GREEK GOD - [VEGASPETE]

012

Pete solamente había dejado su mochila un momento, el profesor Tankhun quería comentarle unas cosas sobre el trabajo y decidió ir sin su mochila, una mala decisión de su parte.

Dios, solo le dió la espalda a esos malditos como cinco minutos y habían desaparecido su mochila. Al mirar su pupitre y notar la obvia desaparición rápidamente su mirada pasó hacia el fondo del aula, donde estaba Vegas y su grupito de amigos falsos. Se reían e ignoraban su mirada sobre ellos.

Estaba seguro de que Vegas la tenía, llevaba días molestándolo más de lo normal, no tenía ni idea de por qué, pero sentía la mirada del pelinegro en la cafetería, el campo, pasillos o cualquier lugar donde pudiese encontrárselo. Era como si se burlara de él tan solo con la mirada.

Ahora era su mochila.

Pete respiró profundo y se encaminó hasta donde se encontraba Vegas.

—No me importa nada de lo que tengas que decir, devuélveme mi mochila— todos voltearon hacia Pete en cuanto comenzó a hablar de manera tajante al grupito de Vegas.

—este idiota...— comentó Time, con cierto tono de burla hacia Pete y la actitud que estaba tomando hacia Vegas más que con el resto de ellos.

—no voy a decirte nada, voy a enseñarte— habló por fin Vegas, mirándole detenidamente, con un semblante divertido y a la vez satisfecho.

—devuélveme la maldita mochila— dijo Pete ya desesperado por la situación y la risita burlona del pelinegro.

—¿Qué dices Vegas? ¿Le decimos dónde está?— ésta vez fue Kinn quien intervino, mientras se apoyaba junto a Vegas, e igualmente miraba a Pete con burla.

—quizás una pista— comentó Tem, también divertido con la situación.

—el lugar donde las princesas lloran— habló Vegas, ya no tan risueño como antes, mirando a Pete fijamente con un semblante serio y oscurecido.

Vegas sabía que eso era suficiente para hacer que él se diera por vencido y caminara por sí mismo hacia el lugar por el que había llegado y no solo eso, no; Vegas sabía que era suficiente su mirada sobre él para hacerlo salir del aula y hacerlo caminar hasta lo más recóndito del gran instituto solo para no ser encontrado por esos ojos.

Por eso lo miraba como solía hacerlo, Pete estaba seguro.

Pete salió corriendo del aula sin intentar tener algún tipo de contacto visual con Vegas. Había entendido la estúpida pista.

Cuando logró llegar a los baños corrió a revisar cada uno de los cubículos hasta llegar al último, en donde se encontraban todas sus pertenencias.

—maldito hijo de puta.

Todos sus cuadernos estaban rempapados en un escusado dentro del baño de hombres, esto tenía que ser una jodida broma.

Todos sus apuntes, revisiones, todo estaba ahí, imposible de salvar.

—¡Pete, qué fue lo que ocurrió!— la voz de Arm se escuchaba agitada y preocupada.

Sus pasos se oían cada vez más cerca, pero Pete no respondía.

Había acabado en una orilla, sentado... Esperando que un milagro pudiera ocurrir. Sabía que su amigo solamente quería ayudar, pero no quería hablar y terminar llorando frente a él.

Arm suspiró al encontrarlo, para luego hacerse al lado del contrario, adoptando la misma posición.

—es gente difícil, lo sé— comentó Arm, entendiendo la situación que estaba pasando su amigo.