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— ¡Mamá! Aún no se sabe nada de los chicos, se ha buscado por toda la aldea y no los encuentran.

— No quiero que nadie descanse hasta que Sasuke, Menma y Boruto regresen, ¿Tus otros hermanos están bien?— la hermosa Uzumaki se dirigió a la Uchiha.

— ¿Y si salieron de la aldea?

— Es la aldea con mayor seguridad en cuanto a entrar y salir se habla, sería prácticamente imposible pasar desapercibida la presencia de tus hermanos.

— Pero la de papá si, tía, mi padre si pudo haber salido.

— Tienes razón pero están juntos, lo presiento.

— ¿Y si fue un ataque directo hacía ellos?
Me refiero a que querían llevárselos desde el principio, no sería ilógico, los hijos y el esposo del Hokage del que controlaba todas las naciones.

— De acuerdo— los hombros de la menor fueron apretados, pero no para lastimarla sino para alientar la— ve a casa, si algo así está pasando quiero que estés a salvó Sarada, tú y tus hermanos.

— Pero tía Karin, quiero ayudar— la pelirroja la atrajo para abrazarla— no quiero quedarme sin hacer nada.

— Hay más personas buscando a tu padre y a tus hermanos, necesito que estés en casa con los niños y por nada del mundo te pase algo.

— Claro, iré a casa.

— Pondré un cordón de seguridad al rededor para que nadie sin autorización pueda ingresar, Lin y Houto irán a dar vistazos hasta que esto se acabe.

— Lo entiendo tía.

— Te amo pequeña, estaremos atentos hasta que todo esto acabe y te prometo volver a casa con los tres Uchihas que faltan, Hyuki, acompaña a tu prima a la salida por favor.

La pequeña asintió y junto a la chica de cabello rubio grisáceo y ojos café, que la esperaba en la puerta se dirigieron a su hogar, ese en el cuál su familia la esperaba luego de un largo entrenamiento y que ahora ya solo se encontraban los dos pequeños y su hermana gemela.

— Sarada, todo estará bien así que tranquila.

— Jio no es normal que algo como esto ocurra, mi madre murió aproximadamente hace cinco meses y ahora mi padre y mis hermanos desaparecieron de la nada, ¿Y si ya no regresan?

— Cálmate, sé que no es fácil para ti pero estoy segura de que están bien y regresarán sin que nos demos cuenta.

— Eso espero, no quiero que les pase nada, no otra vez.

Llegaron a la morada de la azabache, se despidió e ingresó para encontrarse con sus hermanos tumbados en el sofá de la sala, ambos estaban dormidos, se veía claramente el camino de lágrimas por sus mejillas, los cubrió con una manta y fue en busca de su rubia hermana.

— ¿Naruko, en dónde estás?

— ¿Encontraron a esos tres?

— No, aún no los han encontrado, no sabemos en donde podrían estar, todos están bastante preocupados aunque tratan de verse calmados frente a nosotros.

— No es de sorprenderse, ¿Sarada, en dónde están papá y los chicos?

— Cálmate, verás que pronto regresarán a casa. Mientras tanto llevemos a los mellizos a su habitación y nos vamos a dormir, siento que mañana será un día largo.

La puerta se abrió y con eso dejó ver a una pelirosa de cabello largo atado en una coleta alta y junto a ella una pelirroja de ojos verdes.

— Se ha buscado ya por toda la aldea y se informó a los Kages para que estén pendientes.

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