GREEK GOD - [VEGASPETE]

003

Pete se removía entre las sábanas tibias tratando de cubrir sus pies con desesperación, el frío era exagerado y se encontraba en un estado de abstinencia. No es que no quisiera salir de la cama, es que no podía. Sus ojos se sentían arenosos y pesados, su cabeza dolía y era muy temprano para él. Estuvo a punto de levantarse varias veces, pero las sábanas lo seducían tanto que se abalanzó sobre ellas nuevamente sin ánimo de nada, aún no podía abrir sus ojos y pensar en el desastre que seguramente el día sería.

Se quedó un momento solamente reuniendo la fuerza para iniciar el día, podía escuchar a los árboles removerse, algunas aves que cantaban... O se suponía que eso hacían, pero por alguna extraña razón los escuchaba más como pájaros pidiendo ayuda a gritos, además de una leve brisa que solo hacía a Pete querer dormir eternamente.

El día había llegado, la alarma se lo confirmaba. Estaba a punto de pasar la mayor vergüenza de su vida, pero también podía ser una buena oportunidad si es que era cierto.

Los gemidos de repente inundaban toda la habitación, eran pasionales y muy ruidosos, de ahí que los hubiera elegido.

Estiró su mano hasta llegar a la mesita de noche donde había dejado su celular el día anterior, apagó la alarma rápida y desesperadamente, porque los gemidos como tono resultaban ser la solución por excelencia para evitar una llegada tarde en el primer día de clases.

Después de, por segundos, temer por su vida, logró apagar del todo la alarma sin que su abuela subiera hasta su habitación para asegurarse de que no estuviera haciendo nada "raro".

No había podido hablar con Porsche después de su conversación, la verdad es que no sabía que le deparaba en ese nuevo instituto y su plática lo había dejado pensando. En su intento de preparación con Porsche, encontró que seguramente el más suave de los sobrenombres que iban a ocupar con él sería "el becado", porque sí, los ricos tienen algo así como un radar integrado que les dice si alguien es becado o no, o talvez solo hay chismosos que hacen correr rumores ciertos, pero qué más da, al final, de una u otra forma, terminan por saberlo... Y no es que le importe el hecho de ser becado o el hecho de que lo sepan, es más bien que le importa un poco llegar completo, por lo menos, a medio año.

De la nada sintió un poco de motivación por levantarse así que sin quejarse más, se puso en pie, ordenó su cama en la medida de lo posible y se dirigió al baño, se duchó rapidamente e igualmente se vistió, sin prestar real atención al uniforme pues le quedaba claro que probablemente sería la única vez que lo utilizaría, secó su cabello como de costumbre y decidió salir a desayunar algo para irse de una vez por todas y acabar con el estrés que tenía encima.

Cerró la puerta de su habitación tras de sí, y con su mochila en la mano izquierda, y tomando el barandal de las gradas con la derecha, deslizó su mano al ritmo en que iba bajando cada escalón hasta llegar al primer piso, se dirigió rápidamente a la cocina y antes de siquiera poder tomar algunos frutos secos su abuela apareció.

—¿Que rayos estás haciendo aquí? Es tarde— ella estaba exagerando sin duda, iba con 20 minutos de adelanto y su casa quedaba a 5 minutos del instituto, por supuesto que llegaría bien.

—No te preocupes, abuela... Voy justo a tiempo— él realmente no podía ser odioso con su abuela, así que le dio una sonrisa como las que ella siempre solía pedirle y trató de tranquilizarla.

Pete creyó que podía tomar sus frutos secos y comerlos pacientemente, pero su abuela, antes de llegar a estirar su brazo para llegar a la comida, lo llevó casi a empujones hasta la puerta.

—No vas a llegar tarde a tu primer día— dijo mientras abría la puerta y prácticamente lo lanzaba a las garras del tumulto de autos elegantes que seguramente iban camino a ese fastidioso lugar al que él también tenía que asistir.