Capítulo 16

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Maddie había podido jurar que observó la escena en cámara lenta.

La puerta cerrándose por fuera, el hombre tomando el arma justo después de aventarlos al suelo. Louis poniéndose de pie mirando a la rubia a su lado mientras negaba lentamente.

Ni siquiera pudo notar en qué momento los ojos del ojiazul se posicionaron al frente. No escuchaba nada, y simplemente lo miraba sin entender, todo parecía sentirse como el mismo vacío en el que había vivido siempre dentro de esa iglesia.

Observó sangre salpicar sobre su pecho, y luego, más sobre su cabeza.

Dos balas.

Una en su cabeza, y la otra en el corazón.

Louis cayó al piso.

Sus ojos se quedaron firmes en el cuerpo tendido sobre el suelo antes de sentir una mano fuerte sobre su brazo, la cual la obligó a ponerse de pie.

Se levantó y caminaron lejos por varios caminos que en ese momento ella desconocía por completo; lloraba por entender todo.

Había perdido.

Después de jugar tantos años, al final había perdido.

Ella suspiró cayendo al piso nuevamente, un hombre nuevo frente a ella que no podía visualizar bien por las lágrimas atascadas en sus ojos. Su garganta seca sin poder pasar la voz, sus cuerdas vocales tensas y sus oídos sordos; ojos casi ciegos.

Luego, el sonido de un arma recargándose lo que la hizo volver a la realidad.

—A veces creo que no eres inteligente, dulce Maddie... —escuchó reconociendo la voz. —Buena muerte, querida futura e imposible esposa.

Finalmente, sintió la bala entre sus ojos.

Su espalda cayendo por completo al piso, perdió sus fuerzas y por alguna razón el disparo no dolía.

Tampoco dolía saber que Daniel fue quien la había matado.

Dolía saber que había muerto dentro de la misma iglesia que la mató siempre, y de la cual se había jurado salir un día para tener una mejor vida.

Su vista se volvió oscura una vez sintió un tipo de sueño pesado, el cual la obligó a cerrar sus ojos y después de eso, no sintió nada.

Luego de unos segundos, pensó que todo había sido un sueño. Abrió los ojos y lo primero que vio fue oscuridad.

Una habitación negra la cual estaba siendo iluminada por un pasillo y luz al final. Tal cual siempre imaginó.

Sin sentir miedo caminó hacia ese resplandor.

Lo peor había pasado.

Imposible morir en la muerte, pero lo creía posible después de todo. Vivir en la tristeza y desesperación no era vida, era muerte; y aun así después de eso, ella había muerto de nuevo.

La luz se metía entre sus ojos, lastimaba con insistencia y ella sentía que lloraba por la molestia.

Después de unos segundos tallando sus ojos, se acostumbró a todo.

Hacía frío, su vestimenta era blanca y observó al frente. Un lugar lleno de árboles, una pequeña casa blanca a la cual entró sintiendo el pasto húmedo bajo sus pies descalzos.

Una silla grande, la cual parecía un trono, libros por todos lados, los cuales iban desapareciendo a medida que ella seguía avanzando.

Un escritorio grande la sorprendió teniendo tres libros: dos grandes, y otro pequeño. Eso junto a una pluma.

Redeemer || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora