21| REGRESO A CASA | KRASNYY

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Abrió sus ojos de cielo y se encontró con los rostros de los seres que más ama en esta vida

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Abrió sus ojos de cielo y se encontró con los rostros de los seres que más ama en esta vida.

Llevó sus manitas a los ojos y lloró desconsoladamente. Los lobos habían curado sus heridas pero la cortadura del párpado y sus muñecas aún seguían abiertas y sangrantes.

—Sialuk —fue lo primero que dijo— ¿Dónde está Sialuk?

Trueno lo abrazó con amor.

—Trueno, ¿Dónde está mi alfa? Llámenlo ¿Por qué no está aquí conmigo?

—Él no está aquí, Krasnyy. Se fue hace más de dos meses y no hemos podido encontrarlo.

—¿Dos meses?

—Ese es el tiempo que tú y él han estado afuera.

—¿Han pasado dos meses? ¿El maldito me tuvo encerrado dos meses?

—Krasnyy, cuéntanos todo. Algo sabemos por Sialuk, que nos contó que un xoloitzcuintle le avisó que tú regresarías con la shamanka. No entendemos qué es lo que pasó, tenemos vacíos grandes en la historia.

—Ese xolo, me raptó, y me aisló por estos meses... Fue una tortura.

—Kras, querido, iremos por el xolo. Esto no quedará así.

—No, familia, no se preocupen, yo creo... Creo, que lo lastimé seriamente.

—Cuéntanos todo, Krasnyy.

—Voy a contarles: Aquella noche en que subí a conectar mi alma con los seres celestiales, ignorábamos que el xolo nos había estado siguiendo durante todo el trayecto. Lo peor fue enterarme que sabía detalles tan privados de nuestras vidas que daba miedo.
Él sabía que Sialuk era mi alfa, que me había marcado y conocía datos muy precisos de esta aldea.

—Estuvo acá, Krasnyy, cuando ustedes estaban de Luna Escarlata —la voz áspera de Zelenny, daba cuenta del fastidio que sentía por no haber advertido a nadie sobre aquella visita extraña.

—Sí, lo sé, me lo dijo en un horrible tono de burla, todo el tiempo se burlaba de mí, era muy cruel conmigo, nunca lo entendí, decía amarme sin embargo me trató tan mal. Fue horrible conmigo.
Cuando Maikoh cayó, él estaba escondido, por acá, entre nosotros. Créanlo, tal como les cuento.
Cuando trasladamos a la nena a la botica, él entró al sitio del accidente y embebió un trapo con la sangre de ella...

—¿Queeeee? ¿Para qué?

—Según él, era sangre que yo había tocado, y quería tener algo mío cerca de su corazón. Llevaba el trapo rojo pegado al pecho. Cuando me lo contó, no podía asimilar que estaba frente al ser más desquiciado del mundo. Lloré durante horas porque me sentí indefenso frente al monstruo.
Llegué a la conclusión que nada lo detendría, estaba deseoso de lastimarnos. Durante la ceremonia con mis angákkuit, estuvo observando todo. Tomó la distancia suficiente porque de haber estado cerca, yo no hubiera podido conectarme ni me lo hubieran permitido ellas.
No sé cómo, les juro que no sé pero el maldito supo el momento exacto en que Maikoh recibió el milagro. Y allí me arrancó del conjuro y dió inicio a mi pesadilla.

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