Carta

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5 de mayo, 2019.

Norvel.



No sabría cómo comenzar un comunicado de esta forma, pero sin faltarles el respeto en ninguna de mis palabras (que lo que haya en los cielos no lo permita), quiero que sepan hasta qué punto sé de sus verdades.

Mamá: te amo, te amo tanto que no tendría palabras para explicar cómo me siento y lo orgullosa que me hace la manera en la cual me cuidaste todos estos años. Debió ser todo un dolor saber que en cualquier momento, no importa lo bien que yo estuviera, podría morir. Y saber entonces lo que llevas en tu pecho, me hace honrarte más e idolatrar tus actitudes.

No podría llamar padre a la persona principal en lo que tiene que ver con mi sufrimiento, la persona que no solo autorizó que yo fuera un ratón de laboratorio, sino que también era el cerebro principal del experimento. Nunca esperé que detrás de la manera en la que te sentía más cerca de mí que mi propia madre,  tú escondieras tan vil acción. Desde que supe toda la verdad, que comprendo tu terror al verme con Lans, entiendo el porqué de la diferencia en la que tratas a Larry y la que me tratas a mí, solo sientes culpabilidad, no amor.
Nunca supiste lo que era amar a tus hijos.
No sabes ni qué es amarte a ti mismo.

Lans: lo lamento mucho, pero hay algo que siempre agradeceré: ser yo y no tú en estas circunstancias. Prometo que me verás, solo no me pidas nada más porque no puedo dulcificar lo que la rabia amargó.
A ti y mamá me duele dejarlos, pero ya no me siento ser en el mismo techo que el detonante de mi enfermedad. Cuida a Escarcha por mí, es lo único que te pido.

Decir dónde o con quién voy sería delatarme, aunque sé que ya estarán sabiendo quién irá conmigo.


Con dolor,
Ileire.

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