GREEK GOD - [VEGASPETE]

007

Estando sobre el asfalto frío y húmedo de aquella calle solitaria en la que lo habían golpeado hasta acabar con toda su fuerza, pudo sentir lágrimas llenas de frustración y rabia salir sin su consentimiento,
Pete realmente no sabía cuánto tiempo había pasado, solo sabía que el silencio era lo suficientemente terrorífico para querer levantarse, pero su cuerpo no respondía como quería que lo hiciera, cada movimiento era un dolor inmediato.

No se veían señales de vida cercanas a él, no había nadie que pudiera ayudarlo, solo él y sus pensamientos que trataban de hacerlo parecer el culpable ante las acciones de esos animales. Pete sabía que eso iba a pasar, que tarde o temprano los iba a hacer llegar a este punto, pero también era consciente de que no era su culpa, Pete solo había tratado de defenderse, nada hubiera pasado si ellos no hubieran iniciado con esa estúpida actitud.

Pero ahí se encontraba, llorando, siendo débil. Y Pete no quería serlo, no quería darles el poder de hacerlo caer como el más frágil, no les iba a dar el poder de lastimarlo.

Estaba rindiéndose, solamente tratando de calmar su respiración agitada por la forma en que lloraba en contra de su voluntad, con todas sus fuerzas trató de llegar a sentarse, impulsandose un poco con sus manos para lograrlo. Hacía muecas de dolor por cada movimiento, estos, por pequeños que fueran, dolían como el infierno y Pete sentía que no podía, pero lo logró, ahora ya no estaba tirado como basura sobre la calle, ahora todo su cuerpo dolía mucho más y Pete odiaba eso de él, ¿Por qué tenía que ser tan frágil? En serio se odiaba por no haber podido detenerlos, defenderse...

Miró a su alrededor, quizás ese era el momento en el que se había sentido más solo y miserable en toda su vida, suspiró e inclinó su rostro sobre sus rodillas que se encontraban recogidas para poder autoabrazarse con el fin de sentirse más a salvo y esperar que el gran dolor pasara al menos un poco para poder levantarse e irse de allí.

—estúpido, estúpido, estúpido, estúpido, estúpido— se susurraba a sí mismo con una voz llena de odio y tristeza, de manera entrecortada, aún con el rostro escondido en el abrazo a sus rodillas. Solo alguien tan idiota como él lloraría en esta situación.

—deja de llorar, deja de llorar— ni siquiera se enteró de la forma en que sus pensamientos lo estaban ahogando lentamente hasta que lo gritó, era como un regaño para él, porque odiaba llorar, odiaba ser frágil, odiaba a esos animales y su vida, era como si todo siempre conspirace para que su vida se volviera una mierda, siempre que parecía que estar bien... Algo pasaba, esa era su maldita realidad.

Estaba ahí y solo sabía que sentía odio, de repente su voz ya no estaba y el silencio y la noche absorbían su atención, y solo estaba ahí y sabía que estaba lleno de ira y frustración.

De repente se comenzaron a escuchar pisadas firmes sobre el asfalto de esa calle que le hacia compañía a Pete como buen testigo silencioso y de la nada, frente a él se encontraba el pelinegro con el que tuvo la desgracia de conocerse.

—¿Vegas?— dijo Pete con voz baja y a la vez con mucho miedo y confusión de lo que habría llegado a hacer. El contrario no dijo palabra alguna, solo lo miró por un largo tiempo, Pete en serio no sabía cuánto tiempo pasaba y cada vez se sentía más desnudo ante aquella intensa mirada que lo acechaba con determinación.

—¿Que? ¿Vienes a golpearme de nuevo? ¿O vienes a burlarte?— soltó Pete sin miedo a ser golpeado, pues para él ya no podía ser peor.

—oh, ya se, talvez unas fotos... Podrías humillarme más de lo que lo has hecho junto a tus amigos—dijo lleno de rabia, mientras lo miraba a los ojos desde abajo sin prestar real atención a la reacción que el pelinegro pudiera tener.

—adelante, no planeo defenderme, puedes asesinarme si así lo deseas— Pete no le tenía miedo, él quería que Vegas supiera eso.

—eres un idiota, un estúpido— talvez eso último lo había dicho más para si, que para el chico que tenía en frente, pero no había forma de que el contrario lo supiera.