20.- Quiero hacerlo felíz

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—¿Este es el famoso Killua? Es sólo un niño. Me lo imaginaba más intimidante. —Criticabas en tu cabeza.

—No tienen que ponerse a la defensiva. No estoy aquí por ustedes. —Tranquilizó Illumi demostrando que no tenía intenciones de atacarlos, debido a su actitud neutral.

—¿Quién eres tú? —Te preguntó Killua con cierto interés ahora que sabía que venían juntos— ¿Trabajas con mi hermano?

—¡Su cabello también es blanco! —Obvió el moreno, a la vez que te pedía permiso para cargar a Koko. El perrito olió su mano y después lamió su mejilla, moviendo la cola.

—Increíble. Koko no suele tomar confianza así de rápido. Debes ser una muy buena persona. —Confiaste entregándole tu mascota un momento. Luego respondiste la pregunta de Killua— Soy cónyuge de tu hermano. —afirmaste en un momento de alarde que aún sin ser del todo cierto, ya era casi un hecho.

—¡¿Cónyuge?! ¡¿Mi hermano se ha casado?! ¡¿Porqué no me invitaron a la boda?! —reclamó Killua sintiéndose ofendido.

—No hubo boda, pero sí luna de miel. —aclaró Illumi con total imprudencia— Creo que así se le llama cuando tienes relaciones después de casarte.

—¡Ay! ¿Porqué no eres mudo? Maldita sea. —te avergonzaste ocultando tu rostro con tu cabello.

—Veo que aún estás con tu... amigo. —dijo Illumi dedicándole una mirada juzgadora al peliverde.

—Sí, aún estoy con Gon, ¿y? Tú tienes pareja, lo cuál involucra un tipo de relación más fuerte que una amistad. —respondió Killua, haciendo que su hermano mayor quisiera provocar un conflicto.

Al ver la mano de Illumi dirigirse a una de las agujas de su ropa, lo detuviste tocando su hombro, haciéndole una cara de capricho imposible de ignorar.

—Oye, Illu, ya sé que quiero comer. ¿Me puedes ir a comprar una pizza con muuucho peperoni y doble ración de queso?

El asesino dió la vuelta y se alejó a paso tranquilo sin decir nada, aliviando la tensión del encuentro.

—Increíble... —murmuró Killua, impactado con aquella escena— Ni siquiera lo dudó y te obedeció de inmediato. Lo tienes dominado. ¿Cuál es tu secreto?

—No tengo ni puta idea, pero me hace caso.

—Oye, ¿Cómo le haces para no querer salir huyendo del desquiciado de mi hermano? ¿No te ha torturado o clavado alguna de sus agujas?

—Todo lo contrario. Prometió no hacerme daño. Honestamente creí que no serviría de nada. Me asombra que sea fiel a su palabra.

—Eso es verdad. Él mismo me enseñó que cuando un Zoldyck hace un juramento, lo cumple sin importar que su vida esté en riesgo. Yo le prometí a mi padre que nunca traicionaría a mis amigos. Por eso estoy con Gon. —señaló con la mirada llena de brillo.

—Gon... —Observaste a su amigo jugando con tu mascota, comportándose de la misma forma canina. —¿Esta rascándose la oreja con el pie?

—Ah, sí. Y también es bueno olfateando cosas, debió ser un perro en su vida pasada.

—¡Te escuché! —gritó haciendo un tierno puchero.

—Es tu culpa por ser tan baka. —se burló Killua con un leve sonrojo en las mejillas, como si disfrutara al hablar con su amigo.

—Este chico es diferente. —analizaste comparándolo con los demás Zoldyck— No es tan frío como sus otros hermanos. Ya veo porqué Illumi rechazaba hablar sobre él. Es porque Killua decidió dejar el negocio familiar para estar con sus amigos, para vivir a su modo. Es un alma libre y es feliz.

—¿Pasa algo? —preguntó el otro albino en vista de tu rostro pensativo.

—Me gustaría hacer felíz a Illumi, como tú y tu amigo.

—¡¿¿Aah??! ¿Lo dices en serio? —La expresión de Killua parecía más de horror que de felicidad— Bueno... Si ya lograste lo más difícil, que era casarte con él, quizás sea posible verlo sonreír o yo qué sé.

—También eres una buena persona, debajo de esa fachada de rebeldía.

—Eso es lo que siempre le digo. —reafirmó Gon, abrazando al albino por la cintura.

—Bien, ya debemos irnos. —se despidió Killua antes de incomodarse con tantos cariños y cumplidos— ¡hasta luego!

Los chicos se alejaron dejándote una sensación agradable al haberlos conocido.

—Te salvaste del castigo por esta ocasión. —Regañaste a Koko, que bajaba las orejas disculpándose.

Te diste la vuelta para buscar a Illumi y notaste que ya estaba a tu lado sin nada en las manos.

—¿Y mi pizza?

—¿Qué es peperoni?

—Ay, cabrón...

¿Quién duerme en mi patio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora