『 𝚇𝙸 』

385 22 29
                                    

XI

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

XI.

Abrí los ojos en un sueño y Ada estaba a mi lado mirándome con ternura. Acariciaba mi mejilla, decía que quería cuidarme. Yo no me atrevía a tocarla, pero segundos después estábamos quitándonos la ropa y ella se posaba sobre mí, entregándome todo su cuerpo y tomando posesión del mío. Y se sentía tan real que yo me derretía entera, creyendo que nunca iba a encontrar la forma de volver a despertar y que me quedaría para siempre fundida con ella. Nos entregábamos a una pasión desmedida, desconocida, ideando formas de complacernos la una a la otra. Ella gritando mi nombre entre sus gemidos y yo...    
 
...abriendo los ojos y casi muriendo de un infarto al reconocer su rostro entre la oscuridad de la habitación.   

Me senté con el gesto de quien acababa de escapar de una pesadilla espantosa.     

—¡¿Qué haces?! —le pregunté alejándome y como si todo fuera culpa suya.  

—Estabas llamándome —respondió Ada con el entrecejo fruncido.

—Yo no... no estaba llamándote.

—Sí lo hacías, prácticamente gritabas. Creí que... —dejó de hablar y me miró a los ojos.  

Acababa de leerme la mente. Se quedó callada un par de segundos y sus párpados se batieron como las alas apresuradas de una mariposa ansiosa por levantar vuelo.     

—Bien... —murmuró. —Disculpa por despertarte...

Se levantó apresurada y se fue a encerrar al baño. Yo tragué saliva y volví a recostarme. En mi memoria de aquella noche aparecen la vergüenza y la curiosidad en cantidades iguales. Rogué que mis gritos no hubieran sonado tan eróticos como en mis sueños, y me pregunté qué pensaría Ada respecto a mis indecibles pero ya confesos deseos. ¿Se escandalizaría? ¿Se disgustaría? Me sentí expuesta como un catálogo abierto de productos defectuosos. 

Esperé todo lo que pude a que regresara para poder darle algún tipo de explicación, pero no se me ocurrió ninguna buena mentira y ella no regresó hasta que me quedé de nuevo dormida. Ya no soñé con nosotras. A la mañana siguiente abrí los ojos sin estar segura de cómo debería dar los buenos días. Pensé que encontraría a Ada en el sofá leyendo indiferente en su teléfono, pero ella no estaba. Salí de la cama procesando que en los escasos metros cuadrados a mi alrededor no había sitio para que alguien se escondiera. La única posibilidad, antes de empezar a pensar que me había abandonado, fue ir a golpear la puerta del baño. Pegué la oreja a la madera, no se escuchaba ningún ruido.

—¿Ada...? —la llamé temiendo que se hubiera quedado dormida allí el resto de la noche con tal de no tener que soportar mis tonterías.   

Nadie respondió. Mi siguiente pensamiento fue que le había ocurrido algo malo en lo que yo dormía. Entré en el baño de golpe rogando no encontrar su cadáver, empujando la puerta dramáticamente con un lado de mi cuerpo, como si fuera una chica policía dispuesta a enfrentarme a lo que fuera.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 17, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝙴𝚕 𝙸𝚗𝚌𝚎𝚗𝚍𝚒𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝙿𝚛𝚘𝚟𝚘𝚌𝚊𝚜𝚝𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora