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-No es tan malo...- Pete en su habitación miraba el uniforme tendido en su cama, ladeaba su cabeza con algo parecido a una sonrisa en el rostro, a la vez que ojeaba como por quinta vez la carta. Lo habían admitido en una nueva escuela.

-Yo creo que sí-- su amigo, que estaba tirado en la alfombra de su habitación plácidamente, viendo cómo Pete creía que la carta era un tipo de oportunidad del destino o algún tipo de código que anunciaba el día de su muerte, no trataba, en lo absoluto, de tranquilizar al menor.

-seguramente me van a ignorar ... Eso sería lo mejor- Bueno, para pete lo mejor sería que nada de esto le estuviera pasando, pero ya que al parecer no tenía opción, por supuesto que era mejor que los niños ricos lo ignoren.

-si tomamos en cuenta, que sino te tomarían cómo saco de boxeo; más te vale que sea así- Porsche no quería que su amigo lo dejara, se iba a ir, así como si nada, ahora quién lo iba a ayudar con sus tareas...

-Porsche- Pete le reprochaba al mayor con la mirada.

-Pete- dice Porsche utilizando el mismo tono que el pelinegro, mientras parpadeaba más veces de lo normal y ladeaba su cabeza hacia izquierda como una especie de mueca que dios sabrá que quería decir.

-bueno ... Igual y no es tan malo como el uniforme que te van a obligar a usar- Para Porsche el uniforme era feo y, de hecho, cualquier cosa que fuera obligatoria lo era, así que decidió ignorar al fastidiado Pete, y ponerle un poco de chiste a la situación, porque el uniforme si que era una broma de mal gusto.

Pete tomó el saco del uniforme que se encontraba ya listo en una percha y camino hacia el espejo poniéndo el uniforme frente a él como si lo estuviese usando, intentó pintarse la situación lo mejor posible y sonreír frente a lo que parecía ser una especie de superación según su abuela.

-No recuerdo haber usado algo tan "elegante" en toda mi vida- Pete estaba viéndose al espejo y de pronto solo se encontraba pensando en lo que podría pasarle estando ahí... Claro que podían ser cosas buenas, podría encontrar amigos y estar bien, pero por alguna razón algo le decía que no sería así. Su intento de sonrisa fracasó y sus hombros se encogieron más de lo normal, casi suelta un suspiro de frustración, pero antes de dejarlo ser, se dio cuenta de que talvez su actitud era lo único que arruinaba esa gran oportunidad.

Porsche no parecía escuchar a Pete en lo absoluto, solamente se puso en pie y camino hasta la ventana que daba justamente a la calle principal, con un dedo movió la cortina hacia un lado y se acercó aún más al vidrio de la misma, mientras observaba activamente como los diferentes grupos de la futura escuela de su amigo pasaban creyéndose dioses.

-Bienvenido a su mundo- Porsche siempre acostumbraba a dar respuestas tardías, está vez se encontraba ido en la ventana.

Pete se acercó a él con la intención de ver que era lo que su amigo espiaba tanto, estaba viendo pasar a los jóvenes adinerados que seguramente sobornaban al director del centro, algunos pasaban en autos de lujo, otros en motocicletas y algunos otros parecían ir andando hacia diferentes direcciones, pero si había algo que tenían en común, eso era el dinero.

-Mi abuela está emocionada- menciona de la nada, a la vez que voltea su rostro hacia Porsche, quién todavía se encuentra observando a los muchachos adinerados.

-demasiado diría yo- Porsche le contesta al momento de voltear a ver a Pete directamente por un momento.

-pero bueno, eso ni siquiera es tan importante como saber quién rayos fue- interviene el mayor nuevamente a la vez que se aleja de la ventana y se lanza con gran drama a la cama recién ordenada de Pete.

Al instante el pelinegro se frustra al ver como su cama estaba totalmente arrugada nuevamente, pero decide ignorarlo y solamente se voltea hacia la habitación y se recuesta en el borde de la ventana de brazos cruzados observando como su amigo desordenada todo a propósito.

-al principio creía que era falsa- Pete de hecho lo seguía creyendo, pero tenía que aceptar que su abuela le estaba lavando el cerebro con su tan determinante emoción de que el fuese a estudiar allí.

-pero no- dice Porsche, al mismo tiempo en que toma la carta de la mesa de noche y golpea la hoja con su dedo índice.

-la cuestión es...- Cuando Porsche por fin parecía contribuir de manera seria a la conversación fue abruptamente interrumpido por un grito de la abuela de Pete.

-¡Pete!-- el pelinegro apostaba a que el grito se había escuchado en toda la calle, pero ya era una normalidad que había aceptado por su bien.

-¿Quién te quiere en esa escuela?- de repente Porsche sono serio y parecía realmente apresurado, tomo su mochila, mientras intentaba comer una barra de granola al mismo tiempo, le dio una última sonrisa burlona a Pete y salió por la puerta sin más.

-¡Porsche!- maldito, siempre hacia eso. Camino hasta la puerta tratando de alcanzarlo pero solamente logro escuchar sus pasos en la madera crujiente de las escaleras y dio por sentado que se había largado.

A lo largo lo escuchó despedirse de su abuela y la puerta cerrarse con fuerza.

Pete realmente se había quedado con una espinita sobre lo que decía Porsche, era muy inteligente aunque tratará de demostrar lo contrario.

-¡Pete!- su abuela lo saco de sus pensamientos con otro grito que todavía le retumbaba en los oídos, dio un brinco del susto, pero al instante se recuperó y camino hasta bajar las escaleras.

GREEK GOD - [VEGASPETE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora