Capítulo 11

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—Entonces es como si no existiera...

Treyvel sigue masticando de las papas fritas junto al pollo que introdujo a mi casa de manera clandestina.Si mis padres se enteran les da algo, eso junto con que nos saltamos las clases.

—Skear —escritora favorita de Treyvel—, ella es real y yo lo sé.

Sin embargo, se nota la indignación que produce todo aquello en él. Se ha dado cuenta que la escritora nunca ha sido captada en cámaras de periodistas o algo parecido, solo se tiene de ella lo que publica. Es tanto así que ni siquiera hace firmas y se negó a tener una película de uno de sus libros más famosos.

—¿Y si teme del exterior? Dijiste que tenía un libro que hablaba de una chica que le tenía miedo.

—Fue una historia corta. Ni siquiera penetró en ella y lo último que supe fue que la chica estaba dando un paso fuera cuando dejó de actualizar.

—Entiendo...¿no es una mierda leer cuando algo no tiene fin?

—Supongo, pero era corta y ella actualiza bastante. Es como si solo se dedicara a eso.

Veo que toma otra papa y se la quito de la mano para comerla yo, se queja y luego lo olvida rápidamente.

—La amo —se queja suspirando—. Tiene una narración osada, sublime y es tentativa la cantidad de ladillos que encuentras con los que te diviertes.

—Bueno, bueno. Demasiado hemos hablado. ¿Vemos alguna película?

Finalmente, después de millones de discusiones, vemos Luna Nueva y claro que acabo llorando cuando él la deja y con ganas de entrar y agitarlo con fuerza por desgraciado.

—¿Sabías que es una saga y hay li...

—No voy a leer cuatro películas cuando puedo verlas. Eso es absolutamente absurdo.

—Hay cinco libros en realidad.

Bufo. No entiendo cómo es que las personas se leen un millón de libros cuando tienen películas. Es ilógico y aburrido.

—Voy a hacer palomitas. Pon otra cosa.

Hechas y listas, camino de nuevo hasta él y con un refresco.

—¿Qué película es? —noto que ve él avance en Netflix antes de ponerla.

—Es romántica.

—No es triste?

—Claro que no.

Comenzamos a verla y quiero suicidarme cuando solo veo los zapatos del tipo. Adelantamos y me quedo petrificada al ver a la chica en el borde de un puente. La película sigue transcurriendo, la chica fue salvada por él e inmediatamente parece poner sus ojos en ella. La manera tan tierna en la que la lleva a salir y la paciencia que tiene con ella me saca montones de sonrisas y suspiros, de pronto me gustaría vivir una historia parecida.

Observo cuando él se baja del coche y le abre la puerta y casi me pongo a gritar cuando solo se miran...

Hasta...

Hasta que la besa.

Chillo de felicidad atrapada en la cinta y sonrío cuando él se separa y es ella que lo vuelve a besar. ¿Y dónde quedó la tímida cerrada?

Finalmente, él no aparece por cierto tiempo y creo que sé lo que pasará, así que apago la tele sin terminar de verla.

—¡Ey!

—Dijiste que no era triste.

—Pues no lo es. ¿Por qué no la terminamos?

—Advierte de suicidios —digo en automático—. No quiero saber qué pasó.

DISNEA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora