24 | HERIDAS

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Sialuk se encontraba prácticamente recuperado, sus fuerzas habían llegado con ímpetu después de recibir altas dosis de caricias por parte de su omega

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Sialuk se encontraba prácticamente recuperado, sus fuerzas habían llegado con ímpetu después de recibir altas dosis de caricias por parte de su omega.

Él le había ayudado a Krasnyy a higienizar su ojo quitando la sangre seca adherida a la piel. La llaga seguía abierta pero había dejado de sangrar hacía varios días. También le curó las muñecas y las vendó con amor y precisión.

—¿Te duele?

—Casi nada. No siento mucho dolor.

—Mejor así, no quisiera sumar más dolor a tu cuerpo cuando te muerda.

—¿Qué dijiste? —Krasnyy rió y entendió que el comentario audaz de su alfa significaba una sola cosa, él había regresado del letargo y su animal interno empezaba a reclamar atenciones.

Sialuk había arrimado su boca al cuello del rojo y su respiración se hacía acompasada al ritmo de los deseos por su chico.

—Voy a clavar mis dientes tan profundo que oirán tus gritos hasta los lobos de Trueno.

—¿Es una amenaza?

—Es una promesa.

El rojo sonrió con picardía recordando esa misma frase que él le había dicho a Luk aquella noche que se entregaron por primera vez al placer y la lujuria.

—Quiero escucharte jadear mi nombre hasta enloquecer. Te necesito Krasnyy, te deseo, me muero de amor, me muero por hacerte mío y comerte de a poco. Necesito reforzar el lazo…

—¿Qué te detiene mi amor? Tómame ya. Te deseo con locura.

Sialuk giró para observar con detenimiento a la hermosa criatura que ama con delirio.

—Eres el dueño de sus sueños, Kras.

Sus bocas se encontraron en una danza húmeda y deliciosa. Un beso suave, tibio, que le daba a sus bocas la oportunidad de reconocer sus sabores.

—Oh, mi amor, cómo te he extrañado, Sialuk. Si no te hubiera encontrado, si no hubiera llegado a tiempo, yo, yo-o e-estoy seguro que no estaría entre los vivos en este momento.

—Shhh, no digas esas cosas, me encontraste y…

Krasnyy no pudo continuar con la sesión de besos. Un huracán de recuerdos le llegó a su cabeza y rompió el abrazo dejando a Sialuk atónito.

—Necesito hablar, necesito sacar esto de mi cuerpo o terminará en desastre.

Luk se rascó la nuca y mordió el interior de su boca.

—Déjame que lo diga, por favor, llevo clavado esto en mi garganta desde que el xolo con tan solo unas palabras, rompió mi alma en pedazos.

—¿Qué te hizo mi amor? Lo odio tanto.

—Déjame que te cuente y no me interrumpas por favor o no tendré el valor de seguir, aunque me quiebre, tú solo escucha, necesito decirlo…

Sialuk asintió.

KRASNYYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora