Él jamás pensó que terminaría cayendo en un mundo dónde la música, las máscaras, el baile, la diversión y el sexo serían lo primordial.
Las tarjetas son su única opción para que el chico de ojos azules termine en una cama con él.
Pero Harry nunca pu...
Nick se alejó lentamente de mi cuerpo al escuchar la voz grave que seguía detrás a nuestras espaldas, me dió un último vistazo, me miró con esa mirada hambrienta y lujuriosa que conocía a la perfección. Notaba en sus ojos que aún me deseaba.
Después salió evitando la mirada de mi jefe.
Solté un largo y pesado suspiro cuándo por fin sentí que volvía a respirar.
- ¿Quieres explicarme que acabo de ver? - me tensé ante su voz, tomé aire y lo miré.
Su ceño fruncido y mirada confundida esperando una explicación.
Negué lentamente.
- Es difícil de explicar.
Bufó molesto - No te presionaré a contarme, sólo quiero advertirte que el hombre es casado y es mi próximo socio así que lo verás seguido. Necesito que me digas si algo está mal para hacer algo al respecto.
- Gra-gracias por preocuparse, pero todo está bien, enserio.
Apretó su mandíbula.
- De acuerdo - se dió media vuelta y lo seguí.
Cerré la puerta cuándo ambos estábamos dentro de su oficina.
- Me retiraré temprano el día de hoy así que saldrás temprano - avisó.
- Está bien.
Me miró analizando mi rostro - ¿Seguro que estás bien?
Mi corazón comenzó a latir frenético.
Se escucharon unos golpes en la puerta.
Me levanté y la abrí evitando su pregunta. Me tensé cuándo miré a Nick entrar. Me guiñó uno de sus ojos de manera descarada. A su lado venía otro hombre, pero éste era mayor. Se sentaron frente al escritorio de mi jefe.
Tomé aire.
- Ven a mi lado, Louis - a regañadientes me acerqué poniéndome de pié mirando hacía el suelo - Él es mi asistente personal Louis Tomlinson. Louis, él es el Señor Gastón Mackey y el Señor Nick Grimshaw - presentó.
- Es un placer, Joven Tomlinson - habló el Señor Gastón, era un hombre mayor, pero muy bien conservado.
¿Su padre? ¿Su suegro?
- Un gran placer - me enderecé al escuchar su voz. Asentí a ambos de manera educada.
Todo el resto de la pequeña reunión permanecí quieto escuchando con la mirada en el suelo.
Podía sentir su intensa mirada en mí.
- Entonces así quedamos, es todo por hoy, espero verlos mañana.
- Por supuesto, Señor Styles. Que tenga un buen día.
- Igualmente.
- Fué un gusto hacer tratos con usted - su voz me producía náuseas.
Él ofreció su mano y mi jefe la tomó en un apretón nada amigable.
Se soltaron y después me disparó una última mirada antes de irse.
Cínico
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