Capítulo 1

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Natasha POV

—¿Todavía lo tienes puesto? —los dulces ojos de mi hermana me ven con reproche y mucha simpatía.

—No podría quitármelo—susurre.

—Max tiene casi cinco años, es hora de dejarla ir.

—Ojalá fuera tan fácil—su mano busca la mía sobre la vieja mesa de madera de la cafetería que frecuentamos desde que éramos unas niñas.

—No las estás traicionando ni nada por el estilo, simplemente estás siguiendo el curso de la vida.

—Estuvimos casadas por diez años...

—Y ella murió, Nat.

—¿Tenemos que hablar de esto?

—Regresaste a la que es casi tu ciudad natal después de muchos años para comenzar de cero, quitarte la sortija viene en ese cambio.

—Claro que no. Quiero una vida lejos de lo que me recuerda a ella y quiero que mi hija esté con una versión más viva de mí. Por eso vine, no a buscar compañía. El anillo mantendrá alejada a la gente.

—Eres tan joven, eventualmente tal vez el amor llegue de nuevo a ti, aunque le cierres la puerta—suspiro ante las palabras de Yelena.

Veo a mi pequeña dormir en el carro de bebés. No se acuerda de Wanda, tenía dos meses cuando fue arrebatada de mis manos.

Los ojos se me aguadan ante el recuerdo de mi difunta esposa.

—Soñamos tanto tiempo con una familia, con ser mamás y me mata la idea de que alguien más la reemplace.

—Cuando Max esté en edad le podrás explicar todo lo que necesite ser explicado. Ahora sólo entiende que mami se ve triste a veces.

—No juegues sucio—advierto.

—No lo hago, pero no debes pasar por alto el hecho de que ella lo siente—dice—. Sestra, el luto no puede cubrir toda tu vida. El universo hizo esto por alguna jodida razón, pero no es el fin. Te lo prometo.

—No sé que sería de mí sin ti, Lena. Gracias.

—Te debo el que me cubrieras tantas veces con mamá.

—Aun lo sigo haciendo—se echa a reír.

—Sigue creyendo que Maria al ser una agente del gobierno que se muda constantemente, un día logrará convencerme de irme con ella lejos de aquí.

—¿Es factible? —vuelve a reír.

—Para nada. Tengo mi propia empresa de ropa y una casa maravillosa. No dejaría lo que me ha costado lágrimas, sudor y sangre por una aventura con una sexy agente. Lo que soy está aquí.

—Lo que soy está aquí—apunto a mi hija.

—Corrección, una parte de lo que eres está ahí. El ser mujer no se reduce exclusivamente a ser madre. Hay tantas facetas tuyas que una no puede definirte.

—Siempre te dije que debías estudiar psicología.

—Mis clientas pagan el alto precio de mis prendas porque la terapia viene incluida—reímos.

—Necesitaba esto—digo con sinceridad.

—¿Ya sabes qué harás?

—Necesito inscribir a Max en el preescolar y comenzar a buscar trabajo.

—Muchos matarían por tener a una profesora con dos maestrías y un doctorado y medio.

—Mientras no el segundo doctorado no este terminado, no cuenta—digo—. Y dudo terminarlo pronto, debo asentarme primero.

ÁnimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora