Epílogo

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Soy Menma Uchiha Uzumaki, tengo una familia hermosa, bueno, tenía, éramos mis hermanos, mi padre y mi madre pero ya no está con nosotros.

Tuvimos un viajecito por dimensiones, descubrí que mi realidad no era tan mala como la de otras personas, mis tías hicieron todo lo posible para regresar nos a casa y tengo una nueva prima, su nombre es Lya Uzumaki Haruno, Yoto sigue siendo el único hombre en su familia.

Sentí pesados los ojos pero por fin pude abrir los, según Boruto, después de una gran eternidad pero lo cierto es que había pasado dos semanas desde aquel incidente.

— Sakura, ¿Crees que Menma ya despierte?— preguntó el rubio.

— Según los estudios que le hemos realizado, ha tenido una mejora pero no puedo decirte en que momento despierte.

— Cariño, es mi turno de cuidarlo, no has descansado nada y prácticamente no tienes ni un día de haber vuelto de la muerte.

— Gracias Sasuke, iré a ver a los niños, solo cuida mucho de Menma por favor— Naruto dejó un beso en los labios del moreno, se despidió de la pelirosa y comenzó a caminar rumbo a casa— mi hijo— susurró, las lágrimas no dejaron de correr y su corazón estaba a nada de salirse de su cuerpo.

— Naruto, espera.

— Es raro escucharte decir mi nombre— contestó cansado.

— Ven a mi oficina por favor.

Se encontraban cinco personas en esa oficina que era tan parecida y a la vez diferente de la suya, estaba Sarada, Boruto, Naruto, Sasuke y Sakura. Todos estaban tensos y no era para menos, la situación estuvo a punto de salirse de sus manos.

— Sarada, me alegro que te encuentres mejor— comentó el Uzumaki— ¿Para qué me trajiste aquí otro yo?

— Te ves cansado, siéntate por favor.

— ¿Entonces, qué es lo que quieren?

— Yo— comenzó diciendo el menor— yo lo siento mucho, solo quería ayudar a Menma y creí que Sarada podía lograr enojarlo pero no medí las consecuencias de lo estaba haciendo— cayó al suelo, su cordura desapareció y la culpabilidad golpeó a Boruto con todas sus fuerzas— lastimé a Sarada, a Menma e incluso pudo terminar en algo peor.

— Todos nuestros actos tienen consecuencia, lastimaste a alguien de tu equipo y no pensaste con claridad, como Hokage quizá te reprenderia pero como madre, estoy infinitamente agradecido con lo hiciste Boruto Uzumaki. Nos salvaste.

— Naruto–sama y en sí todos, igualmente quiero disculparme por lo que hice, me tomé las cosas demasiado personal, sentí que la vida para mi estaba siendo injusta y me enojé mucho pero, mi madre ha estado conmigo, me ha cuidado y ayudado en todo momento e incluso mi papá ha tratado de volver a formar parte de mi vida, así que lo lamento mucho— dijo la pelinegro.

— No te preocupes, entiendo lo te pasa y por más que hayas actuado de una manera que no te gustó, eres una niña y tienes derecho a equivocarte, pero como le dije a Boruto, siempre habrán consecuencias.

El hombre se acercó a los menores y los abrazó fuertemente, dejó un beso en sus cabezas y salió rumbo a casa.

— Minato, Boruto, mamá está aquí— llegó gritando el rubio, sentía miedo y ansias por ver a sus pequeños.

— ¡Mamá!— los niños gritaron al ver a su madre, no pudieron evitar llorar y de la emoción los tres se encontraban en un abrazo en el piso.

Eran reencuentros esperados, los niños y Naruto estuvieron hablando por horas, hasta que los tres ya no podían mantenerse despiertos, durmieron juntos y al día siguiente fueron a ver a Menma. Los menores, hijos de Naruto y Hinata y Sasuke y Sakura estaban trabajando en sus relaciones con sus padres para poder estar mejor.

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