Lo que pudo ser

Capitulo 3: Distanciados.

¿Cuánto habrá pasado? Tal vez un par de días, una semana... los días pasaban y yo seguía esperando que me dejaran ir, todos los días llegaban a hacerme preguntas hasta dejarme inconsciente o me exigían crear runas nuevas las cuales no siempre podía realizarlas, castigándome severamente.

Estaba preocupada, esperaba que Alec y Jace hubieran salido de este lugar, o que estuvieran mejor de lo que yo me encontraba... ¿Que le habrían hecho a Isabelle? ¿Estaba atrapada aquí hace más tiempo?... no podía pensar así, tenía que pensar bien mi próxima movida.

Mis manos estaban en carne viva por forcejear tanto el metal, mi espalda adolorida por dormir en el suelo y un dolor de cabeza constante por quedar inconsciente, los golpes recibidos, caídas al duro suelo de la celda y el constante frío a que era expuesta. A estas alturas tenia una mano que estaba libre podía meterla y sacarla de la esposa, pero la izquierda seguía atrapada, tal vez si se acercaban mucho...

Un ruido de metal me hizo ponerme atenta, la puerta se abrió y se asomó el chico del instituto vestido con ropa casual con el cinturón de armas colgándole de la cintura, se veía sorprendido ¿acaso no sabía que estaba aquí?

-Terminamos con esto- dijo a nadie en concreto, cambiando su expresión a neutro.

Saco una daga de su cinturón haciéndola girar en su mano, mi corazón se aceleró, el terror y el pánico querían surgir. Se acercó medio vacilante hacia mí y cuando estaba lo suficientemente cerca para enterrarme la daga, detuve su mano con mi mano libre, le quité la daga y mientras el buscaba otra, rápidamente lancé la daga hacia su pecho.

Mi puntería no era la mejor, pero se clavó cerca de la clavícula haciendo que se retorciera.

Mientras el se sacaba la daga ensangrentada intentaba sacar la mano izquierda con toda mi fuerza. Ya estaba por salir cuando el chico se abalanzó sobre mi, intente correrme hacia el lado contrario, pero fui muy lenta, me había hecho un corte profundo en el brazo derecho. Hice mi ultimo esfuerzo tirando hacia abajo dejando libre mi mano. El chico volvía a acercarse a mi, no le costó nada darme un golpe en la cabeza dejándome en el suelo.

El se acercó y tiro de mi pelo hacia lo profundo de la celda, pero a penas me soltó di una patada hacia sus piernas haciendo que cayera, intente correr, pero estaba muy débil, el logro alcanzarme haciéndome caer al duro suelo de piedra golpeándome fuertemente en la mejilla. Entre golpes y patadas me lo saqué de encima dándole un rodillazo y corrí de nuevo hacia la puerta, no me detuve cuando un dolor punzante atravesó mi espalda, tenía que correr. Al atravesar el umbral de la puerta la cerré con fuerza aventurándome hacia los pasillos.

Isabelle había estado hablando todas las tardes con Aline, yo no dejaba de pensar en volver a casa, volver con Magnus a nuestro departamento. Me había rehusado en volver al instituto hasta que Jace y Clary estuvieran libres, pero ¿Quién sabe cuánto más los retendrían?

Mi padre había intentado de hablar con nosotros, pero yo todavía no estaba preparado para oír lo que tenía que decir, la relación con mi madre iba de mal en peor, como consecuencia mi madre se quedaba en Alacante hasta que mi padre metía la pata -lo cual era muy seguido- y nuestra madre volvía diciendo que necesitaba un respiro. Sabíamos de la separación después de la muerte de Max, pero esto se había transformado mas bien en una pelea de bandos, solo que nosotros no sabíamos de que iba.

Los secretos en la familia aumentaban, el mundano amigo de Clary y el ex novio de mi hermana había vuelto a medias, Simon seguía sin recordar todo lo ocurrido, pero mi hermana seguía intentando constantemente en ayudarlo. Cuando recién habíamos entrado Aline le había preguntado a mi hermana qué tal su relación e Isabelle intento decir lo más breve posible lo que había pasado con el, ella nunca lloraría en frente de Aline por mucho que fueran amigas no quería su compasión pero yo era consciente de su sufrimiento.

-Tierra a Alec, ¿nos estás prestando atención?

-¿Que?- dije mirándolas, seguíamos caminando por una de las calles, ellas me miraban con una sonrisa cómplice.

-Te dije que no nos prestaba atención- dijo Isabelle acercándose aún más a mi- te estábamos diciendo que ya deberías ir.

-¿A donde quieres que valla?- pregunte confundido- ¿querían un tiempo de chicas o algo así?

-¿Sigues en la luna o que Lightwood?- dijo Aline acelerando el paso para quedar frente mío- Jace acaba de pasar corriendo hacia allá, ¿no vas a ir por el?

-Es solo una pregunta, es que has estado esperándolo toda la semana- dijo Isabelle extrañada.

-¿Por donde lo vieron?- pregunte mirándolas y apenas Aline me apunto la dirección corrí a encontrarme con el.

Había dado miles de vueltas a las oficinas, salas y estudios, nada, Clary no estaba por ningún lugar, me había pasado casi todo un día, solo parando una vez para ir por provisiones a la casa de los Lightwood, siendo esto no muy fácil ya que intentaba que me vieran la menor cantidad de personas. Ya me dirigía a las celdas subterráneas, el sector más difícil del Gard, entre los pasillos y puertas era toda una trampa mágica diseñada para confundir al que entraba, las personas que trabajaban ahí habían estudiado cada sector y no salían sin un mapa, ya que era muy difícil- y casi imposible- salir.

Cada pasillo me resultaba igual al anterior, contaba cada vuelta, cada recta que había pasado. Cada vez se me hacía mas parecido a las celdas de la ciudad silenciosa, pero tenía fe que de aquí han habido personas que han salido.

Seguía mi camino sin dejar de tocar las paredes, aunque tenia un muy buen sentido de dirección ya se me estaba haciendo difícil recordar como era el patrón para salir, muchas historias decían que el laberinto cambiaba para no dejar salir a los prisioneros y a los nefilim de alma pura les dejaba salir.

Al ver otra corrida de puertas las intente de abrir una por una, sin lograrlo.

-CLARY -grite a ver si escuchaba algo, aunque fuera un suspiro para darme una señal.

Momentos después de alejarme de las puertas oí pasos a la distancia, una persona corriendo y una respiración agitada, tal vez por correr, me pegue a la pared y quede en un rincón a esperar al que viniese. Luego de unos instantes una figura masculina estaba frente de mi, lo reconocería en cualquier parte, con sus ojos azules voltio a verme...