14 | QUE BESA EL MAR

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POV SIALUK

Estos días he notado a Krasnyy menos ensimismado. Eso me tranquiliza ya que la semana que estuvo enfocado en recuperar su fecundidad, lo vi realmente triste. Parecía un niño herido. Lejos había quedado el omega fuerte y decidido que tenía aires de alfa y que me enamoró por completo.

Tengo tantos planes para nosotros y ninguno de ellos incluye un hijo. Necesito que él solito se de cuenta de eso. Necesito ser capaz de transmitirle que no me interesa nada más que él y su compañía, él y su amor hacia mí. Nadie en esta vida ha demostrado amarme como lo hace Krasnyy, mi hermoso amor, quiero cuidar su corazón y protegerlo de toda angustia.

Caminó despacio para fortalecer sus pensamientos y llegó a la botica del rojo.

Cuando ingresó, el aroma de su omega mezclado con los olores de los infantes, hizo dudar a Sialuk sobre la idea de no tener cachorros. Pero en el acto la bloqueó.

Él tiene otros planes para ellos dos y viene directo a proponérselos a Krasnyy.


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—¿Viaje en tren?

—Sí, amor, ¿Te gustaría?

—He oído hablar de los trenes, pero no conozco.

—Yo tampoco. Pero, dicen los que saben, que es algo único.

—¿Quién ha viajado en tren?

—Trueno, quién si no…

—Jaja, ¿Él ha hecho de todo?

—De todo, y ¡Un poco más!

—¿Y a dónde iríamos?

—A conocer el mar.

—Ya conocemos el mar, Luk.

—Conocemos un mar helado, Kras. Quiero que conozcamos el mar donde el sol se une con él. Dicen que saliendo de la nieve, hay un lugar donde el sol resplandece.

—Eso suena muy hermoso. El xolo siempre me hablaba de su tierra cálida.

—Otra vez nombrando a tu ex amante, ¿Tanto te gustaba él?

—¿Perdón? ¿Cuántas veces lo he nombrado? Esta debe ser apenas la segunda vez que lo hago…

—La segunda vez que nombras a tu xolo que te parecía un «lindo alfa».

—No es «mi xolo», ¿Por qué dices así?

—Porque tu voz suena distinta cuando lo nombras.

—¿Queeee? Jaja ¿Estás celoso??

—¿Era lindo?

—¿Qué?

—Contéstame.

—No sé Luk, ¿Qué clase de pregunta es esa?

—Una muy simple. ¿Era lindo?

—Sí. Lo era, bueno, lo es. No creo que haya muerto.

Sialuk lo miró como si fuera a explotar.

—¿Te gusta el xolo?

—¡Jaja, mi amor! ¡Esa carita de celos no la conocía!

—Entonces contéstame.

—No. No me gusta Uxmal.

—Ahhh... lo llamas por su nombre —golpeó la lengua contra el interior de su mejilla, en un gesto que Krasnyy jamás había visto.

—Sialuk, en serio, basta… no puedes estar celoso de alguien que no existe para mí, ni para ti, que forma parte de mi pasado más horrendo y del que quiero olvidarme cada día —Trató de mantenerse serio pero la cara de celos del alaskan era demasiado tierna.

—Bueno, tienes razón, pero, es que no puedo olvidarme la vez que lo nombraste por primera vez y dijiste «es un alfa lindo». En aquel momento esas palabras no significaron mucho pero ahora… me matan.

—Nadie es más hermoso que tú, mi bello amor.

—Entiendo que has tenido una vida antes de lo nuestro, pero, Krasnyy, me vuelvo loco cuando lo nombras...

—Sialuk, ya deberías saber que solo estás tú en mi vida. Eres mi universo entero. Y allí no hay cabida para nadie más.
Besó tiernamente a su amor que aun seguía un poco tenso.

—Ya lo sé. Perdón mi niño por dejarme llevar.

—Tú hablas muy poco de tus ex.

—Porque tú nunca preguntas.

—No es verdad. Sí lo he hecho. Y siempre has evadido el tema. Pensé que no tenías ganas de compartir esas cosas conmigo.

—Estás tratando de desviar el tema, Krasnyy. Estábamos hablado de tu xo... Perdón —se corrigió en el acto— del xolo... El idiota del xolo —acotó para sí mismo pero el omega lo escuchó.

Krasnyy le dio la espalda solo para que Sialuk no viera que le daba mucha gracia la cara de enojo que tenía en ese instante.

—No hay nada que decir de él. Ya sabes todo, fue alguien olvidable que pasó por mis sábanas en una época nefasta. No hablemos más de él. Yo te amo a ti.

—Yo más.

—Pero esta noche, Sialukito, cuando regrese a casa, me contarás todo, todito sobre tus novias.

—¿Sialukito?? Jaja, no tuve novias.

—¿Novios?

—Menos.

—¿Luk, ves como evades?

Besó a Krasnyy con su más hermosa sonrisa de conejo.

—No evado, es solo que no tengo nada para decir al respecto. Tú ya sabes todo. Tuve una que otra relación poco interesantes. Y ya las conoces, porque por más que digas que no te he contado, sí lo he hecho. Y cómo serán de poco importantes que ni las recuerdas.

—Eres el rey de la "evadisión".

—Jaja ¿Qué es esa palabra? No existe.

—Sí existe.

—No, Caramelo. Se dice, evasión.

—¿Cómo sería la frase correcta?

—Eres el rey de la evasión.

—¿Quién, yo?

—No, Kras... Yo. La frase correcta sería que yo soy el rey de la evasión.

—¿Tú?

—Sí.

—Gracias.

—¿Qué?

—Gracias por admitirlo.

—¡Krasnyy!

—Jaja, no te enojes, eres muy tierno.

—No me enojo. Ven amor, muérdeme con tu dientito «chueco» que mi marquita violácea, ya se está borrando.

Abrió su boca rosada y mordió el labio de Sialuk que empezaba a respirar agitado tras someterse al hechizo de besos del niño rojo. Éste concentró toda su atención en el cuello del alfa, lo mordió sobre la marca que se diluía y se rió sin levantar sus labios de la blanca piel del alaskan.

—¿Ya me marcó, mi «omegAlfa»?

—Sí —Bajó su cabeza y ocultó su mirada. Ese gesto de timidez de Krasnyy que lo hace ver como una hermosa criatura vergonzosa, deja a Sialuk, irremediablemente sin defensas.

—Te amo, Sialuk.

—Yo más, Krasnyy.

Separó solo su cabeza del abrazo para mirarlo y preguntar...

—Bueno, entonces… ¿Qué dices, niño rojo? ¿Nos vamos a conocer el sol que besa el mar?.










KRASNYYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora