Arnos Voldigoad el Rey Demonio de la Tiranía, rencarna una vez mas con la esperanza de que en un futuro todo se encuentre en paz, al renacer en un tranquilo país llamado Japón toma la decisión de vivir una vida normal sellando sus recuerdos y disfru...
Era un día normal en la cuidad de Kuoh, todos los que residían en la casa se preparaban para ir a la academia, y no faltaba nadie, pues las chicas de Arnos para aprovechar el tiempo se bañaron junto a el, para cualquier hombre que lo hubiera visto esa escena lo consideraría un paraíso, y si sus padres lo hubieran visto no habrían dudado en pensar que serian abuelos muy pronto, pero eso no era lo importante pues ahora todos se encontraban en la entrada.
Lilith—Albedo suelta a Ise, tenemos que irnos—ella estaba luchando para que Albedo soltara su agarre del chico mientras lloraba.
Albedo—Pero, pero no quiero que Arnos-sama se vaya no podre soportarlo—sus ojos parecían los de un perrito triste pese a que parecían los de un dragón pero aun así se veía adorable haciendo esa escena.
Arnos—Albedo debemos irnos almenos te daré esto así que espérame—el sin escrúpulos beso a Albedo que parecía derretirse, mientras que las demás lucían celosas en especial las chicas del sequito Gremory.
Aeropuerto de Kuoh Japón
Saliendo desde la zona de embarque del aeropuerto dos jóvenes chicas miraban todo el lugar una llena de nostalgia y la otra llena de curiosidad y emoción.
¿??—Es bueno volver después de tantísimo tiempo—una hermosa joven de piel clara un largo pelo castaño-anaranjado y unos ojos color avellana sonrió con gran nostalgia, vestía una camisa color blanca y una falta larga de color azul, su figura era una bastante normal pero no por eso era menos atractiva, llevaba una maleta con un contenido incierto.
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¿???—Oye Asuna-Nee-san, debemos buscar un hotel—la pequeña chica de piel pálida de pelo purpura tenia el cabello casi igual de largo que el de su hermana, en si cabeza llevaba una diadema roja que evitaba que su cabello callera por su cara, vestía una sudadera color obsidiana pálido que cubre su pecho aun en desarrollo, su falda le llegaba hasta las rodillas y en su rostro mas específicamente en sus mejillas tenia hoyuelos y unos grandes ojos color rojo con un toque ligero purpura.
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Asuna—No te preocupes Konno-chan, lo haremos luego ahora quiero ir aun lugar—ella guio a su hermanita hacia los taxis donde tomaron el primero indicándole la dirección a la que debía ir.
