3.- Nadie me cree

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—¡¡Aah!!! ¡¿no conoces la privacidad?! —grité al siguiente día al ver su rostro del otro lado de la ventana del baño, observándome fijamente bajo la ducha— ¡no tenemos la confianza suficiente para que me espies mientras me baño!

—Tú no eres Kill, ¿cómo te llamas? —interrogó con ojos juzgadores.

—Te lo diré si esperas a que salga.

Para mi suerte, era obediente. Salí de la ducha con ropa limpia puesta y secándome el cabello con la toalla.

—Bien, ¿dónde estás? —lo busqué por todos lados pero escuché de nuevo ese sonido de tierra siendo removida, por lo que corrí hasta el patio para confirmar mis sospechas— Ay no, las magnolias de mamá... —eran sus flores favoritas y estaban todas despedazadas por el jardín— se enojará mucho... —y yo también me enojé— ¿quién eres y qué buscas aquí?

—No es de tu incumbencia. —me calló la boca bajándome la valentía de una sola frase.

—E...estás en pro...propiedad privada y eso es ilegal. —dije con un tono más sumiso, sí que daba ternura.

—Puedo hacer que deje de serlo. —amenazó acercándose a mí con un par de manos afiladas cuál garras.

—Qué demonios... eres un... —retrocedí de un salto.

—Soy un asesino. —respondió fríamente sin parar de caminar hasta mí.

Mis piernas no me fallaron y Koko ya se había metido a la casa.

—¡Corre, corre, corre! —me decía en mente sin parar de acelerar— encierrate, no permitas que te atrape, esto es como en esas películas de terror, voy a morir, nadie sabrá de mi hasta que encuentren mi cuerpo hecho pedazos en algún pozo, quizás por eso estaba escarbando en el patio, ¡pronto seré la comida de las plantas!

Toda mi maratón valió para nada una vez que me atrapó dentro de mi propia recámara. Sólo quería que todo acabara rápido.

—¡¡Por favor, que no sienta nada, hazlo rápido y sin dolor!! —lloré pensando en la vida de mierda que tuve, sólo iba a extrañar a Koko.

—No eres mi víctima. —aclaró el sujeto soltándome —Vas a ser mi pareja.

Tenía que ser un chiste de mal gusto que un asesino de costumbres extrañas me dijera eso.

—¿Tu qué? ¿porqué? ¿porqué yo? ¿quién eres?

—Espera. —puso sus dedos en mi boca para callarme mientras contestaba su celular— ¿Alo? sí, estoy ocupado. —su gesto de molestia era algo nuevo, era la primera expresión de emoción notable que hacía —¿No puede ser después? —hizo otra pausa y suspiró — ya voy. —colgó separando sus dedos de mí y guardandose el móvil— Vendré en otro momento, hasta luego.

Se alejó tan rápido que apenas pude escuchar el abrir y cerrar de la puerta principal.

—¿Qué acaba de pasar?

Cada vez era todo más extraño.

—Cariño, ya llegué. —saludó mamá entrando como si nada —¿Sabes qué le pasó a mis flores?

—¡¡Mamá!! ¡el zombie me pidió matrimonio!

—Ya está, te llevaré al psiquiatra... —dijo harta, marcando a emergencias.

—¡¡Nooo!!

¿Quién duerme en mi patio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora