ágil como un gato y sujetándome por el brazo.
—¡No me toques! —Me sacudí violentamente para liberarme.
Me arreglé como pude y fui hacia la puerta. Leon vino y puso su palma sobre la madera para insistir en que me quedara.
—Espera...
—Si vuelves a preguntarme si tomo la píldora, voy a tener que abofetearte.
Leon pareció desconcertado, yo abrí y me largué.
Pasé la tarde afinando mi puntería en un campo de tiro, imaginando una cara de arpía destrozada por mis certeros disparos. Al contrario de lo que esperaba, hacerlo no me ayudó a calmarme, pero al menos me desahogué lo suficiente como para volver a mi departamento y no destrozar todos mis muebles. No habría tenido dinero para reponerlos ni manera de explicar a nadie por qué parecía que un tornado de motosierras había pasado por mi casa. Así se furiosa estaba.
Me quedé en silencio y viendo al techo por tantas horas que mi cuerpo comenzó a sentirse entumecido por el frío. Afuera llovía a cántaros. Decidí irme a la cama a seguir meditando cómo podría acercarme lo suficiente a esa maldita para quitarle el chip y dejarle un buen hoyo de bala en la frente. Pero lo cierto era que poco tenía a mi alcance que no implicara recurrir a mi hermano o a otros contactos. Y si se lo decía a alguien y luego abrían un caso de investigación por el asesinato de esa infeliz, sin duda sospecharían de mí. Y si no sospechaban, terminarían atrapándome de todas maneras, porque yo no tengo la experiencia necesaria para cometer un crimen limpio. No como ella, que es una criminal profesional.
Y hablando de ella, ¿qué me hacía pensar que no iba a ser yo la que terminara con un hoyo en la cabeza? No me estaría enfrentando de igual a igual a otra activista osada, sino a una mercenaria de primera categoría. No tendría oportunidad.
Golpeé mis almohadas como si estuviera golpeando mi impotencia. No había forma de acercarme, y si me acercaba lo suficiente, la muerta sería yo. Y aún si la fortuna estuviera de mi lado y tuviera el chance de acabar con su vida, ¿realmente me creía capaz de asesinar a un ser humano? Si tenía ya bastantes pesadillas pensando en las vidas de los zombis a los que me había cargado. Y eso que al menos con los muertos vivientes uno puede decir que no había elección. O los matas o te conviertes en uno de ellos. Pero ser tan fría como para encajarle a la tal Ada un tiro, siquiera en la pierna... eso era diferente.